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_Ciudad de México_. El grupo Frontera fue recibido con entusiasmo en el concierto por el aniversario 213 de la Independencia de México, a pesar de la lluvia y ante un Zócalo repleto. En el
escenario frente a la Catedral Metropolitana, a las 22 horas inició puntual la presentación del conjunto texano, y fueron ovacionados por el público, que de inmediato coreó animado el tema
_No se va_. El ambiente se prendió y los seguidores de la banda, continuaron cantando temas como Di que sí, entre otros que hicieron que los asistentes sacaran sus mejores pasos; los gritos
aparecieron cuando la agrupación interpretó _El Rey_ y _Estos celos_, éxitos que se recuerdan en voz del cantante y actor Vicente Fernández (1940-2021) y que ahora hizo suyo el grupo
Frontera. La verbena patria continuó con los asistentes cantando a todo pulmón y bailando por momentos. Adelaido Solís III, vocalista y líder de Frontera, dijo en los primeros momentos de su
presentación: “estar aquí es un sueño cumplido para nosotros”. Más adelante interpretaron sus éxitos _Le va a doler_ y _Te metiste_, para dar paso a la participación del cantante Manuel
Turizo, a quien acompañaron con sus temas _La bachata_ y _De lunes a lunes_. Los más de 45 minutos del concierto previo a la ceremonia de El Grito fueron transmitidos en los canales de
televisión del Sistema Público de Radiodifusión de Estado Mexicano y a través de las plataformas digitales como Facebook y X (antes Twitter) En el día patrio, antes del aguacero que cayó
hacia las 17 horas de este viernes, el Zócalo capitalino lucía semivacío. Los paraguas e impermeables aparecieron entre quienes llegaron temprano a la plancha para sumarse al festejo. El
chubasco acompañado por granizo en algunos momentos provocó que los asistentes corrieran a resguardarse en los portales del edificio del gobierno de la Ciudad de México La espectacular
iluminación con motivos prehispánicos y de la gesta independentista fue apagada durante algunos minutos como prevención a cualquier contingencia. Volvió a brillar luego de que amainaron la
lluvia y la ventolera. La gente se volvió a reunir para ir calentando el festivo y patriótico ambiente. A ras de tierra, desde las calles aledañas, la afluencia de los miles de asistentes
fue abarrotando la plancha del Zócalo. Hubo puestos de comida y venta de banderas mexicanas de todos los tamaños y la gente con adornos en la cabeza y el rostro decorado con los colores
patrios. El acceso al Zócalo resultó tranquilo, a pesar de los retenes, pues el deambular de la gente se desarrolló sin incidentes alrededor de las siete de la noche, a través de las
entradas de las avenidas 20 de noviembre y Cinco de Mayo, así como la de la calle Francisco I. Madero. Desde las 19 horas, se presentaron integrantes de los Semilleros Creativos de la
Secretaría de Cultura federal, con un programa que incluyó más de 20 presentaciones con música, danza, teatro, lenguas indígenas y mojigangas. Casi 900 jóvenes de esos grupos interpretaron
piezas tradicionales mexicanas como Viva México y México lindo y querido, así como composiciones con mensajes de dignidad latinoamericana y derechos sociales. Fueron acompañados por artistas
como Regina Orozco y Horacio Franco. En los balcones, arriba del edificio del Centro Joyero de México, las personas ondearon banderas cuando se escuchó el Cielito lindo, tras el cual la
gente se emocionó en la plancha y aplaudió gozosa. “Viva México, viva!”, se escuchó al unísono. Familias completas, muchos niños y personas de la tercera edad deambularon sin preocupación
por la Plaza de la Constitución, junto con sus acompañantes. Banderas, sombreros, matracas, silbatos y celulares para tomar las fotos inundaron la plancha capitalina. La fiesta nacional se
prendió cuando en el ambiente se escuchó _Amor prohibido_, de Selena, rola durante la cual la gente que siguió llegando y buscó un lugar al ritmo de la reina del Tex-Mex y de temas como _El
rey_, con la inolvidable voz del Charro de Huentitán, Vicente Fernández. Durante la presentación de Yahritza y su Esencia los artistas recibieron rechiflas en su breve paso por el escenario
debido a que muchos de los presentes no olvidaron las declaraciones que hicieron sobre la gastronomía nacional y la Ciudad de México, en especial. Los chilangos, se comentaba en la Plaza de
la Constitución, “no perdonan las ofensas”, y la banda pasó con más pena que gloria. Cuando terminó el Grito permaneció la mayoría de las personas en el Zócalo, mientras otros emprendieron
el camino de regreso a sus hogares entre gritos de los vendedores de elotes, tamales, atole, que se mezclaron con la música que emergía de todos lados y el regreso de Frontera a los
micrófonos. Hubo alrededor ambulancias, patrullas y discreta vigilancia. En diversos puntos, unas pocas personas siguieron bailando. La noche patria no decayó entre quienes decidieron
animaron a quedarse en la plancha del Zócalo a disfrutar el concierto más allá de la medianoche.