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Hace unas semanas, los antiguos alumnos de la Escuela de Aprendices de Bazán conmemoraban el centenario de la creación de dicha institución, con un acto ... en el que todos los asistentes
destacaron su importancia como precursora de lo que actualmente se conoce como Formación Profesional Dual y , a la vista está, que ese legado continúa muy vivo a día de hoy. La mejor prueba
de ello es que las antiguas instalaciones, en las que durante más de cincuenta años se encontraban sus talleres, se han preparado para albergar la Escuela de Soldadores de Navantia,
enmarcada en el denominado proyecto Cefesol, y que se encarga de formar a trabajadores especializados en soldaduras para la industria naval. Este Centro de Formación Especializada en
Soldadura se concibió en un primer momento para dar a los propios trabajadores del astillero el adiestramiento para obtener la homologación que se les requiere cada cierto tiempo, pero la
verdadera y última vocación de este proyecto es la de abrirse al exterior, enseñando así el oficio a quienes en un futuro próximo podrían pasar a formar parte de la propia plantilla del
astillero en Cartagena. De hecho, tal y como ha explicado su responsable, Jose Manuel Rosique, cuentan ya con cerca de una decena de alumnos procedentes tanto del CIFP Politécnico como de
Salesianos, que están aprendiendo los diferentes procedimientos de soldadura para la industria naval, durante su periodo de prácticas. Los resultados de años anteriores han venido a
confirmar que esta propuesta es todo un acierto, ya que «el cien por cien de las personas que han sido adiestradas en esta escuela han encontrado un empleo en empresas auxiliares o
relacionadas con esta industria, prácticamente antes de terminar la formación», informó Rosique. Además, a partir del próximo día 21 de abril, en estas instalaciones se va a acreditar a
trabajadores de la industria auxiliar en tratamiento térmico. Las nuevas instalaciones se han adecuado para acoger un total de veinticinco cabinas para soldadores, un apartado de tratamiento
térmico, que es con lo que se suelda el casco del submarino; una máquina para soldadura de arco sumergido, mucho más rápida que la convencional y que requiere menos personal, e incluso un
pequeño robot que se emplea para automatizar con I+D procedimientos complejos como la soldadura de pasos de casco. «Tenemos también salas de realidad virtual para soldaduras, con hasta diez
máquinas, que permitirán a los alumnos hacer sus primeras prácticas de forma segura y con todos los tipos de soldadura que se vayan a encontrar en el futuro», afirmó el responsable de la
Escuela. NECESIDAD DE MANO DE OBRA Contar con profesionales especializados se ha convertido en una necesidad perentoria para el astillero. De hecho, el comité de empresa ha calculado una
horquilla de entre 400 y 600, el número de trabajadores que Navantia necesita añadir a su plantilla de forma urgente para poder hacer frente sin dilaciones a los encargos presentes y
futuros. «Esta Escuela de Soldadores es muy importante para el futuro de Navantia, porque vamos a dar a los alumnos la oportunidad de poder entrar a trabajar aquí. No van a aprender en
ningún sitio mejor que aquí porque lo harán con los mismos materiales con los que van a trabajar cuando estén contratados», explicó Rosique. Para acoger este proyecto, el edificio de los
antiguos talleres ha requerido una remodelación integral, que ha afectado tanto a la nave principal como a la parcela contigua, que está destinada a la zona de aparcamiento, y que ha
supuesto una inversión superior al millón de euros. En el interior, las estancias se han dividido para separar los aularios, la zona para profesorado y audiovisuales y, al otro lado, los
vestuarios, sala de reuniones, almacén y oficinas. Además, se construyó una cubierta completamente nueva.