Piedra y papel | Ideal

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Mi entrenadora de gimnasia va a hacer el Camino de Santiago porque es una vigoréxica que no se puede estar quieta, mi mejor amiga del ... periódico va a hacer el Camino de Santiago porque no


tiene un duro y es barato, mi prima pija va a hacer el Camino de Santiago, de Parador en Parador, porque le gusta mezclar historia y glamur. Estoy rodeado de esnobs que se dejan llevar por


una moda diseñada en una taberna de Santiago de Compostela una tarde de 1990. Resulta que Manuel Vázquez Portomeñe, a la sazón consejero de la Xunta de Galicia, estaba tomando unas tazas de


ribeiro con unos colegas cuando les dio por inventarse algo que compitiera con la Expo de Sevilla y los Juegos de Barcelona. Fueron apuntando ocurrencias en servilletas de bar y llegaron a


la conclusión de que la única imagen de marca exclusiva de Galicia era la tumba del cuerpo del Apóstol llegado en una barca de piedra. Un contertulio cayó en la cuenta de que 1993 era Año


Santo y aquellos vinos culminaron con una idea brillante escrita en una servilleta de papel: Xacobeo 93. Portomeñe aún conserva esa servilleta que ha acabado movilizando a media España y en


Galicia se recuerda que cuando le presentaron, encuadernado y bonito, el proyecto a Manuel Fraga, no le convenció porque en el último Año Santo, 1982, con visita de Juan Pablo II incluida,


solo se entregaron 1.868 compostelanas, esos certificados de haber hecho el Camino que hoy tiene todo el mundo. Pero don Manuel dejó hacer y la locura fue in crescendo. En 1992 hubo 9.764


peregrinos, en 1993 fueron 100.000 y el año pasado se batió el récord: una barca de piedra y una servilleta de papel movilizaron a medio millón de esnobs.