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Al llegar a los 45 años, además de luchar contra los sofocos ocasionales o los cambios de humor, puede que notes que tus pantalones negros favoritos empiezan a quedarte más ajustados. Puedes
culpar a la secadora por encogerlos un número limitado de veces antes de admitir que puedes estar aumentando de peso en el abdomen. Según la revista _Menopause_, las mujeres posmenopáusicas
se ven especialmente afectadas por la epidemia de obesidad y presentan tasas más elevadas de obesidad grave que sus homólogos masculinos, lo que las expone a un mayor riesgo de padecer
enfermedades relacionadas con la obesidad. Las mujeres aumentan un promedio de 5 libras durante la menopausia, aunque este peso no está directamente relacionado con la menopausia. "El
aumento de peso que experimentan las mujeres de mediana edad se atribuye en gran medida al proceso de envejecimiento", explica la Dra. Stephanie Faubion, directora del Centro de Salud
de la Mujer de la Mayo Clinic y directora médica de The Menopause Society. Esto está relacionado principalmente con la pérdida de masa muscular magra vinculada a la edad". Según
Faubion, a partir de la mediana edad perdemos aproximadamente un 0.8% de masa muscular al año, lo que repercute en nuestro peso porque el músculo quema más calorías que la grasa.
"Incluso cuando estamos en el gimnasio, quemamos menos calorías que antes. Pero también quemamos menos calorías cuando estamos sentados. En general, nuestro ritmo metabólico se
ralentiza, pero a menudo no lo compensamos reduciendo nuestra ingesta calórica. El resultado es que hay un aumento neto de peso durante la mediana edad". ¿QUÉ PROVOCA LA GRASA
ABDOMINAL DURANTE LA MENOPAUSIA? A medida que experimentas la menopausia, puede que notes algo más: aunque el número en la báscula no aumente considerablemente, cualquier peso que subas se
acumula alrededor de tu abdomen, dejándote con lo que seguramente parece la panza de cerveza de otra persona. La menopausia es responsable de una mayor redistribución de la grasa de la
periferia a la sección media porque los ovarios dejan de producir estrógeno. "Depositamos preferentemente grasa en el abdomen después de perder estrógeno", dice Faubion. "Y
eso está relacionado con el efecto del estrógeno en el metabolismo de la grasa. Así que no suele cambiar la báscula... pero cambia a dónde se dirige la grasa". RIESGOS PARA LA SALUD DE
LA GRASA ABDOMINAL Este tipo de grasa en el abdomen es tóxica. "Produce hormonas como la del estrés, el cortisol, así como proteínas inflamatorias conocidas como citoquinas",
explica la Dra. Pamela Peeke, profesora adjunta de Medicina Familiar y Comunitaria en la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland y autora de _The Hunger Fix: The Three-Stage Detox
and Recovery Plan for Overeating and Food Addiction_. Estas sustancias obligan al organismo a producir más insulina, lo que no solo aumenta el apetito, sino también el almacenamiento de
grasa en las células adiposas. Esto, a su vez, hace que el abdomen aumente de tamaño aún más y que se genere resistencia a la insulina, un factor que contribuye a la aparición de
enfermedades cardíacas y diabetes tipo 2. La grasa abdominal se asocia a un riesgo mucho mayor de enfermedades cardiovasculares, afirma Faubion. Un estudio publicado en el 2019 mostró que
tener grasa en el vientre (en inglés), incluso cuando el peso general estaba dentro de un rango normal, ponía a las mujeres en mayor riesgo de sufrir un ataque cardíaco, un derrame cerebral
y otras enfermedades cardiovasculares. "Eso se llama obesidad de 'peso normal' porque tienen grasa abdominal, pero siguen estando en el rango normal del IMC [índice de masa
corporal]", dice Faubion. "[El estudio] reforzó que llevar grasa en el vientre, aunque no se tenga sobrepeso ni obesidad, es un riesgo de enfermedades cardíacas".