Granada, un jueves santo 'de bote en bote' | ideal

feature-image

Play all audios:

Loading...

Jueves, 17 de abril 2025, 16:51 | Actualizado 17:51h. Comenta Compartir Los Jueves Santos, esos en que la Luna brilla más que el Sol, son días de levantarse tarde en Granada. Los


'gitanos' y el barrio del Sacromonte tienen la 'culpa'. Pero en la ciudad que nunca duerme, donde los cofrades se confunden con los barrenderos y los que vienen de


parranda, tampoco se hace el silencio. El sonido de las maletas que arrastran los viajeros más rezagados ya se oía en la plaza de la Trinidad a las diez de la mañana. También el del


acordeonista del sombrero blanco que toca con delicadeza 'La historia de un amor', esa maravillosa canción que habla de pasiones y soledades. En las terrazas de la Trinidad, donde


desaparecieron los estorninos 'por arte de magia', se enchufan cafés americanos bien cargados y pulevines de chocolate desde tempranito. También medias de tomate bien servidas.


Entre los clientes, pocos paisanos. Su acento les delata. También el pelo rubio, casi dorado. Y los ojos azules como el Báltico. Ángel, el peluquero tricampeón de España y séptimo del mundo,


sí ha arriado la persiana el Jueves de Pasión, el de 'La historia de un amor' y el de la Semana Santa. El trenecico de los turistas va hasta los topes. Este tampoco descansa. Qué


hermosa es la plaza de la Trinidad. Los rayos solares, los anhelados rayos solares, rompen entre las copas verdes y cargadas de los plataneros y los naranjos. También entre conversaciones y


confidencias al calor de pitillos humeantes y bostezos. Granada lleva un buen rato despierta. Cómo se agradece el lorenzo después de los diez y pocos grados del miércoles por la noche. Hoy


sonarán a gusto los tambores. Solo hay que mirar al cielo. NEWSLETTER Los orientales, quizá japoneses quizá coreanos, se hacen fotos ante el escaparate del Rocío, donde venden faldas


flamencas de señora a 99 euros y blusas de niña a 44,90 euros. Anticipo de las múltiples cuchipandas que están por venir en la primavera de las Cruces y el casi verano del Corpus. Los


puestos de la plaza de la Romanilla, en la Granada más auténtica, despachan sombreros, especias, encurtidos y frutos secos. Gloria bendita. Los repartidores del Makro surten a los


hosteleros. Hay faena. Mucha faena. Difícil encontrar una mesa libre en un restaurante. OCUPACIÓN HASTA EL SÁBADO * Granada 80% * Costa Tropical 65% * Altiplano 90% * Alpujarra 85% * Sierra


Nevada 35% En la oficina de turismo de las Niñas Nobles, la del patio de mármol blanco que huele a flores, los extraños se proveen de mapas de Granada. El trasiego es constante. 'Please


wait here for service', reza un cartel en inglés desde el que se forma un cola que nunca se hace grande. La puerta automática se abre y se cierra, se cierra y se abre. Todo en orden.


Nada más salir es difícil no mirar hacia arriba. La torre de la Catedral, el templo por el que pasan todas las hermandades, aún está forrada casi por completo de andamios. Ya queda poco. Ya


queda poco. Los neumáticos chirrían en el cruce de San Jerónimo con Cárcel Baja. Pasaron los de Emasagra con las 'karcher', pero la parafina se adhiere al asfalto. Mientras tanto,


suenan las once ahí arriba. El campanario que marca el compás de Granada desde hace más de quinientos años. La historia de Granada en partituras escritas en el aire. LAS PASIEGAS, ATESTADA


Las Pasiegas, donde está la tribuna oficial de la Semana Santa, está completamente atestada de visitantes de todas las procedencias. Los asientos solo están ocupados por un guardia de


seguridad, que mira a izquierda y derecha. «¿Esto para qué es?», le pregunta él a ella. «Para la procesión», le responde ella a él. Al lado del vallado, una guía se afana en explicar en la


lengua de William Shakespeare por qué la plaza de las Pasiegas se llama de las Pasiegas –por las nodrizas de Cantabria que amamantaban a los críos de las gentes de bien–. Al lado, las


señoras del romero se multiplican por cuatro. En la calle Oficios, la segunda más bella de Granada después de la del Darro, Paco toca con delicadeza el handpan, el instrumento de 'Las


mil y una noches', mientras Simona manipula a Momo, el títere de madera. La gente se para y alucina. Los artistas callejeros son el alma de Granada. Decenas de personas aguardan su


turno para entrar a la capilla donde están enterrados la reina Isabel de Castilla y su esposo Fernando Aragón, los católicos. «Mi fai una foto?», le inquiere una italiana al plumilla que


escribe esta crónica. El periodista, obediente, encuadra y dispara. «Sono venute bellissime», les dice este después de consultar Chapgpt. Y desde ahí, para completar el recorrido del


bullicio, hasta plaza Nueva primero y la Carrera del Darro después. En plaza Nueva las flamencas se ajustan los zapatos de taconear. El show está 'a puntico' de empezar. En la


Carrera del Darro sencillamente no cabe un alma. Selfie por aquí, selfie por allá. Como las sombras de Mecano. En fin...JuevesSanto. Granada, de bote en bote. Comenta Reporta un error Límite


de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras, pero ahora mismo hay demasiados usuarios conectados a las vez. Por


favor, inténtalo pasados unos minutos. Volver a intentar Sesión cerrada Al iniciar sesión desde un dispositivo distinto, por seguridad, se cerró la última sesión en este. Para continuar


disfrutando de su suscripción digital, inicie sesión en este dispositivo. Este contenido es exclusivo para suscriptores ¿Tienes una suscripción? Inicia sesión