Veinte okupas abandonan el edificio de la calle azacayas tras la intervención de la policía | ideal

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La imagen de la señorial Gran Vía de Granada con la presencia de los furgones de Policía Nacional y Policía Local contrasta con la 'mudanza' ... obligada de los inquilinos que han


okupado hasta esta madrugada el edificio ublicado en la calle Azacayas 14, en una calle que une la mencionada Gran Vía con la calle Elvira, en el corazón de la ciudad de la Alhambra. MÁS


INFORMACIÓN Somnolientos, con caras de pocos amigos, una veintena de jóvenes okupas sacan sus pertenencias del autobautizado centro social okupado 'La Madriguera', que desde


principios del presente año ha estado en funcionamiento y ha servido de faro de reivindicación de sus objetivos. Utilizan mochilas de montaña, bolsas de la compra y el típico carrito de


supermercado para sacar sus enseres. Treinta efectivos de Policía Nacional custodian el proceso uniformados por si hay problemas. Llevan cascos, protecciones y escudos. Pero el temprano


desalojo transcurre sin ningún tipo de incidentes, salvo las malas pulgas de los desalojados. Alo, un joven veinteañero que viene de Córdoba, es uno de los desalojados. «Otro centro social


okuapdo que cae», define lánguidamente lo que ha ocurrido esta madrugada del miércoles. «A las cinco de la mañana la Policía Nacional ha entrado como siempre, de una patada en la puerta, y


todo se ha acabado». Por su parte, el subdelegado del Gobierno en Granada, José Antonio Montilla, ha detallado que han sido desalojados 17 adultos y un menor, quedando en la zona en la


mañana un dispositivo de seguridad establecido para «evitar cualquier situación que pueda producirse». Se ha ejecutado la orden judicial con el desalojo por parte de la Policía Nacional en


el marco de un dispositivo de seguridad que se ha desarrollado con «normalidad» y sin detenciones, ha apuntado Montilla. AUTO DEL JUEZ Los agentes que han intervenido en la desokupación han


repartido fotocopias de la sentencia para que no se elevara la tensión mientras, uno a uno, se han ido despertando los okupas. En estas dos horas largas que transcurren entre la irrupción de


los agentes con la sentencia judicial hasta las ocho de la mañana, no sin cierta parsimonia, los okupas han sido desalojados y se han ido llevando sus pertenencias. El auto del juez es lo


suficientemente claro: «Acuerdo el desalojo y restitución de la posesión del inmueble sito en la calle Azacayas, número 14 de Granada a (...) en cuanto titular del inmueble dejándolo vacuo y


expedito a disposición de su titular, y si fuera preciso, con entrada en el inmueble y desalojo de las personas que lo ocuparan ilegalmente previa su identificaicón, siempre y cuando los


ocupantes no presenten título que les legitime para permanecer en dicha vivienda, lo que se llevará a efecto por el grupo correspondiente de la Policía Judicial, en el plazo más breve


posible, a la que a tal fin se le hará testimonio de la presente resolución, y ello en colaboración con la entidad denunciante». La resolución judicial también hace referencia al futuro del


inmueble para protegerlo de futuras okupaciones. «En la ejecución del desalojo, concédase policialmente a los ocupados el plazo indispensable y necesario para la retirada de sus efectos


personales y enseres de su propiedad y para que, en todo caso, abandonen la vivienda sin que en ningún caso pueda exceder ese plazo 24 horas, todo ello previa la identificación plena de las


personas que hayan ocupado el inmueble y debiendo adoptar la propiedad las medidas necesarias para evitar futuras ocupaciones y para la conservación del inmueble». A las ocho de la mañana el


fuerte dispositivo de Policía Nacional se mantiene. Un buen retén de agentes controla los accesos a la calle Azacayas. Los okupas ya han retirado todos sus enseres y están sentados a un


centenar de metros, en la acera de la Gran Vía. Hay perros, teclados musicales, una batería desmontada, alguna guitarra, todo tipo de mochilas y bolsas, los carritos del supermercado hasta


arriba de cajas y enseres. Casi todos fuman. Han sido identificados, se les ha entregado la orden judicial y han salido por su propio pie sin mayor problema. No ha habido ni resistencia ni


uso de la violencia por parte de Policía Nacional, al menos, es lo que se ha vivido desde la posición en la Gran Vía desde donde se mantiene la línea de control policial. Ale, el okupa


cordobés, pasa por delante con un altavista tamaño frigorífico que porta junto a un colega. Ambos están riendo y haciéndose bromas. Dos chicas preguntan cuánto tiempo tienen para dejar el


inmueble. Una pareja con aros y objetos de malabaristas de color amarillo marchan del lugar mientras conversan. Todo parece estar en calma. DESDE ENERO Este inmueble fue okupado el pasado


mes de enero y desde entonces se ha desarrollado allí un centro social conocido como 'La Madriguera'. Trascendió su estado cuando la empresa A. M. A. Desokupa recibió el encargo de


conseguir que los moradores se marcharan contratados por la familia propietaria del edificio. Los okupas negociaron con la empresa que se marcharían pasado un mes, mientras encontraban otro


lugar para instalar su centro social, sin embargo, pasado ese tiempo decidieron seguir instalados en el edificio de la calle Azacayas. Desde la empresa de desokupación A.M.A decidieron


alquilar un piso justo enfrente para vigilar los movimientos de los vecinos y señaló que incluso tenía infiltrados en la organización, okupas que les facilitaban imágenes a cambio de dinero


para controlar los movimientos de los moradores.