La virgen del amor y el trabajo será retirada del culto para someterse a un proceso de restauración | ideal

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Álvaro de la Torre Araus Granada Jueves, 15 de mayo 2025, 14:09 Comenta Compartir Desde su llegada al barrio de San Lázaro en 1770, la devoción por Nuestra Señora del Amor y el Trabajo ha


estado profundamente arraigada en la vida de los granadinos. Este próximo domingo, 18 de mayo, se celebrará un momento de gran significado para la comunidad: la sagrada imagen será retirada


del culto tras la Eucaristía vespertina, iniciando un proceso de restauración que promete devolvérsela en todo su esplendor original. BESAMANOS EXTRAORDINARIO La hermandad ferroviaria, en


armonía con la Parroquia de San Juan de Letrán, ha organizado un besamanos extraordinario. Este encuentro, que se llevará a cabo desde las 19:00 horas hasta la finalización de la Misa a las


20:30, ofrecerá a los fieles la oportunidad de rendir homenaje y despedirse de la Virgen en un acto de profunda emotividad. El proceso de restauración, que se desarrollará en las


dependencias de la parroquia, estará bajo la experta guía del renombrado restaurador Jesús Salas y su equipo. Su labor no solo se enfocará en realzar la estética de la imagen, sino también


en garantizar que Nuestra Señora del Amor y el Trabajo continúe siendo un faro espiritual para muchos. Este acto de amor hacia la imagen es más que una simple intervención estética; es un


compromiso con la memoria, la historia y la fe que une a generaciones enteras. MARÍA SE ERIGE ASÍ COMO PATRONA DEL TRABAJO Y DE TODOS AQUELLOS QUE TRABAJABAN EN EL FERROCARRIL La advocación


de Amor y Trabajo, aunque relativamente joven, surgió a mediados del siglo XX con la fundación de la cofradía ferroviaria, un apelativo que refleja su origen gremial. María se erige así como


patrona del trabajo y de todos aquellos que trabajaban en el ferrocarril. La dolorosa de candelero, con su expresión delicada y su mirada baja y compungida, encarna a la perfección el dolor


de una madre. Con seis lágrimas que brotan de su rostro, dos en la mejilla derecha y cuatro en la izquierda, su presencia es un recordatorio de la fragilidad y la fortaleza que coexisten en


la vida. Su delicado rostro, que gira suavemente hacia la izquierda, se apoya en una tradición visual de la escuela granadina. Sustentando un pañuelo en la mano derecha y un rosario en la


izquierda, su representación invita a la meditación y la introspección. Aunque originalmente lucía con las manos cruzadas, como muchas otras Dolorosas granadinas, sus manos actuales reflejan


un cambio significativo que aporta un nuevo simbolismo a su figura. En 1987, la imagen fue restaurada por el talentoso tallista granadino Luis Reyes Fernández, marcando un hito importante


en su historia. En cada oración susurrada y cada lágrima derramada, la esencia del barrio de San Lazaro y el de los Pajaritos se entrelazará en un abrazo espiritual. La restauración de la


imagen es, sin duda, una reafirmación de la devoción que ha perdurado a lo largo del tiempo, una promesa de que el amor y el trabajo seguirán encontrando su lugar en el corazón de todos. .


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