Lorca-dalí, una relación compleja | ideal

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Federico García Lorca está más cerca ahora –en el sentido espacial– de los granadinos gracias a la iniciativa del cantaor Miguel Poveda. El martes 13 ... de mayo en el bajo de la calle Acera


del Darro, 50, donde vivió su familia, han instalado una placa para recordar este hecho. Este acontecimiento me ha dado pie para escribir el artículo en el que muestro la relación de estos


dos genios. El 19 de agosto de 2025 se cumplirán 89 años del asesinato de Lorca. «Cuando a su amigo Salvador Dalí le llegó la trágica noticia sólo pudo pronunciar una palabra referente a la


valentía del poeta: Olé, usando el término en el sentido que se da en el toreo para expresar admiración por un pase excepcional»: Ian Gibson, 'Lorca-Dalí, el amor que no pudo ser'


(2023). Al pintor lo acompañó toda su vida la sensación de haber podido evitar el fusilamiento del poeta y se recriminaba no haber insistido lo suficiente para que le acompañara a Italia en


1936. De Federico se ha dicho ya casi todo. Yo, como una pequeña aportación a su recuerdo, quiero traer estas notas escudriñando en los entresijos de la relación que tuvo con Dalí, uno de


los máximos exponentes del surrealismo, término este inventado por el poeta francés Guillaume Apollinaire en 1917. Este movimiento fue fundado por André Bretón cuando en octubre de 1924 dio


a conocer el 'Primer Manifiesto Surrealista'. Dalí tenía tan poca duda de que pertenecía a él que dijo: «La diferencia entre los surrealistas y yo es que yo soy surrealista».


Aludir al vínculo entre estos dos enormes creadores es hacer referencia a su encuentro en la Residencia de Estudiantes fundada en Madrid en 1910 por la Junta de Ampliación de Estudios: fue


la continuación de la Institución Libre de Enseñanza de Francisco Giner de los Ríos. El poeta vivió aquí de 1918 a 1928 como expresa así: «He oído en su refinado salón, donde acudía para


corregir su frivolidad de playa francesa la vieja aristocracia española, cerca de mil conferencias». Salvador Dalí se instaló en la Residencia en septiembre de 1922 cuando llegó a Madrid


para estudiar en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Aquí conoció a Federico y establecieron una intensa relación artística y personal que se mantendría hasta 1929 cuando Dalí


se traslada a París y Lorca a Nueva York. El pintor definió su relación con Federico como «Un amor erótico y trágico por el hecho de no poderlo compartir». La amistad entre ambos nace merced


a que tenían en común la poesía de Rubén Darío, la admiración por Francia, su anticlericalismo y un apasionado afán por la justicia social. La música, y especialmente la canción popular,


jugaron también un papel importante en la infancia de ambos. Dalí no tuvo reparo en decir que si de algún residente podía sacar provecho era de Federico, y éste, a su vez, no dudó en


reconocer que quedó impresionado por Dalí a través de las conversaciones que mantenían en asuntos como deseos de cambiar España y ser reconocidos como artistas. «Tú eres una borrasca


cristiana y necesitas de mi paganismo; yo iré a buscarte para hacerte una cura de mar. Será invierno y encenderemos lumbre. Las pobres bestias estarán ateridas. Tú te acordarás que eres


inventor de cosas maravillosas y viviremos juntos con una máquina de retratar». Así le dice Dalí a Federico en el verano de 1928 en una de las muchas cartas que se intercambiaron para


referenciar el amor y admiración mutua que se tenían. No cabe duda que entre ellos crecieron complicidades y estímulos durante el periodo 1922-1925. «Somos dos espíritus gemelos y aquí está


la prueba: siete años sin vernos y hemos coincidido en todo como si hubiésemos estado hablando diariamente. Genial, genial, Salvador Dalí», afirmó Lorca: Helena Lahoz, 'Dalí en la


Residencia de Estudiantes', Revista 'Muy Arte', núm. 15. Dalí fue el gran amor de Federico pero su relación era muy compleja. Ambos intercambiaron períodos de estancia en sus


respectivas casas: Dalí estuvo en la Huerta de san Vicente y Lorca pasó unos meses en Cadaqués en la casa del pintor. De igual manera se dedicaron obras como 'Aparición de un rostro y


frutero en la playa' donde Dalí pinta la cabeza de Lorca; 'Retrato' representa a Lorca dando un recital de poesía; en 'Cenicitas' aparece la cabeza de Lorca en la


línea de playa; y el 'San Sebastián', que el pintor se lo dedica al poeta. Por su parte Federico en 'Retrato de Dalí', 'El beso', 'La desesperación del


té' u 'Oda a Salvador Dalí' donde el poeta dice: «¡Oh Salvador Dalí de voz aceitunada! Digo lo que me dicen tu persona y tus cuadros. No alabo tu imperfecto pincel adolescente


pero canto la firme dirección de tus flechas». Esta oda fue publicada en la Revista de Occidente. Igualmente, en 'Canciones' aparece una poesía dedicada a Ana María, la hermana de


Dalí: «Caña de voz y gesto, una vez y otra vez tiembla sin esperanza en el aire de ayer». Ambos planearon colaborar en el 'Cuaderno de los Putrefactos', una serie de láminas


grotescas dibujadas por Dalí acompañadas de textos de Federico. Asimismo, éste estrenó 'Mariana Pineda' en 1927 en el Teatro Goya de Barcelona con los decorados de Dalí y Margarita


Xirgu como primera actriz. En noviembre de 1988 Dalí fue ingresado en un hospital debido a un fallo cardíaco. Cuentan que en la agonía de su enfermedad lo único inteligible que consiguió


decir fue 'El Meu Amic Lorca'. El pintor murió el 23 de enero de 1989 escuchando Tristán e Isolda de Richard Wagner, su disco favorito.