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Domingo, 25 de mayo 2025, 00:13 | Actualizado 14:32h. Comenta Compartir La voz de Pedro Piqueras (Albacete, 1955) es inconfundible. La última vez que la escuchamos en televisión fue el
jueves 21 de diciembre de 2023, la noche en que se despidió de los informativos de Telecinco. «Muy agradecido a los que me han enseñado este oficio y a ustedes por permitirme entrar en sus
casas», dijo a cámara. El próximo martes, a las 19.30 horas en el Cuarto Real de Santo Domingo, el periodista vuelve a tocar en nuestra puerta para participar en el Aula de Cultura de IDEAL,
patrocinado por la Fundación Unicaja. Piqueras presenta 'Cuando ya nada es urgente' (HarperCollins, 2025), un libro que es biografía, ensayo, relato y, sobre todo, un canto a la
vida. Dos días antes de su despedida, aquel jueves de 2023, un periodista granadino juró que le había visto paseando por el centro de Granada, resguardado del frío con una bufanda y un
sombrero negro. El granadino pensó que era Piqueras porque, al ver las cámaras, el albaceteño no pudo evitar girarse para averiguar cuál era la historia. Y eso es muy de periodistas. Le
dijeron que era imposible, que no era él. –¿ERA USTED EL DE GRANADA? –¡Sí! ¡Era yo! (ríe) Pasamos un par de días visitando Granada. Además, lo recuerdo muy bien porque me dejé un sombrero en
un taxi y me venía muy bien para cubrirme del frío que hacía esos días. –¿QUÉ LE UNE A LA CIUDAD? –Algún amigo de la infancia, como un médico que conocí en Albacete. O mi amiga Luz,
bibliotecaria, que se enamoró de un granadino... Es una ciudad que me gusta muchísimo. En mi primera y única novela, 'Colón a los ojos de Beatriz', Granada juega una pequeña parte
y estuve varios días visitando Santa Fe, Puerta Elvira... –¿VOLVERÁ A LA NOVELA? –Por ahora no, con este libro me he quedado exhausto (ríe). Sí que me rondan algunas ideas y tendría que
elegir... Pero, por el momento, estoy centrado en 'Cuando ya nada es urgente', que esto de las presentaciones es una locura que no imaginaba: estar poco tiempo en muchos sitios.
Con la novela, como trabajaba de noche en los informativos, no hice ninguna presentación... Creo que por eso no fue muy bien (ríe). –UNO TERMINA SU LIBRO CON LA SENSACIÓN DE QUE EL
PERIODISMO ES UN OFICIO QUE NUNCA SE APRENDE DEL TODO, COMO SI HUBIERA TERMINADO EN MITAD DE LA CARRERA. –Para mí terminó porque tenía que terminar, así de simple. No hay que buscar más
patas al gato. Fueron 35 años en televisión, la mayor parte haciendo informativos con horarios de noche y de madrugada. Fue un sacerdocio. Llega un momento en que no sabes cuánto tiempo te
queda y sientes que hay muchas cosas que te has perdido... ¿Qué podía hacer? No voy a dejar de ser periodista nunca, pero sí podía ver los toros desde otra barrera. –¿YA NADA ES URGENTE? –Sí
que hay algo urgente: vivir. Hay que ser consciente de que hay gente mejor que tú y, como decía mi padre, los cementerios están llenos de imprescindibles. –EL LIBRO SE LO DEDICA A SU PADRE.
