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(Haz clic en el botón CC del video para seleccionar los subtítulos en español) La proporción de las compras que se realizan por internet ha venido aumentando desde hace muchos años. Las
ventas del comercio electrónico superaron los $1,030 millones en el 2022, cifra que representa un aumento del 7% con respecto al 2021, y la primera vez que la cifra sobrepasa los $1,000
millones, según el Buró del Censo del Departamento de Comercio. Los ciberdelincuentes no se han quedado atrás. Una encuesta de AARP en la que participaron 2,012 consumidores estadounidenses
mayores de 18 años, encontró que más de un tercio de los encuestados ha sufrido fraude al intentar comprar un producto a través de un anuncio en línea. Las estafas relacionadas con las
compras en línea son las que con más frecuencia se informan al Better Business Bureau (BBB): representan el 32% de las denuncias presentadas en el 2022 al rastreador de estafas del BBB, y el
más arriesgado, con 3 de cada 4 víctimas reportando pérdida de dinero. La típica estafa de compras comienza con un sitio web, aplicación móvil o, cada vez más, un anuncio en redes sociales
falso. Según la Comisión Federal de Comercio (FTC), las estafas de compras en línea son las más comúnmente reportadas que se originan en las redes sociales. Algunas tiendas electrónicas
falsas se inventan desde cero, pero muchas imitan a minoristas muy conocidos, con logotipos y eslóganes familiares y un URL que se confunde fácilmente con el real. Ofrecen artículos
populares a una fracción del costo habitual y prometen ventajas como el envío gratuito y la entrega de un día para otro, aprovechándose de que las personas que hacen compras por internet
aprecian los descuentos y la velocidad.