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No deja ni hacer la primera pregunta de esta entrevista Marcos Salvador Romera (Puerto Lumbreras, 1953) porque quiere «explicar antes una cosa para quede muy ... clara». Lo primero es lo
primero. Toma asiento el artista y el periodista toma nota. Esa «cosa» versa sobre la exposición –que será todo un homenaje– que se está organizando con muchas dosis de dedicación y cariño
para el próximo mes de septiembre en el Palacio Almudí en torno a la figura y la obra de su «amigo» Antonio Ballester, fallecido hace poco más de un año. Y lo que hay que dejar
meridianamente claro es que esta exposición «la forman 25 artistas, seleccionados por la relación de amistad y afecto con Antonio Ballester. Yo no soy el comisario de la exposición. El
coordinador de la exposición se llama Vicente Martínez Gadea, y yo colaboro con él haciendo juntos el montaje de la muestra», asegura quien ha comisariado más de 300 exposiciones a lo largo
de su vida, además de levantar el Centro Párraga de Murcia, entre otros muchos proyectos. También fue, durante muchos años, director del Departamento de Artes Plásticas y Exposiciones de la
Comunidad Autónoma de Murcia, lo que le llevó a dirigir diez Bienales de Pintura y Escultura. También fue director del Pabellón de Murcia en la Exposición Universal de Sevilla de 1992. Hijo
de maestros, buenísimo amigo de sus amigos, ya –felizmente– jubilado de la oficina, que no retirado de sus cosicas, Marcos Salvador Romera vive dedicado ahora a lo que más le ha gustado
siempre: pintar. Vivir. Y sigue aclarando: «No quiero que haya pintores o artistas que se mosqueen porque aparezco aquí yo con un protagonismo excesivo». Siempre tan humilde como honesto
este risueño Salvador. –¿CÓMO SURGE LA IDEA DE LA EXPOSICIÓN? –Lola Paz, la viuda de Antonio Ballester, se pone en contacto con Vicente Martínez Gadea unos meses después de morir Antonio. Le
habló de los materiales que había dejado Antonio en su estudio, que eran muchos. Lápices, papel, ceras, óleos, acrílicos, lienzos... Y le dijo que el deseo de Antonio hubiera sido que esto
se utilizara y que no se perdiera. Vicente recogió todo el material y fue él quien propuso que se repartiera en una lista de artistas que, según Lola, tenían una relación de amistad con
Antonio, para que realizaran una exposición con los propios materiales de Antonio Ballester. Es decir, resucitar de alguna manera a Antonio Ballester. Ahora mismo, en los 25 estudios de
estos 25 artistas, hay materiales de Antonio Ballester con los que vamos a trabajar, incluso una serigrafía –'Femme'– sobre la que vamos a intervenir cada uno a nuestra manera. La
exposición se llama 'Querido Antonio', y será un homenaje de amistad y una manera de que Antonio siga pintando con sus propios materiales a través de sus amigos. –¿QUIERE DEJAR
CLARO ALGO MÁS? –Sí. Esta exposición no significa que, si hay alguien que quiera hacer otra exposición de homenaje a Antonio, que la haga. Nosotros nos implicaríamos encantados para lo que
haga falta. Pero, lo más importante: Antonio Ballester ha sido, probablemente, el artista murciano más importante de mi generación. Y creo que es necesario realizar una exposición antológica
para dar a mostrar lo que ha sido su obra y su persona en toda su magnitud. Y eso corresponde a la Administración. A la que sea. Sí, que quede claro. Esta exposición no sustituye la
exposición que Antonio Ballester merece. –DICEN QUE LOS AMIGOS SE CUENTAN CON LOS DEDOS DE UNA MANO, PERO EN EL CASO DE ANTONIO BALLESTER HARÍAN FALTA VARIAS MANOS. –Sí, podían haber sido
muchos más los artistas que participaran en la exposición, pero los materiales no llegaban para tanto. En esa lista final están Alfonso Albacete, Severo Almansa, Mari Carmen Artigas, Juan
Ballester, Manolo Barnuevo, Carlos Belmonte, Esteban Campuzano, Pedro Cano, Ángel Fernández Saura, Alejandro Franco, Miguel Fructuoso, José María Garres, Sofía Gea, Petrus, Ángel Haro,
Esteban Linares, Ana Martínez, Paco Martínez Almagro, Vicente Martínez Gadea, Antonio Martínez Mengual, Chelete Monereo, Carlos Pardo, Manuel Pérez, Katarzyna Rogowicz, Vicente Ruiz, Juan
Bautista Sanz y Marcos Salvadodr Romera. –ANTONIO BALLESTER, ¿CÓMO ERA? –Era un gran artista. Su padre, Mariano Ballester, se encargó de formarlo a nivel técnico. Se lo llevó a estudiar
Bellas Artes a París. Aquí estábamos por detrás. Era un artista multidisciplinar, que se dice ahora. Era un cantaor muy largo, que dicen los flamencos. Dominaba todos los palos.
