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Lunes, 28 de abril 2025, 17:20 | Actualizado 18:35h. Comenta Compartir «No se puede echar gasolina ni gasóil desde las doce del mediodía, porque no tenemos luz para los surtidores. Y nos
sabemos cuándo volverá la electricidad. Lo siento». A las dos y media de la tarde de este negro lunes 28 de abril, Carmen, empleada de la gasolinera de Repsol en la pedanía murciana de El
Campillo, se armaba de toda la paciencia del mundo para ir respondiendo a los conductores que se detenían para repostar. Tras algo más de dos horas de apagón eléctrico, decenas de
conductores habían visto ya cómo no podían recargar el depósito en esta estación de servicio, una situación repetida en toda la Región, donde se formaron largas colas a la espera del
restablecimiento del suministro. «Por ahora, la gente está reaccionando bien, aunque entiendo que alguno se enfade. Veo a la gente sorprendida y preocupada», señaló Carmen. Uno de los
afectados, Miguel Ángel, contaba a LA VERDAD el roto que le hacía la situación. «Creo que llevo el combustible justo para llegar al colegio a Cabezo de Torres, donde entro a trabajar en un
rato. No sé si me dará para volver luego a mi casa en El Esparragal». Fina, vecina de esta última localidad, se acercó hasta la gasolinera para echar diésel y, de paso, cambiar la bombona de
butano «para poder cocinar». «Menos mal que vivo cerca y me queda combustible para volver a mi casa», dijo aliviada la mujer, a quien echó ayudó a cargar la botella el oriolano Roberto
Carlos Leyva. En medio de la confusión, Leyva, cantante que fue noticia en 2016 por haber participado en un espectáculo de circo promovido por el Papa Francisco, decidió quedarse en la
gasolinera para echar una mano a Carmen «como voluntario». «No hay gasolina, la gente no puede repostar. Ha venido gente que tenía que viajar a Madrid y no ha podido, porque no tenía
gasolina para hacer 500 kilómetros; otros decían que iban a recoger a sus hijos al colegio y se han puesto nerviosos al ver que no podían repostar... Los que tenían dinero en efectivo, han
podido llevarse butano y algo de comida, y alguno que solo iba con la tarjeta de crédito ha preguntado si le fiaban», relató Roberto. VIGILANCIA POLICIAL En apenas quince minutos, pasaron
por la gasolinera una patrulla de la Policía Local y otra de la Guardia Civil, que vigilaban la seguridad de la zona y atendían a algunos ciudadanos que les pedían información. El goteo de
conductores que bajaban la ventanilla y preguntaban a Carmen, que tiraba de profesionalidad y paciencia, era continuo. Además de coches y furgonetas, también pasaron varios motoristas. Y con
las mismas, se fueron. La venta de butano no le daba tregua. «En un rato hemos vendido ya siete», comentaba la trabajadora. Y en la tienda, María Isabel Andrade, vecina de Cabezo de Torres,
se disponía a comprar dos bolsas de carbón de leña. No le quedaba otra: «Somos cuatro en casa. Para hacer la comida para mi marido y mis dos hijos, como tengo vitrocerámica, no hay luz y
tengo carne en la nevera, voy a hacerla a la brasa. Y voy a ver si me llevo algo de pan, si hay». Comenta Reporta un error