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El Granada mira al futuro con cierta ilusión. Tras una temporada llena de altibajos, el equipo rojiblanco se encuentra en mitad de la pugna por ... ascender a Primera división. Sus opciones
pasan por ganar y esperar pinchazos de terceros, una situación no idílica pero que mantiene viva la llama de la essperanza entre la afición. Así lo destaca Roberto Valverde mientras pasea
por los aledaños del viejo Los Cármenes, que cesó su actividad nazarí hace tres décadas. El exfutbolista marcó el último gol del Granada en dicho estadio en la tarde del 21 de mayo de 1995.
Justo ese día se echó el telón a una de las tantas temporadas de los rojiblancos en Segunda división B, con el equipo salvado y a tan solo dos puntos de los puestos de descenso. «Recuerdo
bien aquel partido. Jugamos contra el filial del Sevilla. Empezamos ganando con un gol mío. Me fui por la banda, regateé al lateral y me vine hacia dentro. También me zafé del central y ya
le pegué ajustado. Luego nos empataron, pero no recuerdo quién. Ya no se volvió a mover el marcador. No vino demasiada gente a vernos. Eran otros tiempos», destacó el ahora director
deportivo de la sección femenina del club rojiblanco. Por fortuna, la deriva mejoró con el tiempo y hoy día el cuadro nazarí es otro completamente distinto. «El panorama ha cambiado
profundamente. Sobre todo, en lo económico, pero también en lo deportivo. Nos hemos acostumbrado a la Primera división y está bien que la gente lo exija, pero pelear por subir en Segunda es
una alegría. Hay que recordar de dónde venimos», apuntó Valverde. DEUDAS 'Su' Granada de los años 90 se encontraba estancado. Dicha campaña fue la séptima consecutiva en la tercera
categoría del fútbol español desde su último descenso desde Segunda. Por delante restaban otras siete antes de bajar en 2003 al 'infierno' de Tercera por problemas económicos, una
cruz que ya se arrastró los anteriores cursos. «A los jugadores no se nos pagaba. El club pasó por dificultades que ya no tenemos y se ha pasado realmente mal. Estuvimos en el barro, pero
supimos salir de ahí y mirar hacia adelante. Hay que valorarlo y seguir apoyando. Estar donde estamos en la actualidad era impensable hace veinte años», añadió. Basta con mirar a las gradas
de aquel estadio para comprobar cómo y cuánto ha evolucionado el granadinismo desde entonces. Apenas 500 personas acudieron al encuentro del primer equipo frente al Sevilla B, una asistencia
menor que nada tiene que ver con los registros de los últimos años. El Nuevo Los Cármenes cuenta a sus fieles por millares cada fin de semana de partido. Según el portal Transfermarkt, el
dato medio de afluencia este curso alcanza los 14.895 espectadores. «Contamos con una gran afición que se ha incrementado mucho. Su gran número ayuda a conseguir cualquier objetivo. Es más,
nunca faltan. Ya sea en las buenas o en las malas. Hay equipos históricos que no consiguen salir de las categorías más bajas en parte porque no arrastran tanta masa social. Eso sí, yo
personalmente me quedo con el ambiente del viejo Los Cármenes», señaló. LA CÁRCEL «Recuerdo la valla que limitaba el campo y cómo los hinchas la golpeaban para amedrentar al rival. También
al árbitro, que lo pasaba mal si no hacía bien su trabajo», bromeó Valverde, que no puede olvidar el olor a puro o las anécdotas del fútbol de aquella época. «Uno de los fondos daba a la
antigua cárcel. En los entrenamientos, algunos aficionados se subían en todo lo alto y arrojaban cosas al patio de los presos. Quizá tabaco, pero nunca lo supimos. Lo de menos éramos
nosotros practicando la táctica», prosiguió. El campo de la actual Avenida de Madrid fue testigo de grandes estrellas como Maradona o Cruyff. «Mi padre me llevó la primera vez desde Baza
para ver al Athletic. Todavía paraba Iribar. Llegar a jugar allí ya como profesional significó cumplir un sueño. Luego lo hice varios años en el Nuevo, mucho más moderno, pero nada que ver»,
concluyó.