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A primera hora de la mañana, en cualquier barrio de la Comunitat Valenciana, se cruzan historias que reflejan el pulso de una sociedad en transformación. ... Mientras unos inician su jornada
laboral o buscan empleo, otros disfrutan de la tranquilidad de la jubilación. Entre ambos extremos, se extiende una brecha silenciosa, tejida por los cambios demográficos, la economía y las
políticas públicas. No se trata de una confrontación entre generaciones, sino de la realidad de una región que envejece mientras sus jóvenes luchan por abrirse camino. La Comunitat, al
igual que el conjunto de España, está inmersa en un proceso de envejecimiento demográfico sin precedentes. Según las proyecciones de la Seguridad Social, la población menor de 19 años en
España caerá del actual 20% al 16% en 2040, mientras que los mayores de 65 años pasarán del 20% al 30%. En la Comunitat, los datos del Instituto Valenciano de Estadística (IVE) confirman
esta tendencia: en 2037, el grupo de edad más numeroso será el de 60 a 64 años, y los mayores de 65 representarán el 25,96% de la población, mientras que los menores de 30 apenas supondrán
el 14%. Este envejecimiento afecta a las tres provincias de la Comunitat de forma similar y tiene consecuencias directas en la estructura social, la economía y las prioridades políticas.
Como señala Lorenzo Serrano, investigador del Ivie y catedrático de la Universitat de València, «las tendencias demográficas permiten anticipar mejoras adicionales ligadas a las necesidades
de relevo generacional, pero también plantean retos en la atención y el cuidado de una población mayor cada vez más numerosa». El peso de la población joven disminuye, mientras que la de los
mayores crece, con todo lo que ello implica: más necesidades de atención sanitaria, más pensiones a pagar, y una sociedad que, poco a poco, se va transformando en sus prioridades y
demandas. La brecha económica entre jóvenes y mayores se ha ensanchado en los últimos años. Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en 2008 la renta mediana de los jóvenes de 16 a
29 años era un 16% inferior a la de los mayores de 65. En 2023, esa diferencia casi se ha duplicado, alcanzando el 28%. En la Comunitat Valenciana, los datos del IVE muestran que la renta
media de los jóvenes pasó de 10.815 euros en 2008 a 13.778 en 2023, mientras que la de los mayores de 65 años subió de 13.067 a 18.943 euros. Esta brecha se refleja también en el mercado
laboral y las pensiones. Más de 10 millones de pensionistas en España cobran una prestación media de jubilación de unos 1.500 euros, según la Seguridad Social, superando los 1.600 euros en
el caso de los jubilados del Régimen General. Por su parte, el salario mediano de los trabajadores en 2022 fue de 1.865 euros al mes, pero el salario más frecuente apenas alcanzó los 1.215
euros, según la Encuesta de Estructura Salarial del INE. Para los menores de 25 años, la ganancia media anual apenas ha subido 30 euros en 16 años: de 13.123 a 13.154 euros. Pilar Blasco,
vicepresidenta del Consejo de la Juventud de España, lo resume así: «Nuestro salario mediano es de 1.048 euros, mientras que el precio medio del alquiler es de 1.072 euros. Ni destinando
todo nuestro salario podríamos permitirnos una vivienda en alquiler. Esto convierte la vivienda en el principal foco de pobreza y malestar entre las personas jóvenes». EL PROBLEMA DE LA
VIVIENDA El acceso a la vivienda es, según todos los expertos y los datos, el principal obstáculo para la juventud valenciana. El Consell Valencià de la Joventut advierte que la tasa de
emancipación juvenil ha caído en picado: del 30% en 2008 a apenas el 16,5% en 2023. A nivel estatal, la tasa es la peor de la serie histórica: sólo el 14,8% de los jóvenes puede
independizarse. La edad media de emancipación ya supera los 30 años, según el Consejo de la Juventud de España. En la Comunitat Valenciana, la mayoría de los jóvenes que lo consigue lo hace
a través del alquiler (50,7%), frente al 26,8% que accede a una vivienda en propiedad, según el Consell Valencià de la Joventut. Pero el alquiler tampoco es una solución fácil: un joven
valenciano debe destinar más del 87% de su salario para alquilar un piso en solitario, según el último informe del Observatorio de Emancipación. Pilar Blasco subraya que «la mayoría de los
jóvenes no llega a ahorrar ni 100 euros al mes y el 80% comparte piso, a menudo con tres o cuatro personas. El mercado del alquiler ha sufrido los mayores encarecimientos en los últimos
años, especialmente en zonas urbanas y turísticas. La relación entre salario y coste del alquiler es completamente desproporcionada». Comprar una vivienda tampoco es una opción realista.