«SENSIBILIDAD Y TERNURA» –¿QUÉ RECUERDA DE SU AMIGO? –Te podía dar la sensación de que era un poco huidizo, tímido. Incluso arisco. Sin embargo, Antonio era la sensibilidad y la ternura en
estado puro. Era una criatura maravillosa. Guardaba lo que tiene que guardar un artista, ese cantor infantil, esa gracia infantil en el trazo, en la vida que le daba a cada línea. Porque, de
alguna manera, Antonio era un adulto que seguía manteniendo los valores más importantes de la frescura de un niño. Un niño mayor, un niño grande con una gracia y un sentido del humor muy
especial. Se le ocurrían cosas que nos descojonábamos de risa. También he de decirle que Antonio fue el caso típico de artista que se tenía que haber ido de Murcia, porque aquí no existían
muchas posibilidades. Como otros que se han buscado la vida fuera. Murcia es una tierra de artistas. Y, sin embargo, es una tierra donde es muy difícil prosperar. Pero Antonio se quedó. Y
pasó lo que ha pasado con los grandes genios que han nacido aquí. Como José María Párraga y otros tantos. Todo el mundo reconoció a Antonio Ballester como el gran artista que era. Todo el
mundo lo decía. Pero Antonio llegó a pasarlo mal para subsistir. «LA EXPOSICIÓN QUE ESTAMOS PREPARANDO 25 ARTISTAS, AMIGOS SUYOS, NO SUSTITUYE LA EXPOSICIÓN QUE MERECE ANTONIO BALLESTER Y
QUE CORRESPONDE A LA ADMINISTRACIÓN» –¿Qué les gustaba hacer juntos? –Nos gustaba disfrutar. Hemos vivido distintas épocas. En su momento nos sentíamos más guerreros, siempre con humor. Le
comisaré dos exposiciones. Estuve en la organización de la exposición antológica con motivo de la muerte de su padre. Entrábamos a su casa y estábamos rodeados de juguetes porque su padre
tenía una colección de 5.000 o 6.000 juguetes. En su momento se cometió el error de no comprarla y ahora está en la Comunidad de Madrid. Errores que se cometen. –¿NO DEBERÍAMOS HACER MÁS
HOMENAJES EN VIDA? –Sí, yo lo pienso. Yo organicé un homenaje en vida a Párraga... –¿POR QUÉ ESPERAMOS A QUE SE MUERAN NUESTROS REFERENTES PARA RENDIRLES HOMENAJE? –No sé por qué pasa esto.
Fíjese, el caso de Van Gogh, que en vida no vendió un solo cuadro y, después de morir, más cosas no se le han podido hacer. Es un poco como la matrona de Murcia representada en el Palacio
del Almudí, que amamanta a un niño extraño mientras sus hijos esperan a los pies. Viendo las dificultades para salir adelante como pintor, y teniendo en cuenta las barbas peladas de otros
artistas de la historia y de su propio entorno, Marcos Salvador Romera se presentó a unas oposiciones para ser profesor y a los tres años aprobó una plaza de técnico en Artes Plásticas y
Exposiciones en la Comunidad Autónoma. «Intenté por todos los medios abrir salas, crear becas, ayudar a los artistas». Ahora ha vuelto a pintar «como tiene que pintar un pintor»: «A diario».
