
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES
Play all audios:
Martes, 29 de abril 2025, 14:28 Comenta Compartir En las residencias de mayores de Granada apenas notaron ayer el apagón que duró más de doce horas. Los equipos electrógenos y baterías les
salvaron la vida. Y nunca mejor dicho. En las Hermanitas de los Pobres hicieron que estas máquinas extendiesen su potencia a las distintas plantas en las que se encontraban las cuatro
personas electrodependientes que habitan en sus instalaciones. Esa era su prioridad, aunque también los ascensores, para las necesidades de las personas con movilidad reducida y la comida,
para no tener ninguna pérdida y mantener a los mayores bien alimentados. «Hubo normalidad pese a la situación que había en el exterior», dicen desde la residencia de mayores Ballesol. Lo
único que falló fue la comunicación teléfonica, lo que provocó una mayor cantidad de visitas de los familiares. Las dependencias estuvieron abiertas con normalidad, siguieron con los paseos
por los jardines y las charlas en los bancos de las inmediaciones. El único cambio llegó durante la tarde y la noche. Comieron en el salón y recibieron la merienda y la cena en sus
respectivas habitaciones. «Comunicamos a los residentes la situación con normalidad y poco a poco conocíamos qué pasaba ahí fuera», señala la directora de Ballesol, Susana Aledo. Al
principio había mucho desconcierto. Después, cierta intranquilidad ante el temor de que se agotasen los generadores eléctricos. «Sabíamos que disponíamos de una amplia capacidad, pero no
sabíamos cuánto podía durar la falta de suministro», señala la responsable de esa residencia. Pero todas ellas coinciden en que la pandemia marcó un antes y un después en su situación y en
la forma que han tenido de adaptarse a las dificultades. Aprendieron a estar más preparados. Agradecen la importancia de contar con un equipo electrógeno y lo consideran «esencial» para su
día a día porque ya no saben cuándo puede surgir una emergencia similar. CON UNA RADIO DE PILAS Ahora, están mucho más preparados y no les sorprende ninguna situación por increíble que
parezca. Así lo relata María, que vive en la residencia Ballesol. A sus 85 años, no se suelta del brazo de su amiga mientras pasea por el patio y cuenta cómo vivió junto a sus compañeros la
tarde de este lunes. «Fue una fiesta extraña en la que se unía todo el que quería», relata. La mujer rescató su radio de toda la vida, aquella que la ha acompañado durante sus viajes y que
escucha cada noche antes de dormir. El dispositivo funciona con pilas, por lo que se mantuvo con pilas. «Volvimos a lo de antes», cuenta. Varios residentes se reunieron en su habitación para
escuchar las novedades de qué pasaba y conocer así la última hora de la situación. «La radio siempre nos ha acompañado. Durante los meses de pandemia y también ahora», señala. Pero no fue
el único caso. El dispositivo fue el gran aliado de los mayores en esta situación. El que guardaba el aparato en sus cajones, volvió a sacarlo. Otros nunca llegaron a guardarlo. «Ha sido
siempre si medio de confianza», admiten los responsables de las instalaciones. María, Juan, Gracia y Pedro apenas echaron de menos el móvil. Admiten que se quedaron tranquilos con las
visitas de sus hijos y nietos. La señal volvió de madrugada. Esta mañana han seguido con la normalidad, aunque ya sin depender de generadores eléctricos. Comenta Reporta un error