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Si bien los síntomas del hipertiroidismo —la hiperactividad de la glándula tiroides— son muy claros (pérdida de peso a pesar de una alimentación normal, ansiedad y frecuencia cardíaca
acelerada o irregular), los del hipotiroidismo —la hipoactividad de la glándula tiroidea— son más imprecisos y de desarrollo más lento, sostiene el Dr. Francesco Celi, especialista en
tiroides de los National Institutes of Health (NHI, Institutos Nacionales de Salud). El riesgo de desarrollar hipotiroidismo es mayor en mujeres de más de 50 años, y va aumentando con la
edad. Su forma más frecuente es una enfermedad autoimmune llamada tiroiditis de Hashimoto, en la que el propio sistema inmune ataca la glándula. Es una enfermedad hereditaria que, según la
AACE, afecta a más de 10 millones de estadounidenses, en su mayoría mujeres, y puede permanecer sin ser diagnosticada por años. La gente con hipotiroidismo puede no darse cuenta de que sus
niveles de hormonas tiroideas están bajos, debido a que los síntomas pueden confundirse con afecciones asociadas al paso del tiempo, como los cambios en la piel y el cabello, la falta de
memoria, constipación, dolor muscular y falta de energía. Puede causar también déficit cognitivo y depresión en personas mayores, explica Celi. Entretenimiento Paramount+ 10% de descuento en
cualquier plan de Paramount+ See more Entretenimiento offers > DIFÍCIL DE DIAGNOSTICAR Y DE TRATAR Diagnosticar y tratar el hipotiroidismo puede representar un gran desafío,
especialmente en aquellos pacientes en los que los niveles de hormonas tiroideas están en el límite de lo normal. En la mayoría de los casos, un nivel hormonal de entre 4 y 10 es un rango
aceptable como para iniciar un tratamiento. Cuando los pacientes presentan sintomatología con niveles hormonales de 3, los médicos se enfrentan al dilema de decidir si tratarlos o no. Y es
algo difícil de resolver, porque el tratamiento no pasa por tomar una pequeña píldora que curará de inmediato todos los síntomas. Encontrar la dosis justa de la medicación de reemplazo para
mantener los niveles hormonales estables puede ser muy complicado. A Kruger le tomó cerca de 20 años llegar a sentir que había “recuperado su vida”. Durante ese lapso, y a pesar de los
medicamentos, sus niveles de hormonas tiroideas siguieron siendo problemáticos. Ella siguió sintiéndose cansada y aumentando de peso; su colesterol subió y comenzó a desarrollar enfermedad
cardiovascular, consecuencia de la disfunción tiroidea. TENGO UN NÓDULO TIROIDEO. ¿Y AHORA QUÉ? Los diagnósticos de cáncer de tiroides aumentaron de 17.000 en el 2002 a 57.000 en el 2012.
Aun así, es relativamente poco frecuente y presenta una tasa de supervivencia alta, del 97 %, luego de cinco años, sostiene el Dr. José C. Dutra, director de la clínica de cirugía de
tiroides de Feinberg School of Medicine (Facultad de Medicina Feinberg), de Northwestern University. Dutra y otros expertos creen que el incremento de los diagnósticos se debe a una mayor
utilización de métodos como la resonancia magnética o la tomografía computarizada, los cuales pueden detectar pequeños nódulos que son no palpables. “El noventa por ciento de ellos son no
cancerígenos”, señala. Finalmente, unos seis meses atrás, uno de sus médicos escuchó acerca de un nuevo fármaco para el hipotiroidismo y mandó a Kruger a consultar al Dr. Mark Lupo,
especialista en tiroides, de Sarasota. Lupo le prescribió Tirosint —levotiroxina sódica— en cápsulas de gelatina blanda, el reemplazo de hormona tiroidea normalmente usado para tratar el
hipotiroidismo. (Tirosint fue aprobado para ser comercializado en el mercado estadounidense en el 2010).