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Sábado, 19 de abril 2025, 09:19 Comenta Compartir En una noche para el olvido, la UD Almería sufrió una dura derrota en Castellón que deja tocado al equipo no solo en lo futbolístico, sino
también en lo anímico. Tras el 4-1 encajado ante el CD Castellón, el técnico Rubi ofreció una valoración sincera y directa de lo ocurrido en el terreno de juego, reflejando no solo su
decepción sino también una lectura clara de los errores cometidos. Sus declaraciones, llenas de autocrítica y sin evasivas, dibujaron un diagnóstico preciso de un equipo que se deshizo con
el paso de los minutos y volvió a mostrar su peor cara como visitante, donde ha sumado sólo un punto en los últimos siete partidos disputados. Al ser preguntado por su visión desde la banda
sobre una derrota tan clara, Rubi comenzó contextualizando lo que a su juicio fue una primera mitad relativamente equilibrada, explicando que había visto «un partido bastante igualado en la
primera parte, que hemos conseguido avanzarnos y prácticamente, pues, quitando un balón parado y una pérdida nuestra, pues tampoco nos estaban generando tanto peligro». El técnico reconoció
que el Castellón ya entonces ejercía una presión alta tras pérdida que dificultaba las transiciones del Almería, un patrón que se repetiría y agravaría más adelante. En este sentido, añadió
que «otra vez hemos tenido transiciones para salir mucho mejor y la verdad es que la presión tras pérdida del Castellón nos ha hecho mucho daño para poder coger alguna contra más». COLAPSO
Sin embargo, el verdadero colapso llegó tras el descanso, y Rubi lo explicó sin rodeos. «Y la segunda parte, a partir del 60 nos hemos deshecho como un azucarillo, esa es la realidad, es
decir, no hemos estado bien, nos hemos venido abajo a nivel físico también y nos han pasado por encima». En su análisis lamentó la falta de reacción física y táctica del mismo modo que la
facilidad con la que el rival encontró espacios. «Sobre todo en la segunda parte, más que nada, que no vas a recordar ninguna acción más de ocasión del Castellón, han tenido mucha
efectividad, pero sobre todo la sensación de que nos vamos de que demasiado fácil, un centro lateral, nos estamos tocando en el área, nos rematan, el segundo gol también un jugador que entra
de la media punta libre, mucho rato solo...». Frente a la evidencia de un equipo débil en las dos áreas, Rubi asumió que tanto en ataque como en defensa hubo fallos graves. Ante la
observación de que el Almería no se sostuvo en ninguna de las dos fases del juego, su respuesta fue clara. «A la hora de atacar es verdad que la presión del Castellón ha sido fuerte todo el
partido, nos ha costado sacar el balón jugado, lo hemos intentado, lo hemos intentado, no hemos estado del todo precisos en muchas situaciones y poco a poco nos hemos ido diluyendo, esa es
la realidad». Y en cuanto al rendimiento defensivo, no hubo espacio para excusas. «Y a nivel defensivo, te repito, dos centros laterales muy mal defendidos, esa es la verdad. Si analizas más
centros laterales que te hayan rematado, tampoco hay, pero esos dos los hemos defendido muy mal y nos ha costado el partido». DEBILIDAD Además del hundimiento físico, el entrenador también
reconoció señales de debilidad mental en los suyos, algo que recuerda las peores imágenes del pasado reciente. Rubi describió lo que él mismo percibió desde el banquillo. «Yo lo que estoy
notando fuera de casa sobre todo es que a partir de un minuto nos está costando de mucho, nos está costando mucho, nos lo ha pasado en Burgos, nos ha pasado aquí, nos está costando a partir
del minuto 60-65, nos está costando más de la cuenta». Destacó también la potencia física del Castellón como factor decisivo. «También tengo que decir que los datos físicos del rival son
abrumadores cada partido, realmente pues son jugadores que tienen velocidad, que tienen fuerza y lo han demostrado y al final, sobre todo con la acción del segundo gol, porque no está
pasando nada del otro mundo, pues nosotros nos hemos venido abajo, es la verdad». CUÁNTO DUELE El golpe duele por el marcador pero igualmente por el contexto. Con el Mirandés perdiendo ante
el Sporting de Gijón, se abría una puerta para que el Almería diera un paso firme hacia los puestos de playoff. Sin embargo, la oportunidad volvió a esfumarse, lo que alimenta la sensación
de repetición constante, algo que Rubi no ocultó: «Sí, está haciendo un déjà vu, cada vez que vamos fuera de casa no hay manera». La decepción con el rendimiento fuera de casa fue acompañada
por un gesto hacia los aficionados. «Quiero pedir ahí como disculpas para la gente, porque viaja con el equipo y no le estamos dando nada y nos acompañan, pero no estamos nada bien». Pese a
todo, el entrenador trató de rescatar algo positivo del planteamiento inicial, al que consideró acertado. «Sobre todo yo creo que dentro de que el plan de partido inicial para mí ha sido
bueno, hoy sí que ha salido bien, hemos hecho algunas cosas bien, pero enseguida parece como si nos fuéramos desapareciendo». Finalmente, apeló a la necesidad de recuperar fuerzas y
mentalidad de cara al tramo final del campeonat. «Nos toca pensar en ganar los dos de casa y en llegar lo más fuerte mentalmente posible, porque ahora no estamos siendo fuertes a una
situación final de liga, a ver si podemos colarnos arriba». Las palabras de Rubi dibujan un equipo roto fuera de casa, sin solidez, sin reacción, y con una fragilidad física y mental
preocupante para una recta final en la que cada punto será determinante. El diagnóstico es claro, la solución, aún incierta. Comenta Reporta un error