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Todos sabemos que el ejercicio es bueno para el corazón y que fortalece los huesos. Pero también es una de las bases fundamentales para manejar la enfermedad de Parkinson. Esta se considera
la segunda enfermedad más prevalente entre los trastornos degenerativos progresivos del sistema nervioso, y afecta el movimiento. Las investigaciones intensivas de los últimos años han
revelado que, para los pacientes con Parkinson, el ejercicio físico puede aumentar la coordinación y el equilibrio, reducir caídas y mejorar el estado de ánimo. El Dr. Codrin Lungu, director
de programas de la División de Investigación Clínica del National Institute of Neurological Disorders and Stroke, que es parte de los Institutos Nacionales de la Salud (NIH), dice que las
evidencias preliminares también indican que el ejercicio enlentece el avance de la enfermedad. Para entender cómo podría ser ese proceso, las investigaciones se están basando en estudios
anteriores que demostraron que el ejercicio en los adultos mayores aumenta el volumen del cerebro (en inglés) y mejora las conexiones neurológicas (en inglés) en áreas que de otro modo
padecerían el deterioro relacionado con la edad. Además, las investigaciones han revelado que el ejercicio intensivo parece aumentar los receptores de dopamina encargados de coordinar las
señales que viajan del cerebro a los músculos. Los científicos creen que la falta de dopamina causa la enfermedad de Parkinson. A fin de averiguar qué tipo de ejercicio podría reportar el
mayor beneficio para el curso de la enfermedad de Parkinson, los investigadores de los NIH iniciaron recientemente un estudio clínico aleatorizado de fase 3 (en inglés) sobre los beneficios
de las rutinas de ejercicio aeróbico de intensidad alta y moderada en una cinta caminadora. El estudio incluirá a 370 pacientes con Parkinson que todavía no han comenzado el tratamiento
farmacológico, provenientes de 29 localidades del país y de Canadá. Los monitorizarán durante dos años para evaluar los efectos de su actividad física en la función cerebral, la calidad de
vida, el estado físico, la movilidad y otros factores. Si bien los medicamentos pueden contribuir a aliviar los síntomas del Parkinson, esta enfermedad no tiene cura. No obstante, los
médicos especialistas dicen que al menos dos horas y media de ejercicio por semana puede ser beneficioso para la movilidad deteriorada y alterada y para mejorar la calidad de vida.
Recomiendan específicamente el ejercicio cardiovascular que aumenta la frecuencia cardíaca hasta el 80-85% de su máximo. “Ese nivel es cuando no puedes mantener una conversación porque te
quedas sin aliento”, explica el Dr. Lungu.