Tecnología 3d para dejar atrás la vida inclinada a la derecha | ideal

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Domingo, 4 de mayo 2025 | Actualizado 05/05/2025 11:14h. Comenta Compartir Una impresora en 3D y tres horas y media en el quirófano han cambiado por completo la vida de Elena Garrido


Santiago, una granadina de quince años natural de Chauchina a la que con tan solo diez le diagnosticaron escoliosis severa. Su columna presentaba una deformidad que alcazaba los ochenta


grados en la curva dorsal y los cuarenta en la lumbar. Vivía literalmente inclinada a la derecha y sufría dolores muy fuertes que le limitaban a la hora de, simplemente, ser una niña. Las


clases de gimnasia en el colegio, pasar muchas horas de pie, o sentada, o correr, o vestirse. Todo era un reto. Pero la tecnología está al servicio de la ciudadanía también en el campo de la


medicina. Es lo que ha hecho posible que, por primera vez en el Virgen de las Nieves, se haya realizado una operación quirúrgica de columna mediante un molde en tres dimensiones réplica de


la espalda deforme de la paciente como guía. Garantiza una precisión del 99% a la hora de colocar tornillos. Una técnica de lo más innovadora que apenas lleva cinco años aceptada y que, al


menos por ahora, necesita de Suiza para cumplir. Allí está la empresa a la que el jefe de la unidad de Columna del hospital de Traumatología, Antonio Pérez Adela, tuvo que enviar las


radiografías de Elena. «Me dolía mucho la espalda y un día mi hermana me la miró. Cuando me agaché, vio perfectamente la curva que hacía mi columna. Mi madre me llevó al médico y estuve dos


años con un corsé. También he hecho rehabilitación en piscina desde el principio», comparte Elena con IDEAL. Cuando le quitaron el corsé, con doce años, ya le dijeron que existía la


posibilidad de operarse. «Nos contaron todos los pros y los contras, que son muy feos. Teníamos mucho miedo porque es un sitio muy delicado. Aunque las posibilidades son mínimas, son cosas


que pasan. Podía quedarse inválida o morir», dice su madre, María Angustias. «Una de cada cinco mil personas sufre una lesión neurológica, una paraplejia. El paciente puede morir en


quirófano o por complicaciones después. La cuestión es que cuando hay más de cincuenta grados de desviación, comparando operadas y no operadas, la calidad de vida es mejor tras la


operación», apunta el doctor Pérez Adela. Así que decidieron seguir adelante y su madre, al ser Elena menor, firmó el consentimiento con conocimiento de causa. EL DÍA CLAVE Y llegó el día.


El pasado 3 de marzo Elena Garrido entró a quirófano en este hospital dependiente del Virgen de las Nieves, donde el equipo dirigido por Jesús López Morcillo, jefe de servicio, se encargó de


darle una vida mejor. La chica entró llorando. Estaba «muy nerviosa». Quería que su madre la acompañara en todo momento, no quería soltar su mano. Pero tuvo que hacerlo. «Nosotros nos


encargamos de tranquilizarla. La premedicamos. Su caso es fácil porque es una chica sana. La cirugía es boca abajo con alto riesgo de sangrado, así que intentamos que llegara lo mejor


posible para que requiriera menos transfusiones», explica el responsable de Anestesia en Reanimación, Antonio Heras Martínez. Días antes, sacaron su misma sangre y la almacenaron para


administrársela en caso de complicaciones. No fue necesario. Elena «no sangró mucho». La intervención duró tres horas y media –de haber optado por la técnica tradicional, habrían sido


cinco–. En ese tiempo, Pérez Adela rompió su columna en trocitos y se la reconstruyó. No era la primera vez que operaba la espalda de Elena. Gracias a las guías en 3D 'a la carta'


producidas en Suiza lo pudo estudiar con antelación, desmontarlas y volver a montarlas contemplando el mejor resultado. «Hay menos de un uno por ciento de posibilidades de fallo; acorta el


tiempo quirúrgico, y minimiza la dosis de rayos. Sin este molde, tendríamos que haberle hecho radiografía y varios TAC durante la cirugía», señala el médico. «UNO DE CADA 5.000 SUFRE UNA


PARAPLIA. CUANDO HAY MÁS DE CINCUENTA GRADOS DE DESVIACIÓN, LA VIDA ES MEJOR TRAS OPERAR» Las horas de espera fueron «eternas» para su madre. Pero cuando vio a su niña salir de la UCI, el


alivio fue «tremendo». Había salido bien. Elena no recuerda nada, pero las enfermeras, supervisadas por Jessica García, se ocuparon de ella en todo momento, sobre todo, en el postoperatorio.


«Es una chica muy valiente y colaboradora. Al segundo día ya se ponía en pie y poco a poco caminaba por el pasillo», comentan. Y es que esta granadina no solo ha ganado al menos tres


centímetros de altura, sino también ganas de moverse. Esta innovadora técnica quirúrgica le ha regalado una calidad de vida que «no tiene precio». María Angustias ya estaba pensando en


reformar el baño de casa. Creía que su hija no iba a poder levantar la pierna para entrar en la bañera. Pero nada más lejos de la realidad. Con la condición de que sea precavida y no coja


pesos durante dos meses, Elena ha vuelto al colegio en menos de treinta días. Más allá de la estética, de ahora en adelante tendrá menos contracturas musculares y podrá pasar horas de pie.


Lo ha comprobado esta Semana Santa. «Para mí era inimaginable estar horas viendo procesiones y lo he disfrutado mucho. Ahora quiero salir, quiero entrar, quiero todo». Comenta Reporta un


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