Simplemente tom cruise | la verdad

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El cine para todos los públicos invade los estrenos como Eurovisión la actualidad de la semana. Por suerte el éxito no lo decidirá el voto ... popular (o ganaría una película israelí), sino


la gente que pagará una entrada. Llega la primera superproducción del verano, que con un presupuesto de más de cuatrocientos millones de dólares reventará con seguridad taquillas gracias al


carisma del sesentón Tom Cruise (con el bótox que lleva encima lo enterrarán en el contenedor amarillo), que vuelve a encarnar al superespía Ethan Hunt. En 'Misión imposible: sentencia


final' salvará al mundo con su equipo habitual, y la espectacularidad propia de una saga que tiene más trampas que un alto el fuego de Putin. Cada entrega de esta dilatadísima serie


supera la espectacularidad de la anterior. Lo que menos importa en ellas es el guion que se defiende, pues son los efectos especiales, las piruetas que hace Cruise y los cachivaches de


última tecnología que exhiben lo que realmente buscan los espectadores necesitados de emociones fuertes (no deben ver las noticias). En esta ocasión, que puede ser la última, además hacen


una especie de episodio resumen de todo lo acontecido. Entretenida para todos e imprescindible para los fanáticos. Bobby Cannavale se sale de su habitual papel de comediante en la


aparentemente apreciable 'Una función inesperada', y lo hace acompañado de Robert De Niro. Un drama emocional con gotas de comedia que resbalan sin humedecer la parte seria de la


historia, consistente en un padre que se fuga con su hijo autista para evitar que lo metan en un centro. Con esa huida comienza una 'road movie' que nos permite conocer a un abuelo


(De Niro) en suspensión de pagos emocional, a un padre en bancarrota existencial y a un hijo cuya mente a veces vive en Gaza. Es de agradecer que el autismo no se trate como tragedia sino


como realidad, y aun teniendo hechuras de telefilm, logra trascender por la delicadeza con la que se tratan las situaciones y el propósito, no siempre conseguido, de salirse del camino


trillado. Un interesante trabajo que tiene el problema de poderla confundir con alguna de las aberraciones cinematográficas con niño perpetradas por De Niro últimamente, y donde demostraba


el mismo talento que un cantante de crucero. Disney lleva varias décadas sacando agua del pozo seco de sus clásicos animados transformándolas en imagen real. Ahora le toca a 'Lilo y


Stich', una de sus más tiernas aventuras. Una niña recibe en su familia a un extraterrestre peculiar que destruye todo lo que toca. El bicho es una mezcla de un gremlin que ha comido


después de medianoche, un E. T. borracho y Ábalos en la habitación de un parador. La película será para todos los públicos, seguro que sonreímos alguna vez y nos producirá ternura, lo que no


puedo aseguraros es que sea mejor que la original de dibujos, que es lo mínimo que se le debería exigir. Ahora pasamos de una hija sin padre a un padre sin hijo, más bien con muchos hijos,


pues se trata del padre Simon, un buen sacerdote que cuida a su parroquia, que descubre que tiene un hijo de antes de tomar los hábitos. Cómo debe enfrentarse a eso haciéndolo compatible con


su vocación es lo que cuentan en 'Un buen padre'. El suave drama no parece caer en lo tremebundo pero sí en la previsibilidad. Todo se narra sin concesiones y se rueda con


precisión, dejando que las cosas sucedan orgánicamente. *** Nadie es perfecto y las más de cien películas dirigidas o guionizadas por Mariano Ozores menos todavía. Este creador del


blockbuster patrio fallecido hace dos días, lo sabía. Pero alguien que fue capaz de atraer a noventa millones de espectadores al cine con sus comedias populares merece un respeto y que a su


muerte a los 98 años le hagamos un homenaje. Sus trabajos no serán obras de arte (si habéis visto 'Los bingueros' o 'Jenaro el de los 14' me daréis la razón), pero con el


dinero que hizo ganar al cine español otros hicieron obras maestras. Además, era una buena persona, ¿qué más se le puede pedir a alguien? Que tengáis una semana de cine.