La pérdida auditiva aumenta el riesgo de demencia

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En la última década, las investigaciones han demostrado que, en comparación con las personas con audición normal, quienes tienen pérdida auditiva tienen un riesgo mucho más alto de


desarrollar demencia. Cada vez más, los investigadores están comenzando a entender el porqué. Estas son tres de las principales teorías que podrían explicar el riesgo. 1. LA PÉRDIDA AUDITIVA


PUEDE PROVOCAR AISLAMIENTO SOCIAL Y SOLEDAD Adaptado de Hearing Loss for Dummies de AARP, www.aarp.org/hearingloss (en inglés), por Frank Lin, MD, PhD, y Nicholas Reed, AuD. HEARING LOSS


FOR DUMMIES Los autores Frank Lin y Nicholas Reed en la Facultad de Medicina de Johns Hopkins describen los pasos para la salud auditiva, incluidos los beneficios para tu bienestar


cognitivo, emocional y físico (enlace en inglés). Cuando las personas con pérdida auditiva comienzan a sentirse incómodas en situaciones sociales, a menudo se aíslan, lo que puede llevar a


la soledad, al abandono de actividades cognitivamente estimulantes y a la depresión, todo lo cual puede aumentar el riesgo de demencia de una persona. 2. LA PÉRDIDA AUDITIVA SOBRECARGA LOS


CIRCUITOS DEL CEREBRO Con la pérdida auditiva, el cerebro tiene que esforzarse continuamente para procesar los sonidos degradados que provienen del oído. Los científicos dicen que cuando


esto sucede, el cerebro puede disponer de menos recursos (¡poder cerebral!) para ayudar a preservar las capacidades de pensamiento y memoria. 3. LA PÉRDIDA AUDITIVA DAÑA EL CEREBRO La


pérdida auditiva reduce el estímulo que el cerebro obtiene de la información del sonido, y esto a su vez parece estar relacionado con el encogimiento de partes del cerebro, las cuales se


atrofian más rápido a causa de esta privación crónica. Como probablemente supones, la atrofia del cerebro no es algo bueno. Los científicos estiman que la pérdida auditiva puede ser el


principal factor de riesgo de demencia potencialmente tratable, que causa más casos de demencia en el mundo que otros factores de riesgo, como la hipertensión, el tabaquismo y la falta de


educación.