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El vuelo fue infernal, con una turbulencia tan fuerte que los pasajeros empezaron a vomitar. El viaje de cuatro horas desde la ciudad de Nueva York, donde vive Ben Kaminow, hasta Cancún,
México, afectó tanto a Kaminow que (aparte de volar de retorno —"era la única manera de regresar a mi casa", dijo), este operador de bonos de 53 años no se volvió a subir a un
avión en ocho años. "Siempre me ponía nervioso cuando volaba, pero este fue el peor vuelo en el que había estado", recuerda. Se perdió bodas, vacaciones de ensueño y otros eventos
importantes de la vida porque no quería volar. Kaminow no es el único; el 6.5% de las personas en Estados Unidos —más de 20 millones— tienen miedo a volar, o aerofobia, según el Instituto
Nacional de la Salud Mental. Esto puede obligar a los individuos con el trastorno a privarse de ir a reuniones familiares, hacer viajes inolvidables o aceptar oportunidades de empleo.
Millones más tratan de ahogar su fobia con tranquilizantes o alcohol, y vuelan con los dientes apretados. Muchos pasan las semanas antes de un vuelo consumidos por grandes olas de ansiedad
anticipatoria. En sus momentos más cuerdos, los que se ponen nerviosos al volar saben que sus miedos son irracionales. Es, sin lugar a duda, la manera más segura de viajar. Probablemente has
escuchado las estadísticas: el viaje en auto hacia el aeropuerto es mucho más peligroso, y las probabilidades de morir en un accidente de avión son de 1 en 11 millones. La buena noticia es
que existen muchos programas en el país que pueden ayudar a los viajeros ansiosos a reprogramar sus pensamientos negativos. Puedes encontrarlos en aeropuertos o mediante terapeutas, y
trabajar individualmente o en sesiones en grupo. El último paso a menudo conlleva tomar un vuelo corto. "El objetivo es lograr que las personas se sientan bien emocionalmente cuando
están en un avión, aun si no tienen ningún control o manera de escapar", dice Tom Bunn, terapeuta con licencia que ha pasado más de 30 años en la cabina, y el autor del nuevo libro
_Panic Free: The 10-Day Program to End Panic, Anxiety, and Claustrophobia_. Él ahora dirige un programa sobre el miedo a volar llamado Soar, que incluye hasta nueve horas de videos con
ejercicios, junto con dos horas de terapia por teléfono. El programa culmina con los participantes subiéndose a un avión. Kaminow había tratado todo, hasta la hipnosis, hasta que descubrió
el programa de Bunn y se deshizo de sus ansiedades paralizantes. "Él me dio una rutina que funciona para tranquilizarme", dice. Kaminow ahora vuela regularmente, con una rutina. Se
presenta a los pilotos y les comunica a los asistentes de vuelo que es un viajero nervioso, se sienta en un asiento de pasillo cerca del frente del avión y usa una serie de ejercicios
mentales para asociar el volar con experiencias placenteras que evitan que entre en pánico si hay turbulencia. "He aprendido a controlar mis miedos", dice Kaminow. A continuación,
lo que debes saber para controlar los tuyos.