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Según un análisis de las tendencias financieras de la última década, la Gran Recesión de Estados Unidos dejó una carga duradera para quienes se esfuerzan por ahorrar para la jubilación, y el
daño ha sido especialmente grave para los hispanos. De acuerdo con una recopilación de los más recientes datos financieros disponibles que realizó el Center for Retirement Research de
Boston College, alrededor del 48% de las personas blancas corren el riesgo de no poder mantener su estándar de vida cuando se jubilen; lo mismo ocurre con el 54% de los afroamericanos y el
61% de los hispanos. Los investigadores descubrieron que las familias hispanas son las más afectadas, principalmente porque la caída del mercado inmobiliario que acompañó a la recesión fue
más intensa en los lugares donde los hispanos tienden a vivir. “La razón por la cual el valor acumulado sobre la vivienda de los hispanos recibió un golpe tan fuerte es que la caída del
mercado inmobiliario tuvo un patrón geográfico definido, y las declinaciones más marcadas se vieron en Nevada, Florida, Arizona y California", explica la investigación. “En general,
alrededor del 40% de todos los hogares hispanos en el país estaban ubicados en los estados que sufrieron el mayor impacto. En contraste, solo el 20% de los hogares blancos y afroamericanos
se encontraban en esos estados". Las grandes brechas de ingresos que separan a los grupos étnicos durante la vida laboral pueden reducirse en la jubilación, en parte porque el Seguro
Social es un sistema “progresivo” que da mayores beneficios a quienes tienen menores ingresos. Así, a muchos hispanos y afroamericanos les resulta más fácil mantener su estándar de vida
después de jubilarse porque siempre han tenido un estándar más bajo. “Sin embargo, nada pudo compensar la grave pérdida de patrimonio inmobiliario que sufrieron los hogares hispanos en los
estados que más afectados se vieron por la explosión de la burbuja inmobiliaria", afirman los autores. “En consecuencia, este grupo se ve frente a una posibilidad mucho mayor de no
poder mantener siquiera sus niveles más bajos de ingresos prejubilatorios después de la jubilación”.