–LO MEJOR QUE HA HECHO EN SU VIDA, ¿QUÉ ES? –Aceptar las cosas como han ido viniendo. Entiendo que la inteligencia es la capacidad de adaptarse a nuevas circunstancias, y yo creo que eso lo
he hecho bien. También he perdido la necesidad de reprocharle nada a nadie. De juzgar a la gente. LOS POLÍTICOS –¿SE ARREPIENTE DE ALGO? –De no haber seguido pintando contra viento y marea
en el estudio que teníamos José Luis Cacho, José Ramón Garza y yo, y haberme convertido, de alguna manera, en un personaje alrededor de los políticos. Hay pintores buenos y malos, hay
médicos mejores y peores. Hay panaderos que hacen un pan cojonudo y otros no tanto. Futbolistas, actores... Pero los políticos son todos iguales. O hay muy poca diferencia. Vivir con los
políticos me ha costado trabajo. En mi puesto de trabajo, todos los funcionarios y los políticos consideraban que yo era un artista. Y, al mismo tiempo, todos los artistas me consideraban un
político. ¡Lo que sufrí eso! «HAY PINTORES BUENOS Y MALOS, MÉDICOS MEJORES Y PEORES, PERO TODOS LOS POLÍTICOS SON IGUALES» –¿QUÉ LE GUSTARÍA QUE RECORDARAN DE USTED? –Me gustaría que se
quedaran con los buenos sentimientos que me inculcaron mis padres. –¿QUÉ LE ENSEÑARON? –Me enseñaron que el hijo de unos maestros tiene que ser ejemplar. Que el resto de los alumnos podían
hacer cualquier disparate, pero el hijo de los maestros, no. Me enseñaron que, si me daban un guantazo en el patio, yo no contestara con otro guantazo. Eso me ha dado en la vida la capacidad
de trabajar sin envidias. Y por eso sacrifiqué mi faceta de pintor para que otros pintores salieran adelante. Aunque luego me criticaban algunos. Y me gustaría que se me recordara también
por el cariño que yo le tengo al arte desde que nací. A mí me ha enseñado mucho también el hecho de estar con grandes maestros. Me impresionó mucho estar con [Eduardo] Chillida. Él quería
hacer algo en La Unión. Íbamos por Cartagena y no lo conocía nadie. Y era mundialmente famoso. Al final no hizo nada. Luego se encaprichó con una cosa en Murcia, de hacer un homenaje a las
cadenas de la catedral de Murcia en la plaza de los Apóstoles. Le gustó aquello. Y al final tampoco se hizo, en otro error. –DE ESA GENERACIÓN CULTURAL DE LA QUE USTED FORMA PARTE, ¿QUÉ ECHA
DE MENOS AHORA? –La unión. Ahora parece que cada uno va a lo suyo, a buscarse la vida por su cuenta y sin explicar sus proyectos por si alguien copia algo... En aquellos momentos, como no
teníamos nada, estábamos muy unidos. Nos íbamos, nos tomábamos un vino y Párraga decía: 'vamos a hacer una exposicion en la plaza de la Cruz'. Y nos poníamos a pintar todos por la
noche. Echo de menos ese compartir. Enseñarnos unos a otros, compartir los criterios, los estudios... Párraga nos enseñaba a coger la brocha. Mariano Ballester me enseñó a montar un lienzo.
Aprendíamos más en el taller que en la carrera de Bellas Artes. Había poco dinero pero mucha alegría. –¿QUÉ LE PARECE MUY URGENTE POR NECESARIO, A NIVEL GENERAL? –Hombre, me parece que se
necesita un poco de serenidad y de juicio, básicamente. A mí me aterroriza toda esta historia del Trump, toda esta historia del Putin. A mí me aterroriza. Yo había admitido que los chinos
fueran por delante, porque en el fondo creo que son como extraterrestres [risas], son otra cosa. Pero esta película que está pasando con Europa, con Estados Unidos y tal es eso, una
auténtica película.