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Domingo, 4 de mayo 2025, 23:53 Comenta Compartir El Covirán pareció entregar definitivamente las armas y aceptar su descenso el sábado en la visita al Dreamland Gran Canaria. Los rojinegros
pusieron el colofón a una tarde horrible para el deporte masculino granadino, en la que el Granada Club de Fútbol se dio un tiro en el pie en sus aspiraciones de ascenso y el MLG perdió la
categoría en balonmano. Y lo hicieron de una manera seguramente descorazonadora para una afición que, si bien en su gran mayoría ya ha aceptado la realidad del descenso, sí que ha agradecido
cada partido en el que los suyos han dado la cara hasta donde le han dado las fuerzas y el talento. Un hecho que no se puede destacar de la cita del Covirán en el barrio de Siete Palmas,
donde la imagen rojinegra fue la de un convidado de piedra que, ante un rival obviamente superior, sencillamente pareció entregado a su suerte. La triste comparecencia del Covirán en la
trigésima jornada de la Liga Endesa deja ya al equipo granadino al límite en cuanto a sus opciones de permanencia, que podrían incluso agotarse la próxima semana si los de Pablo Pin no
logran vencer en la cancha del Casademont Zaragoza. No resultaba previsible un triunfo visitante ante un Dreamland Gran Canaria necesitado de ganar para seguir en los puestos de
'playoff' –el Covirán suma diez tropiezos seguidos a domicilio, donde no gana desde noviembre–, pero sí al menos que los de Jaka Lakovic no dieran la sensación de imponerse yendo
en tercera prácticamente todo el partido frente a un rival que, en cuanto se vio un tanto inferior –especialmente a la vuelta del descanso– pareció asumir que la victoria era un imposible.
Así, el choque acabó resultando absolutamente plácido para los claretianos, que firmaron una faena de aliño para sumar un comodísimo triunfo ante un enemigo sin fe y abatido prácticamente al
primer revés. AVISO «Tras el descanso, perdimos la concentración en varias jugadas», lamentó Pin en la rueda de prensa posterior al choque en la que, visiblemente descontento con alguna
actitud de los suyos, agregó que «hay que imitar al compañero que sale del banquillo, como puede ser el caso de Agustín –por Ubal– y que, cada vez que sale, aprovecha su oportunidad». «Ese
tiene que ser el camino para otros. Si no, pues tampoco podrán jugar más», deslizó, como evidente aviso a navegantes para la inminente recta final de la temporada. En esa línea, el principal
señalado por el técnico volvió a ser el escolta norteamericano Sam Griffin, quien por segundo partido seguido se quedó fuera de la convocatoria y, de hecho, ni tan siquiera formó parte de
la expedición rojinegra que voló hasta las Islas Afortunadas. Salvo cambio radical en los próximos días, no parece sencillo que Griffin recupere una posición preponderante en la rotación
rojinegra para las cuatro jornadas que restan de campaña. ACUCIADO La escasa competitividad del Covirán en Gran Canaria no permite ser ni un tanto optimista con las opciones rojinegras de
evitar un descenso que podría ser ya matemático incluso el próximo fin de semana, en caso de derrota en el Príncipe Felipe de Zaragoza. A diferencia de lo sucedido una semana antes, quizá
por no encontrarse al abrigo de su afición, pero también en derrotas precedentes fuera de casa, el plantel rojinegro no dejó en Gran Canaria la sensación de pelear hasta el final por evitar
el destino para el que parece marcado desde hace semanas. Craso error, pues perder duele, pero aún más lo hace el cómo se haga. Comenta Reporta un error