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Pacheta se bautizó en Los Cármenes con una dosis pura de granadinismo. Su equipo recorrió los caminos que llevan del clímax al drama en varias ... ocasiones, cuando ya parecía que el
Castellón no daba para más con un futbolista menos. El estadio temió sus tardes más oscuras, del 'Murcianazo' al descenso con el Espanyol, pero sería un jugador que acaba contrato
y que cada vez venía jugando menos como Ricard Sánchez quien marcase un gol que aún cobró más valor tras acabar el partido, por el empate del Eldense al Racing. El nuevo entrenador del
Granada sugirió cambios y lo cumplió, con Luca Zidane y Martin Hongla por Diego Mariño y Sergio Ruiz. El portero francés llevaba prácticamente tres meses sin jugar, desde la
'manita' en Córdoba por el esguince de tobillo que allí sufrió, y el centrocampista camerunés venía de la suplencia en Riazor que siguió a las dos sustituciones consecutivas al
descanso con Fran Escribá. Ambos funcionaron, hasta que el Castellón despertó al menos, y añadieron nuevas características a la personalidad que los rojiblancos están construyendo. Luca
ejerció como un central más cuando su equipo tuvo el balón, con su preciso desplazamiento en largo como arma, y Hongla marcó la agresividad de los suyos cuando no lo tenían al morder en
campo contrario. Una pérdida del africano nada más empezar, sin embargo, bien pudo costarle un disgusto al Granada; de ahí que desde entonces pasara la pelota al guardameta sin complejos
cuando no lo veía claro. Hongla fue creciendo poco a poco en el partido, sin perder lucidez pese a llevarse todos los golpes, como para asistir a Abde Rebbach para el primero de los uno
contra uno que perdonó. Apenas intimidaba el Castellón a Luca, que durante la primera parte únicamente usó los guantes por un despeje hacia atrás de Loïc Williams ya al filo del descanso más
allá de una internada previa de Markanich ante la que estuvo atento. Volvió al vestuario dando toques de hecho, como si estuviera aburrido. Sí le inquietaron algo más al reanudarse el
juego, con una salida extraña que acabó en saque de esquina. Hongla, encima, le dio otro susto después. El Granada, sin embargo, insistió en busca de la sentencia y a Luca no le subieron
demasiado las pulsaciones. El galo siguió hipotenso, tanto que casi se sale del área con la bola en las manos en una acción, como si creyera tenerla en los pies. Giorgi Tsitaishvili y Abde
Rebbach disfrutaban corriendo hacia dentro y Gonzalo Villar intentaba darle a Manu Trigueros lo que no le entraba a él. Atrás, Manu Lama apagaba cualquier fuego. Pacheta quiso sumar a
Stoichkov a una fiesta de la que quiso irse antes de tiempo Chirino, pero todo tornaría en pesadilla. Poco le cambia la vida al gaditano con Pacheta por ahora, echado a banda derecha como
con Escribá por el 4-3-3. No pudo agradecerle una asistencia su viejo amigo del Alavés, Rebbach, tras su primera carrera, y lo siguiente que hizo fue reclamar un penalti cuya simulación
castigó Cipenga al contragolpe. Al '10' le faltó tiempo para devolver el balón al centro del campo y seguir como si nada, pero la pausa de hidratación sembró el pánico. Pacheta
aprovechó la interrupción para hacer un triple cambio con que ya sí se cobró a Rebbach aunque esta vez saliera antes Tsitaishvili, con Stoichkov movido a la banda izquierda, pero al
granadinismo se lo comían los nervios. Ricard acababa de salir y se llevó una tarjeta amarilla, pero entre Kamil Józwiak y él fueron bulliendo por la derecha hasta resolverlo. Shon Weissman
entró y parecía caerse solo, pero entre Stoichkov y él construyeron la jugada que acabó con el gol más celebrado por Los Cármenes en mucho tiempo. Y aún quedaba el de Elda.