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UN BENEFICIO PARA TU MENTE En definitiva, una de las claves principales para mantener el peso durante la pandemia es la misma que para controlar el peso en cualquier otro momento: tu
actitud. “Casi siempre se trata de una profecía que se hace realidad”, señala Bonnie Miller, profesora adjunta de Estudios Estadounidenses en University of Massachusetts, en Boston, quien
está investigando la influencia de la pandemia en los hábitos alimenticios de su comunidad local. “Puedes pensar que no tienes más remedio que comer mal debido a las circunstancias, o puedes
aprovechar este tiempo para realmente pensar en lo que estás comiendo”. Cuando se emitieron las órdenes de permanencia en el hogar, Miller estaba siguiendo su propio programa para bajar de
peso. “Había bajado cerca de 15 libras y estaba acostumbrada a ir al gimnasio todos los días”, señala. Pero de pronto el gimnasio cerró, su esposo llenó la casa de toneladas de alimentos
procesados, y muchos de los alimentos que se habían vuelto fundamentales en su dieta ya no estaban disponibles. “Al principio me puse muy nerviosa”, señala. “Me vi casi obligada a incluir
más alimentos poco saludables en mi dieta. Pero me dije ‘está bien, esto es lo que hay, ¿qué puedo hacer?’ Puedo reducir las porciones y participar en clases virtuales de gimnasia”. El
resultado fue que acaba de alcanzar su meta y logró bajar 20 libras. La investigación de Miller reveló que ella no fue la única que asumió una nueva actitud hacia su dieta. Dice que cuando
examinó las tendencias alimenticias de su comunidad en Massachusetts pensó que encontraría “relatos de personas que compraban por pánico y comían por estrés”, pero en cambio encontró
“reflexiones sobre el modo en que los alimentos pueden calmar el alma, en particular en los momentos difíciles”. Muchos de los encuestados respondieron que disfrutaban de hacer más comidas
en familia, cocinar como una actividad grupal y pasar más tiempo conversando y creando lazos afectivos durante las comidas, a veces en tiempo real y a veces de forma virtual. Algunos usaron
la escasez relativa de carne para comenzar finalmente a seguir dietas a base de vegetales. Taub-Dix, quien como dietista de la ciudad de Nueva York ha seguido atendiendo a sus clientes por
teléfono y a través de Zoom y FaceTime, relata cambios similares. “Hay más personas que se cocinan para ellas y no salen a comer en restaurantes, donde se comienza con pan caliente y
mantequilla y se termina con postres que alguien trae en un carrito”, señala. Debido a esta cuarentena, muchos se ven obligados por primera vez a efectuar algunos de los cambios que los
expertos en nutrición han recomendado desde siempre. Y si obtenemos algo adicional de esta crisis, debería ser el conocimiento de que estos hábitos son, de hecho, posibles de cultivar. MÁS
CONSEJOS PARA MANTENER LA LÍNEA: 1. COMPRA CON INTELIGENCIA. Nos han dicho durante años que debemos evitar los alimentos procesados a toda costa. Sin embargo, procesado puede significar
muchas cosas distintas, señala Taub-Dix. Gran parte del procesamiento se hace para que los alimentos duren más. Lee las etiquetas y evita los alimentos que han sido despojados de nutrientes
(granos refinados, por ejemplo) o que tienen mucho azúcar añadido, y en cambio busca los que tienen listas de ingredientes más cortas, pero no te bases solo en esta lista para determinar el
valor del alimento. En vez del consejo habitual de “comprar en el perímetro” del supermercado, Taub-Dix sugiere que “encontremos lo mejor que hay en el centro”. Compra frutas y verduras
congeladas o enlatadas, latas de frijoles y legumbres, y en el pasillo del pan busca solo los productos de granos enteros. 2. PON ATENCIÓN A TUS ANTOJOS. “Es importante profundizar y ver
cómo te sientes o si realmente tienes hambre o no, pero también es importante saber de qué tienes hambre en realidad”, indica Taub-Dix. ¿Quieres algo caliente o frío, dulce o salado,
crocante o blando? Es probable que satisfacer verdaderamente un antojo evite que vuelvas a buscar más alimentos. 3. HORNEA MENOS Y COCINA MÁS. Muchos han comenzado a hornear para matar el
aburrimiento o como un proyecto divertido para hacer con los niños. Sin embargo, por lo general lo que se hornea es una gran cantidad de alimentos azucarados o grasos. Intenta reducir las
recetas a la mitad y concéntrate en lograr que los niños ayuden a cocinar comidas y meriendas más nutritivas. Las investigaciones demuestran que es más probable que intenten comerlas si
ayudan a hacerlas. 4. NO APRESURES LA CENA. Los europeos lo saben desde siempre, pero comer sin prisa le da tiempo al cerebro para recibir la señal del estómago que le avisa que está lleno,
lo que ayuda a no comer en exceso. Ahora que tienes tiempo, convierte las comidas en ocasiones especiales: pon la mesa, usa los cubiertos elegantes y comparte la comida con los tuyos.