Según el Consell Valencià de la Joventut, una joven valenciana tendría que ahorrar 3,4 veces su salario anual solo para pagar la entrada. El resultado es que la emancipación se convierte en
una carrera de obstáculos constante, que afecta no solo a la economía, sino también a la salud mental y al desarrollo personal de los jóvenes. Lorenzo Serrano añade que «el sustancial
desajuste entre oferta y demanda de vivienda supone una clara desventaja para quienes, como gran parte de los jóvenes, tratan de encontrar una primera vivienda frente a quienes ya contaban
con vivienda en propiedad, que es en general el caso de las personas mayores». PRECARIEDAD LABORAL El empleo juvenil en la Comunitat Valenciana ha mejorado en algunos aspectos, pero sigue
siendo un terreno minado de dificultades. Según la Encuesta de Población Activa (INE), la tasa de desempleo entre los menores de 25 años se situó en el 27,7% a finales de 2024, una cifra
que, aunque ha bajado respecto a años anteriores, sigue siendo de las más altas de Europa. A nivel nacional, la tasa es del 24,9%. La temporalidad y la parcialidad siguen siendo problemas
estructurales. La parcialidad alcanza el 31,8% entre los jóvenes valencianos, y casi un 42% la sufre de forma involuntaria, según el Consell Valencià de la Joventut. La sobrecualificación es
otro lastre: un 42,9% de los jóvenes ocupa puestos por debajo de su nivel de estudios. Aunque la reforma laboral ha reducido la temporalidad, todavía se sitúa en el 34,5%. El salario medio
joven en la Comunitat Valenciana en 2023 apenas supera los 11.000 euros, según los datos manejados por el Consell Valencià de la Joventut. La consecuencia es clara: los jóvenes tienen menos
poder adquisitivo, menos capacidad de ahorro y menos posibilidades de construir un proyecto de vida autónomo. No obstante, Lorenzo Serrano apunta que «las perspectivas laborales son
favorables y contrastan con la situación existente en las últimas décadas. Tras superar diversas crisis, el mercado laboral se encuentra en una situación de relativa fortaleza, con niveles
récord de empleo, mayores oportunidades laborales, aumento de los empleos vacantes, tasas de paro aún elevadas pero más bajas que en el pasado reciente, salarios al alza y con trabajos más
estables». BRECHA GENERACIONAL La brecha generacional en la Comunitat Valenciana se manifiesta especialmente en el acceso a la vivienda y en la estabilidad económica. Según la Encuesta
Financiera de las Familias del Banco de España, en 2011 el 69,3% de los menores de 35 años era propietario de al menos una vivienda; en 2022 ese porcentaje ha caído hasta el 31,8%. Este dato
resume perfectamente la desigualdad en derechos y oportunidades entre generaciones. El Consell Valencià de la Joventut advierte que «la brecha generacional en el acceso a la vivienda está
generando consecuencias sociales y económicas muy graves para toda la sociedad valenciana. Por un lado, se agranda la desigualdad entre quienes poseen una o varias viviendas y quienes no
pueden acceder más que al alquiler, destinando un porcentaje desproporcionado de su salario solo para poder emanciparse». Lorenzo Serrano matiza que «existen brechas claramente favorables a
los jóvenes en términos de competencias digitales y formación, pero persiste una brecha desfavorable en empleo, renta y estabilidad económica. La brecha digital puede provocar problemas de
exclusión social en parte de la población mayor, mientras que las dificultades de acceso a la vivienda pueden impulsar la emigración de parte de los jóvenes, especialmente de los más
formados, con la consiguiente pérdida de capital humano». Las políticas públicas actuales no están respondiendo de forma adecuada a las necesidades de la juventud, según el Consell Valencià
de la Joventut y el Consejo de la Juventud de España. La tasa de emancipación juvenil está retrocediendo, el paro juvenil sigue siendo alto y los jóvenes pierden poder adquisitivo año tras
año. Sin embargo, ambos organismos insisten en que no se trata de una competencia entre generaciones, sino de promover una verdadera solidaridad intergeneracional. Pilar Blasco reclama que
«las políticas se hagan con un enfoque intergeneracional, porque así muchos de los problemas que tenemos ahora se solucionarían. Es necesario cumplir la ley de vivienda, regular los precios
del alquiler en zonas tensionadas y aumentar el parque público de vivienda, reservando un porcentaje para las personas jóvenes. En empleo, urge aprobar el estatuto del becario y reforzar la
salud mental con más recursos públicos». Lorenzo Serrano coincide en la necesidad de ampliar la oferta de vivienda pública y social de alquiler, mejorar las conexiones territoriales y de
transporte, y facilitar la transición digital de los mayores. «Hay que impulsar iniciativas para la mejora de las competencias digitales de los mayores y garantizar mecanismos de atención al
público más tradicionales para no excluir a ese colectivo», señala. EQUIDAD INTERGENERACIONAL La Comunitat, como el resto de España, se enfrenta a un reto de enorme calado: garantizar que
jóvenes y mayores puedan vivir con dignidad, seguridad y oportunidades. El envejecimiento de la población es un hecho, y con él llegan nuevas demandas sociales y económicas. Pero no puede
ser a costa de dejar atrás a la juventud. La brecha generacional, especialmente en vivienda y empleo, es una realidad que amenaza con fracturar el contrato social. Los jóvenes valencianos, a
pesar de estar mejor formados que nunca, se enfrentan a salarios bajos, empleos inestables y un acceso a la vivienda cada vez más difícil. Los mayores, por su parte, disfrutan de una mayor
estabilidad económica, pero afrontan retos como la digitalización y la necesidad de cuidados. No se trata de enfrentar a unas generaciones con otras, sino de buscar soluciones que beneficien
a todos. Como señalan los expertos y los datos oficiales, la clave está en la solidaridad intergeneracional y en políticas públicas que atiendan las necesidades de ambos grupos. Ampliar la
oferta de vivienda pública, mejorar la calidad del empleo, reforzar la atención a la salud mental y facilitar la transición digital de los mayores son algunas de las medidas urgentes. El
futuro de la Comunitat Valenciana depene de su capacidad para construir puentes entre generaciones. La equidad intergeneracional no es solo una cuestión de justicia: es la base de una
sociedad cohesionada, próspera y con futuro para todos.