Un martes con una mujer que no existe y versos que buscan la esencia del ser | ideal

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Miércoles, 7 de mayo 2025, 00:09 Comenta Compartir Esta ciudad enamora a quien la pisa. Y ayer hubo un tiempo para ver de cerca a un enamorado irremisiblemente de las calles que transitó: el


periodista y escritor Frank Westerman, quien fuera beneficiario de una residencia literaria de 'Granada, Ciudad Unesco de la Literatura' y que hizo denodados –y fértiles–


esfuerzos por hacerse entender en un español casi perfecto. La charla con Jesús Ortega que abrió la segunda jornada del Festival Internacional de Poesía en el Centro Lorca, en torno a la


narrativa de no ficción, abarcó desde el Monte Ararat, lugar de reposo del arca de Noé, hasta nuestro pasado Neanderthal, pasando por la raja de vikingo, un atributo exclusivo de


determinadas personas. Todo un personaje, que arrancó múltiples sonrisas del público, embelesado ante este maestro que cuenta historias sorprendentemente verdaderas, donde caben por igual el


amor y la violencia, ambos consustanciales a la naturaleza humana. «Creo en la ciencia, creo en los hechos. Lo que nos rodea es la realidad, no las interpretaciones que hacemos sobre ella.


Por eso no escribo ficción, aparte de que no tengo mucho talento para hacerlo», aseguró con humor. Tras este primer envite, el verso volvió a entrar en escena, con un recital diverso e


interesante, en el cual intervinieron tres autores galardonados con el Premio Nacional de Poesía: Julio Martínez Mesanza, Vicente Gallego y Olga Novo, y el poeta valenciano Rafael Soler,


acreedor de múltiples galardones, presentados por la poeta Raquel Lanseros. «Estoy con cuatro de los mejores poetas vivos de este país», dijo en su introducción la autora de


'Matria'. Martínez Mesanza hizo un recorrido por sus cuatro libros publicados, 'Europa', 'Las trincheras', 'Entre el muro y el foso' y


'Gloria'. «Saco un libro cada diez años, y cada uno es más pequeño que el anterior», dijo con humor. Comenzó con 'También mueren caballos en combate', de su primer libro,


que ya cuenta con 45 años de camino. Este y otros poemas han sido musicados por Gabriel Sopeña y cantados por Loquillo en un disco que salió a la luz hace apenas un par de meses. Continuó


con 'De amicitia', un tratado sobre la amistad y sus trampas, y 'Puertollano', escrito en una sola oración. De 'Entre el muro y el foso', leyó 'Lirio en el


agua' y del último, 'Los símbolos cansados'. Olga Novo, autora de 'Felicidade', recitó una carta a su madre llena de referencias animales y literarias cruzadas,


todas gozosamente orgánicas. También hubo un recuerdo para la pérdida del lenguaje de su padre en un poema llamado 'Anquises' y para su voz en gallego, su lengua materna. Vicente


Gallego comenzó evocando la estrategia del caracol trufada de amor y generosidad, para seguir la senda de lo onírico. Finalmente, Rafael Soler leyó poemas de su más reciente libro,


'Memoria y no', llenos de figuras y de un nivel de cultismo difícilmente igualable. Y llegó el gran momento de la noche, el encuentro con Antonio Mercero y Agustín Martínez, dos de


los tres integrantes del trío Carmen Mola, ya que una indisposición impidió a Jorge Díaz desplazarse hasta Granada. En la conversación con la chispeante Carla de Lá Lá, plena de anécdotas,


Mercero –hijo del director de cine autor de 'La cabina' y 'Verano azul', entre una multitud de series– recordó el origen de la 'triple entente cordiale' que


integran, sus más y sus menos, la dinámica de su trabajo –quién hace los chistes, quién escribe las escenas más cursis y quién las más sádicas– y qué pasaría si uno de los tres, en un


arranque irresponsable dado el éxito que les acompaña, abandonara el triunvirato. Un gran colofón a una jornada que reflexionó sobre el ser como objeto literario. Comenta Reporta un error