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Tienes dificultad para comprender palabras, en especial, cuando hay ruido de fondo o en una multitud. Es difícil conversar por teléfono. Has dejado de disfrutar la música porque suena
distorsionada, o has empezado a evitar reuniones sociales o de trabajo. Si te identificas en algunos de estos casos, es posible que haya llegado el momento de tomar medidas. El oído es uno
de los órganos más importantes que tenemos y quizás el más olvidado o el que sin darnos cuenta descuidamos. Solo comenzamos a prestarle atención cuando notamos que no escuchamos bien algunas
palabras y sonidos o que nos cuesta trabajo entender bajo ciertas circunstancias. Pero ¿qué pasa si una prueba de audición comprueba que el oído está bien? ¿Por qué sentimos que podemos
oír, pero se nos hace difícil entender lo que escuchamos? Debes saber que esta es una de las quejas que frecuentemente presentan los pacientes y muchas veces el problema no está relacionado
con el oído propiamente. De hecho, existe toda una gama de síntomas y condiciones que pueden afectar cuan bien oyes y cuan bien entiendes lo que oyes. Estos pueden incluir una pérdida de
audición parcial, tener déficit de atención (ADD o ADHD), autismo, ¡o hasta el hablar más de un idioma! Veamos de qué se trata, y qué puedes hacer. ESCUCHAS, PERO NO ENTIENDES: ¿POR QUÉ? La
audición es una combinación entre poder detectar sonidos (el oído) e interpretar esos sonidos para que hagan sentido (el cerebro o sistema nervioso central). En Estados Unidos, alrededor de
una de cada tres personas entre 65 y 74 años tiene pérdida de audición. Casi la mitad de las personas mayores de 75 años tienen dificultad para oír, según el National Institute on Deafness
and Other Communication Disorders (NIDCD). Aunque los primeros síntomas podrían manifestarse a partir de los 55 años, investigaciones realizadas por el Epidemiology and Statistics Program
del NIDCD revelan que alrededor de un 2% de adultos de 45 a 54 años tienen pérdida auditiva incapacitante. La tasa aumenta al 8.5% para los adultos de 55 a 64 años. Es posible que la pérdida
de audición sea solo parcial, por lo que una prueba de audición realizada bajo condiciones controladas, en una consulta médica y con audiófonos, indique que tu audición está dentro de los
parámetros normales para tu edad, pero no refleje las dificultades que presentas al entender. Por ejemplo, con la edad es muy común perder la capacidad de oír sonidos de frecuencia alta; sin
embargo, seguimos captando bien los sonidos de frecuencia baja. No poder oír bien los sonidos de frecuencia alta muchas veces ocasiona esa sensación de poder oír, pero no entender. ¿Por
qué? Porque las vocales (A, E, I, O y U) son sonidos de baja frecuencia, mientras que muchas consonantes como la S, F, V, K, P y combinaciones como Th y Sh (comunes en la lengua inglesa) son
de frecuencia alta. Son estos sonidos de consonantes los que le dan sentido a las palabras. Si no los podemos distinguir, no podemos entender el significado de lo que nos dicen.