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La Procuraduría de la Ética Pública (PEP) recordó que existe un deber legal de proteger a quienes denuncian actos de corrupción de forma anónima y que, en caso de no cumplir con esta
obligación, se pone en riesgo a las personas que informan sobre tales irregularidades. La protección de los denunciantes está garantizada en distintos cuerpos normativos, como la _Ley contra
la corrupción y enriquecimiento ilícito_; así como la _Ley de protección de las personas denunciantes y testigos de actos de corrupción contra represalias laborales, cuya promulgación fue
impulsada por el Poder Ejecutiv_’, indicó la oficina anticorrupción de la Procuraduría General de la República (PGR). La PEP hizo la observación ante una consulta de _La Nación_ respecto a
los cuestionamientos expresados por el presidente de la República, Rodrigo Chaves, y la jefa del oficialismo, Pilar Cisneros, contra la Contraloría General de la República (CGR), por iniciar
investigaciones a partir de denuncias anónimas y por negarse a revelar la identidad de quienes hacen estos reportes. En su respuesta, el órgano aclaró que incumplir con la protección del
denunciante, establecida en el ordenamiento jurídico nacional, implicaría “poner en riesgo a la persona que denuncia de buena fe actos de corrupción y, por ende, desincentivaría estas
iniciativas en momentos donde el país más lo necesita” LEA MÁS: Gobierno y oficialismo pasaron de incentivar las denuncias a cuestionarlas Asimismo, explicó que no es obstáculo para los
órganos de control poner en marcha investigaciones de posibles irregularidades, a partir de fuentes de información anónimas. “No limita en nada el poder de investigación que se tiene”,
precisó. “La PEP recibe todo tipo de denuncias. En el caso de las anónimas, si la información y las pruebas que se aportan dan indicios de posibles de actos de corrupción, no existiría
impedimento para que se proceda con las investigaciones del caso”, agregó. POSTURA CONTRADICTORIA El presidente Chaves y la diputada Cisneros pasaron de promover una ley para incentivar
denuncias contra la corrupción y la protección para quienes informen sobre posibles actos ilícitos, a cuestionar estos reportes. El pasado martes 16 de abril, el mandatario sugirió que una
denuncia presentada ante la Contraloría General de la República contra la Junta de Administración Portuaria y de Desarrollo Económico de la Vertiente Atlántica (Japdeva) podría ser falsa.
¿“No será alguien de ahí (la Contraloría) mismo que la pudo haber puesto? Pero, no le parece posible a usted amigo, solo por atravesar el caballo”, expresó Chaves durante un acto público
celebrado en Limón. LEA MÁS: Contraloría desmiente a Rodrigo Chaves sobre freno de marina y terminal de cruceros Dos días después, el jueves 18 de abril, Cisneros insinuó en el plenario
legislativo que la información le habría llegado a la Contraloría, de un “espía en Casa Presidencial”. La legisladora también ha insistido en que el órgano fiscalizador revele la identidad
de los denunciantes. El ente contralor calificó de “contradictorias” estas manifestaciones, ya que fue el mismo Poder Ejecutivo el que impulsó la promulgación de la _Ley de protección de las
personas denunciantes y testigos de actos de corrupción contra represalias laborales_, vigente desde el pasado 8 de febrero. “Llama poderosamente la atención que mediante ley promovida por
el mismo Poder Ejecutivo, se incentivara la denuncia de hechos irregulares y ahora que los denunciantes se animan a realizarlas ante la posible comisión de hechos irregulares de las que
tienen conocimiento, sea motivo de molestia justamente en quienes incentivaron tal normativa”, declaró la entidad a _La Nación._ Dicha ley, propuesta por el Gobierno, tiene como objetivo
proteger a denunciantes y testigos de actos de corrupción, en el sector público o privado, contra represalias laborales que puedan sufrir, al brindar información respecto a acciones que
infrinjan la ley. Para ello, reconoce el derecho de toda persona denunciante de contar con un fuero especial, de forma tal que no pueda ser sancionada o despedida, “con independencia de los
motivos personales” que haya tenido para comunicar los posibles actos de corrupción.