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Meta –la antigua Facebook– ha anunciado este martes que pondrá fin a su programa de verificación, una decisión sobre sus políticas de moderación de contenido ... que la acerca a Donald Trump
y a la línea impuesta por Elon Musk en X/Twitter. «Vamos a eliminar a los 'fact-checkers' (verificadores de contenido) para reemplazarlos por notas comunitarias similares a las de
X, empezando en Estados Unidos. Los verificadores de hechos han sido demasiado parciales políticamente y destruyeron más confianza de la que han creado, especialmente en Estados Unidos», ha
asegurado Mark Zuckerberg, fundador de esta red social y dueño también de Instagram y Whatsapp. El actual sistema de comprobación de datos se implantó en 2016 y consistía en que
organizaciones independientes se encargaba de comprobar la veracidad de las informaciones que se publicaban en la red social. «Un programa destinado a informar, con demasiada frecuencia, se
convirtió en una herramienta para censurar», ha asegurado Joel Kaplan, jefe de Asuntos Globales de Meta recientemente incorporado a la compañía. El nuevo modelo se llama Notas de la
Comunidad y en la práctica supone barra libre para todo tipo de comentarios. El anuncio concuerda con muchas de las quejas de los republicanos y del propio Musk, que consideran censura estas
prácticas de verificación de contenidos y sostienen que «las recientes elecciones (del 5 de noviembre) se sienten como un punto de inflexión cultural hacia, una vez más, priorizar la
libertad de expresión». FICHAJE DE DANA WHITE Este cambio de estrategia es un paso más en la progresiva reconciliación entre Zuckerberg y Trump. El presidente estadounidense criticó en
varias ocasiones a Meta por su supuesto sesgo contra los conservadores e incluso fue expulsado de la plataforma tras el asalto al Capitolio de sus partidarios en enero de 2021 -finalmente
sería readmitido a principios de 2023-. El acercamiento entre ambos es evidente desde hace unos meses. Zuckerberg acudió a Mar-a-Lago en noviembre para felicitar a Trump por su vuelta a la
Casa Blanca y ha anunciado la donación de un millón de dólares para la ceremonia de investidura que tendrá lugar el 20 de enero. A este giro de guion pertenece también el sorprendente
fichaje para su junta directiva de Dana White, el dueño de Ultimate Fighting Championship (UFC), la compañía de lucha sin reglas en la que triunfa Ilia Topuria. «Nunca me había interesado
formar parte de un consejo de administración hasta que recibí la oferta de unirme al consejo de Meta. Soy un gran creyente de que las redes sociales y la inteligencia artificial son el
futuro. Estoy muy emocionado de unirme a este increíble equipo y aprender más sobre este negocio desde dentro. No hay nada que me guste más que construir marcas, y estoy deseando ayudar a
llevar a Meta al siguiente nivel», ha dicho White, un forzudo de 55 años que empezó como profesor de aerobic y controla ahora un imperio que genera millones de dólares. Un dato habla sobre
su cercanía a Trump. Fue White el primero en tomar la palabra tras el discurso de la victoria del republicano el pasado 7 de septiembre. «No han podido detenerlo. Él siempre va hacia
adelante. Él no se da por vencido. (...) Esto es karma, damas y caballeros», gritó este forzudo de 55 años que empezó como profesor de aerobic y controla ahora un imperio que genera millones
de dólares y cuenta con 600 empleados en todo el mundo. La relación de ambos empezó hace dos décadas, cuando Trump le ofreció sus propiedades para los eventos de artes marciales mixtas.
Durante la campaña, White le devolvió el favor consiguiéndole el apoyo del mundo de la lucha, lo que arrastró el voto de miles de jóvenes enganchados a estos combates. GIRO EN SILICON VALLEY
Zuckerberg es aficionado desde hace años a los deportes de contacto y fiel seguidor de la UFC. De hecho, formó parte del equipo de Alexander Volkanovski en la pelea de este contra Ilia
Topuria en la que el español de origen georgiano le arrebató el título mundial. Incluso llegó a retarse con Elon Musk a un combate. Se llegó a decir que lo organizaría el propio Dana White y
que los beneficios se destinarían a proyectos solidarios. «Sería la pelea más grande de la historia», exageró el promotor. Sin embargo, lo que prometía ser un combate épico en «la antigua
Roma» -inicialmente se iba a celebrar en Las Vegas y después se trasladó a Italia- acabó en un cruce de palabras en las que Zuckerberg acusó al propietario de X/Twitter de «no ir en serio».
«Gallina», respondió el hombre más rico del mundo. SILICON VALLEY YA NO TUERCE EL GESTO ANTE EL REPUBLICANO Cuando hace nueve años Donald Trump se reunió con los líderes de las principales
empresas tecnológicas del país, pocos de ellos esbozaron una sonrisa cuando se les pidió que posaran ante los fotógrafos sentados a la vera del nuevo presidente. La única excepción fue Peter
Thiel, que se acomodó a la izquierda de Trump. Este inversor de 57 años mueve desde la sombra buena parte de los hilos en Silicon Valley. Se le acusó incluso de ser el responsable de
provocar el hundimiento en 2023 del Silicon Valley Bank (SVB) al recomendar a las empresas de su propio fondo de capital riesgo retirar su capital de esta entidad. Fue la segunda mayor
quiebra bancaria de Estados Unidos. Entonces, solo él se había mostrado partidario del republicano. Las tornas han cambiado y al margen de Musk, ministro sin cargo, Tim Cook, CEO de Apple,
felicitó a Trump por su victoria electoral, algo que no hizo en 2016. «Soy muy optimista esta vez», dijo en diciembre Jeff Bezos, el fundador de Amazon esperanzado en que el presidente
elimine las regulaciones que consideran limitan el sector tecnológico. También ayuda que el vicepresidente, J.D. Vance, con contactos en esta industria.