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“¿Por qué le sucedió esto?”, preguntó Margaret, la devota esposa de Don, de 72 años, quien había tenido un derrame cerebral grave. “No se lo merece; es un hombre maravilloso”. Durante esta
sesión de psicoterapia no me pedía una explicación médica, sino una espiritual o filosófica. ¿Qué propósito podría servir el derrame cerebral que sufrió su esposo? ¿Qué sentido podría tener?
Sentí la angustia de Margaret, pero no tenía respuesta para ella. Tampoco supe cómo responder a los muchos otros cuidadores a lo largo de los años que han planteado la misma pregunta básica
sobre los padecimientos de sus familiares, como la demencia, las lesiones cerebrales traumáticas, el cáncer, la enfermedad de Parkinson, el trastorno bipolar, el dolor crónico o la EPOC.
Sentía empatía por ellos, pero a mí también me cuesta saber por qué sufrimos. Algunos cuidadores creen que no hay razón para el sufrimiento y tiene poco sentido preguntarse el por qué, ya
que es parte de la condición humana. Otros se preguntan sobre ello, pero no se obsesionan con el tema mientras están inmersos en tareas de cuidado para tratar de aliviar ese sufrimiento.
Para Margaret, sin embargo, encontrar alguna explicación fue muy importante. Al igual que muchas personas con fuertes opiniones religiosas, la convicción de que la vida debe ser justa o la
expectativa de que, como dice el viejo dicho, “lo que se siembra, se cosecha”, ella creía en un “mundo justo”; es decir, que las personas obtienen lo que se merecen. Se preguntaba a sí misma
cosas como: “¿Hizo Don algo terrible al principio de su vida que justificara su sufrimiento ahora? ¿Acaso fui yo? ¿Todavía estoy haciendo algo mal sin saberlo?”. Estas preguntas la hacían
sentir más angustia. Mucho antes de que sus familiares se enferman, se lesionan o se incapacitan, los cuidadores familiares han desarrollado los valores, las creencias y las perspectivas de
vida que darán forma a sus respuestas ante el cuidado familiar. Sin embargo, incluso cuando suceden cosas malas y se convierten en cuidadores, todavía pueden encontrar significados
diferentes para el sufrimiento de sus seres queridos y para el suyo propio. Incluso podrían llegar a una mayor aceptación. Estas son algunas ideas sobre cómo hacerlo: