
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES
Play all audios:
Todos los kilómetros que Manuel Iturra (Temuco, Chile, 1984) acumulaba por el centro del campo bien habrían bastado para ir de Granada a Málaga, y ... viceversa; las ciudades de dos de los
clubes a los que más cariño guarda de su carrera profesional ahora que van camino de cumplirse cinco años de su retirada, tras el confinamiento por la pandemia. «Ojalá pudieran ganar los dos
este sábado, porque se juegan objetivos igual de importantes entre el ascenso y la permanencia, pero que lo haga el mejor», desea el 'Colocho' en conversación con IDEAL, ya con 40
años. «Tengo recuerdos muy bonitos tanto de Málaga como de Granada, a pesar de que tuve pasos bastante cortos por allí», reconoce Iturra. Formado en la Universidad de Chile, el Uniao Leiria
portugués le llevó a cruzar el 'charco' en enero de 2011 y a los pocos meses le firmó el Real Murcia en Segunda división. De ahí le reclutó el Málaga para jugar la Champions, pero
únicamente pasaría aquella temporada antes de marcharse al Granada de la mano de Quique Pina y Juan Carlos Cordero. «Había objetivos diferentes, pero la misma exigencia e ilusión. Llegué
para ponerle la guinda a todo lo que venían haciendo desde Segunda B y consolidar un proyecto serio tras el mejor año deportivo de mi vida», rememora, rojiblanco de 2013 a 2015. Pocas
personas entendieron que Iturra dejara el Málaga por el Granada, pero lo cierto es que no tuvo mucho que decir. «Pertenecía a un fondo de inversión que tenía que recuperar su dinero, y todas
las partes llegaron a un acuerdo por el que salieron beneficiadas. También el Málaga, por la incertidumbre institucional que vivía», explica. Aun así, en la ciudad vecina le colgaron el
cartel de 'persona non grata': «Lo traté de explicar con los años, pero no tiene sentido darle más vueltas ya». El 'Colocho' jugó tanto en La Rosaleda como en Los
Cármenes como futbolista del Málaga y del Granada. «Los dos clubes tienen aficiones muy fieles y crean ambientes muy similares, desde los recibimientos a sus equipos. Hay una rivalidad
bastante sana, con buena relación, y siempre salen partidos muy lindos», rememora. Él no llevaba demasiado bien eso de visitar a sus exequipos: «Nunca pude jugar bien, siempre me costó
mucho. Se me hacía extraño haber estado en las dos veredas. Vestirme en los vestuarios visitantes o saludar a los empleados con los que me reencontraba me provocaba sensaciones encontradas».
En el Granada, Iturra fue el vértice de un trivote en el que le acompañaban Fran Rico y Recio bajo la dirección de Lucas Alcaraz. «Formamos un gran centro del campo. Fran ponía la calidad;
Recio, la intensidad y la agresividad, pero con calidad también; y yo, el sacrificio y el trabajo defensivo. Nos complementábamos bastante bien y el equipo lo agradecía», recuerda. «Lucas
nos metía mucho trabajo táctico, defensivo sobre todo, pero también para las transiciones por la velocidad que teníamos con Dani Benítez o Brahimi, además de la calidad de Piti y Riki y el
gol de El Arabi. Queríamos ser fuertes atrás y peligrosos al contragolpe», apunta. Con todo, el recuerdo más intenso que el 'Colocho' guarda de su etapa en el Granada es la
permanencia de Valladolid. «Como si fuera ayer», especifica, con mención a «toda la gente que viajó». «No sabría explicar qué pasó aquella temporada para que termináramos salvándonos en la
última jornada tras acabar la primera vuelta en mitad de tabla; quizás vimos tan cerca el objetivo de la permanencia que nos relajamos, aunque también sufrimos lesiones sin que tuviéramos
una plantilla larga», esgrime. ARREPENTIMIENTO «La verdad es que lo pasé genial en Granada», suspira Iturra. «Irme de allí fue uno de los mayores errores de mi carrera, aunque siempre es más
fácil verlo con 'la hoja del lunes', al analizar qué decisiones fueron más o menos acertadas tras retirarme», lamenta. «Fue un impulso tras pasar por algunas dificultades durante
mi segunda temporada; decidí cambiar de aires y probar la experiencia en Italia con el Udinese, porque me apetecía el desafío de jugar en otra Liga y pensando también en enriquecerme para
ser entrenador en el futuro, pero no fue beneficioso para mí. Echando la vista atrás, pude haberme quedado un par de años más para estabilizarme. La afición me quería», se resigna. «Tanto en
Málaga como en Granada me trataron de forma espectacular, sobre todo en los momentos difíciles, y todavía me escriben con cariño sus aficionados a través de las redes sociales», se
congratula el chileno como recompensa. Tuvo incluso una segunda etapa como blanquiazul para tratar de impedir el descenso de 2018, sin lograrlo: «No me recibieron demasiado bien, y algunos
aficionados venían a cantar contra Míchel y contra mí a los entrenamientos, pero de alguna manera me saqué una espina clavada porque hice algunos partidos buenos». El 'Colocho'
corría tanto por supervivencia. «Como no me sobraba nada para jugar, tenía que aferrarme al esfuerzo. Unos jugadores son más vistosos, y otros somos más de humo», bromea. «Siento que todos
los aficionados de los equipos en los que jugué se vieron reflejados en mí, porque jugaba como lo harían ellos. Era lo mínimo», razona, aunque ahora defienda que «hay jugadores que corren de
más o mal y eso tiene que ver con el trabajo colectivo si no saben lo que tienen que hacer con el balón y sin él». Iturra mantiene varios excompañeros aún en activo en ambos equipos.
Precisamente en el Málaga coincidió con Borja Bastón, con Sergio Pellicer como entrenador durante una etapa anterior, y también lo hizo con Shon Weissman en el Maccabi Haifa. «Me preguntaba
qué se sentía al jugar en Primera división en España, y me alegra que lo viviera años después», apunta sobre el israelí. «Mantengo nexos con ambos clubes y les deseo lo mejor, como a todos
en los que jugué. Permanezco pendiente de ellos, incluso del Murcia, porque a día de hoy se hace muy fácil con tanta plataforma y de vez en cuando engancho las retransmisiones también»,
resalta desde Santiago.