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Quizá sepas que mantener el dormitorio a oscuras puede ayudar a mejorar la calidad del sueño. Sin embargo, una nueva investigación señala que eliminar la luz artificial durante la noche —de
un televisor, un reloj con radio o del alumbrado exterior— también podría tener efectos positivos en el corazón y los niveles de azúcar en sangre. En un nuevo e interesante estudio (en
inglés), los investigadores de Nothern University descubrieron que los adultos expuestos incluso a una intensidad moderada de luz mientras dormían registraron frecuencias cardíacas más altas
que cuando dormían en una habitación muy oscura. También tenían más resistencia a la insulina por la mañana, lo que implica que el organismo tenía que hacer un mayor esfuerzo para regular
el nivel de azúcar en la sangre, según el estudio. Curiosamente, los participantes del estudio que estuvieron expuestos a la luz no manifestaron tener problemas para conciliar el sueño. “En
conclusión, parece ser que dormir con luz te afecta, aunque no te des cuenta”, señala la Dra. Phyllis Zee, coautora del estudio y directora del Center for Circadian and Sleep Medicine de la
Facultad de Medicina Feinberg de Northwestern University. “El subconsciente percibe que hay luz y que está ocurriendo algo, y te mantiene un poco alerta. El sistema de lucha o huida está más
activado”. La frecuencia cardíaca elevada y la resistencia a la insulina son factores de riesgo de cardiopatías y muerte prematura. Este estudio es importante porque destaca un factor
controlable que podría mejorar tu salud y reducir tu riesgo a largo plazo, según Zee. EFECTOS DE LA EXPOSICIÓN A LA LUZ Otros estudios anteriores han vinculado la exposición nocturna a la
luz con diversos problemas de salud, como un mayor riesgo de depresión, diabetes tipo 2 y algunos tipos de cáncer. Además, un extenso estudio con 43,722 mujeres, que se publicó en el 2019,
reveló que las participantes que dormían con luz artificial tenían un mayor riesgo de sobrepeso y obesidad que las que dormían en una habitación oscura. A raíz de esa investigación, Zee
explica que quiso concebir un estudio controlado para examinar los efectos fisiológicos de la exposición a la luz durante el sueño. Reclutó a 20 jóvenes adultos para que pasaran dos noches
en su laboratorio del sueño y los dividió en dos grupos. La primera noche, ambos grupos durmieron en una habitación oscura. La segunda noche, el grupo de control volvió a dormir en la
habitación oscura, pero el otro grupo pasó la noche en una habitación con un nivel moderado de luz, similar al de una luz de calle o de un pasillo. Si bien el grupo de control registró pocos
cambios con respecto a la primera noche, el grupo expuesto a la luz registró frecuencias cardíacas más elevadas y un aumento considerable en el nivel de resistencia a la insulina en
comparación con la noche en que durmieron en un ambiente más oscuro. “Lo que resulta nuevo y singular de nuestro trabajo es que nos aporta una clave sobre el mecanismo por el cual la
exposición a la luz durante el sueño podría producir trastornos metabólicos”, explica Zee.