–Murió hace bastantes años y no creo que haya pasado un día sin que me acuerde de él. El recuerdo me trae muchas lecciones y el libro es una muestra de que lo que me dijo no quedó en saco
roto, que cumplió conmigo. «COMO DECÍA MI PADRE, LOS CEMENTERIOS ESTÁN LLENOS DE IMPRESCINDIBLES» –EL VIAJE ES MUCHO MÁS GRANDE. –El resto del libro es un viaje en el que me uso a mí mismo
para contar cómo ha ido cambiando España. Pero solo cuento cosas que he vivido yo, desde mi niñez y la adolescencia, pasando por la Transición para desembocar en este mundo de ahora en el
que la mentira tiene cada vez más importancia. Me deja perplejo. Es que creemos las mentiras como si fueran verdad y hay gente que se dedica profesionalmente a enojarnos con el único
objetivo de conseguir el enfrentamiento. Me temo que ese es el camino hacia ciertos autoritarismos. Si hiciéramos más caso a los datos que a los bulos, nos iría mucho mejor. –¿CÓMO LO
ARREGLAMOS? –Yo frente a todo esto de las fake news, los bulos, la verdad alternativa, los señalamientos públicos y la necesidad de tener un culpable para todo... Frente a todo eso creo que
hay periodistas con el afán de informar con rigor. Hay que volver a eso, a fiarse del que firma y no de los que entran con seudónimos en una red social. Tendríamos que marcar eso desde el
propio periodismo, la necesidad de ejercer la profesión desde la deontología y la verdad, aunque sea duro. «SI HICIÉRAMOS MÁS CASO A LOS DATOS QUE A LOS BULOS, NOS IRÍA MUCHO MEJOR» –HAY
CAMBIOS MUY DIFÍCILES. –Sí, pero creo que hay que volver al humanismo, a las conversaciones largas, a leer, a usar el teléfono para llamar y poco más... Volver a pensar, a no dar toda
nuestra inteligencia al móvil... –A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL. –Es que es todo: hemos perdido el sentido de la orientación por Google Maps, la memoria porque si necesitas un dato lo buscas
en Internet, te recuerda los cumpleaños... Le hemos cedido todo y me temo que así somos muy fáciles de convencer de lo que alguien quiera. –EN EL LIBRO HABLA MUCHO DE SU VOCACIÓN. ¿CREE QUE
LOS JÓVENES YA NO LA TIENEN? –No estoy de acuerdo, pero sí creo que es un pensamiento generalizado. He tenido la suerte de formar a alumnos en prácticas y te puedo decir que he conocido
gente tan maravillosa... Hay algunos de las últimas hornadas que se quedaron en Telecinco, gente por los que yo mismo aposté. Los jóvenes tiene una formación mucho mejor, han viajado, tienen
idiomas... Luego también hay gente que se va cuando le toca un turno de madrugada, pero eso siempre ha pasado. –CUENTA USTED LA ANÉCDOTA DE SU PRIMERA REDACCIÓN, CUANDO JOSÉ LUIS, EL
FOTÓGRAFO, LE DIJE AQUELLO DE «HALA NENE, SUERTE». –¡Es así! Fue un fotógrafo que estaba muy ocupado en su estudio. Yo me iba a buscar mis reportajes, con mi casete para grabar y la cámara
de fotos de José Luis. –MÁS CALLE Y MENOS PANTALLAS. –Eso es. El director de Pueblo nos decía algo que no he olvidado: «No quiero ver periodistas en la redacción». Hay que salir a la calle,
es fundamental. Por eso el reporterismo me ha gustado mucho... Con esto de ser director de informativos y presentador, creo que e perdió un buen reportero (ríe). –NO ES TARDE. –No, es
cierto. De hecho, el libro en cierta manera es un reportaje. Un reportaje en el que le voy contando al oído de la gente unos aprendizajes, una experiencia... Y creo que se lee fácil. «SIGO
SIENDO PERIODISTA, PERO DE OTRA MANERA» –¿VOLVERÍA A SER PERIODISTA? –Lo sigo siendo, pero de otra manera. Me quito el gusanillo como colaborador en el programa de Pepa Fernández, en RNE.
Así cierro el círculo y lo he hecho todo, desde director hasta colaborador. –TAMBIÉN PUDO SER CANTANTE... –(Ríe) No puedo decir cantante, era diletante de la música. Aficionado, pero con
unas canciones horrendas... Lo mío era la guitarra. Comenta Reporta un error