¿deberías renunciar a tu trabajo para cuidar a un ser querido?

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Los cuidadores desesperados y listos para renunciar a su trabajo primero deberían explorar otras alternativas. Truskinovsky aconseja consultar la Ley de Licencia Familiar y Médica (FAMLA,


Family and Medical Leave Act), que permite a los trabajadores tomarse libre hasta 12 semanas en un año calendario para cuidar a un pariente. Otros beneficios, como un horario flexible,


también pueden ayudar. La pandemia dio lugar a mayor flexibilidad que, en opinión de Truskinovsky, es “realmente más compatible con el cuidado de los adultos mayores”. El trabajo híbrido o 


el trabajo a distancia de tiempo completo puede ayudar a los cuidadores a equilibrar sus responsabilidades. John Dooney, asesor especializado de Society for Human Resource Management (SHRM),


dice que el trabajo híbrido “brinda más flexibilidad para que el personal no renuncie. Eso es lo que están haciendo los empleadores para conservar a sus empleados y al contratar”. Dooney


señala que los empleadores tienen otras maneras de asistir a los empleados, como reducir su horario laboral de tiempo completo a tiempo parcial; consolidar días personales, por enfermedad y


de vacaciones para que el cuidador se tome una licencia extendida del trabajo; o aprovechar las cuentas de gastos flexibles, que el cuidador puede destinar a los gastos médicos del pariente


bajo su cuidado, siempre que sea un dependiente para los fines impositivos. Algunos empleadores también ofrecen beneficios para cuidadores, como orientación, planes de asistencia para el


cuidado de dependientes —que permiten al empleado apartar dinero libre de impuestos para pagar costos calificados del cuidado diurno de dependientes adultos— y recomendaciones de servicios


de asistencia. MUY IMPORTANTE: TENER UN PLAN ALTERNATIVO Antes de renunciar a su trabajo, Romano analizó sus finanzas, incluidos sus ahorros y el valor de su propiedad frente al río, que


incluye una casa y una pequeña cabaña. Si el dinero escasea, cree que podría vender la propiedad y mudarse a un lugar más económico. Por otra parte, no es común que el cuidador se tome un


descanso. En los últimos tres meses, Romano le pagó a una amiga para que se quedara con su padre una noche. Lo ha llevado a algunos programas de cuidado diurno para adultos y aprovecha ese


tiempo para tratar con los médicos y encargarse de otros trámites. “Este trabajo ha exigido tanta fuerza como cualquier otro empleo que haya tenido”, explica Romano. “Tiene un componente


emocional. Definitivamente hay asuntos personales de familia y los tienes que enfrentar muy de cerca”.