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Según una encuesta realizada recientemente por AARP sobre la salud de los afroamericanos mayores, la presión arterial alta, la diabetes, la artritis y las enfermedades cardíacas encabezan la
lista de los problemas de salud que preocupan a los hombres negros mayores de 50 años. Los expertos dicen que esos temores tienen fundamento. “El problema es real, la preocupación es real”,
dice el Dr. Omofolarin Fasuyi, profesor adjunto de Medicina Familiar en la Facultad de Medicina de Morehouse, en Atlanta. “Tenemos disparidades en todo el espectro de problemas de salud
física y mental en la población negra”. Los adultos negros del país son un 30% más propensos que sus pares blancos a sufrir de hipertensión, según la Oficina de Salud de Minorías del
Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE.UU. Y son un 60% más propensos a recibir un diagnóstico de diabetes. Ambos trastornos son factores de riesgo de enfermedades cardíacas, las
que, según indican las investigaciones, tienen mayor probabilidad de causar la muerte de hombres negros que de hombres blancos. La razón de estas disparidades, dicen los expertos, puede
atribuirse a una variedad de factores. Algunos pueden ser biológicos, dice Fasuyi, pero otras fuerzas —entre ellas, las oportunidades económicas, el racismo estructural y la desconfianza en
los médicos— también influyen. Si bien no es posible controlar los aspectos genéticos ni modificar los problemas sistémicos en forma individual y rápida, hay varias cosas que las
personas pueden hacer para ayudar a reducir el riesgo de padecer una de estas enfermedades crónicas. “Hay cosas que podemos controlar y cosas que están fuera de nuestro control”, dice
el Dr. Sachin Shah, profesor adjunto de Medicina en la Universidad de Chicago. “Debemos enfocarnos efectivamente en los factores de riesgo modificables, las cosas que están bajo nuestro
control”. Estas son siete medidas que recomiendan tres expertos: 1. REDUCE LA CANTIDAD DE SODIO EN TU DIETA. Si reduces el sodio, la presión arterial también se reducirá. De acuerdo con
la Asociación Americana del Corazón (AHA), la persona promedio en Estados Unidos consume alrededor de 3,400 miligramos de sodio por día, más del doble de la ingesta diaria recomendada
(1,500 mg). Reducir el sodio no quiere decir necesariamente que debas hacer desaparecer el salero; la mayoría del sodio que consumimos proviene de alimentos envasados y preparados. Si bien
evitar esos alimentos puede ser difícil —especialmente para quienes no tienen acceso a opciones frescas y saludables o no tienen mucho tiempo—, las investigaciones demuestran que reducir el
consumo aunque sea 1,000 mg diarios (el equivalente a una cucharada de salsa de soya o unas pocas tajadas finas de algún embutido) puede mejorar en forma considerable la presión arterial.
2. CONOCE TUS NIVELES Si sabes que tienes presión alta (es decir, por encima de 130/80 mm Hg) o te preocupa que puedas correr el riesgo de tenerla, Shah sugiere tener un monitor de presión
en casa (puedes conseguir uno por aproximadamente $20) y vigilar esos números. En algunas farmacias y tiendas minoristas puedes tomarte la presión en forma gratuita. La presión arterial
alta, llamada hipertensión, afecta a alrededor del 56% de los adultos negros en el país y puede no tener síntomas, por lo que es fundamental vigilar los niveles. Si no se controla, la
presión arterial alta puede provocar un ataque al corazón, insuficiencia cardíaca, un derrame cerebral o enfermedades renales.