«era un auténtico ingeniero: usaba el ingenio para resolver problemas» | ideal

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La consejera de Fomento de la Junta de Andalucía, Rocío Díaz, ha expresado en nombre del Gobierno autonómico su pesar ante el fallecimiento de Miguel ... Giménez Yanguas, «una figura


esencial para la conservación del patrimonio industrial de la provincia de Granada». La consejera ha recordado que el profesor «fue capaz de involucrar a todas las instituciones en darles


una segunda oportunidad a espacios tan emblemáticos de nuestra ciudad como la Azucarera de San Isidro». «Más allá de sus más de cuatro décadas de docencia e investigación, su legado está en


su defensa férrea de sus convicciones y de la llamada arqueología industrial. Ha servido de espejo y de referencia para que ahora las administraciones nos volquemos, nos ocupemos y nos


preocupemos de verdad por la recuperación de la arquitectura industrial de interés patrimonial», ha destacado la consejera granadina. UN AMIGO DEL PARQUE DE LAS CIENCIAS Los trabajadores del


Parque de las Ciencias, en el que se exhibe parte de la colección personal de Giménez Yanguas, expresaron su tristeza por la pérdida de este «querido y buen amigo». «La historia de este


centro de divulgación científica, de referencia en Andalucía, España y Europa, está asociada inexorablemente a la figura de este ilustre ingeniero malagueño que ha contribuido a su


crecimiento de una forma generosa e ilusionante. Su entrega ha ido más allá del tiempo invertido y del conocimiento compartido; su legado trascenderá y quedará por siempre para el


aprendizaje y disfrute de todos», señala el museo. «Este 2025 el Parque de las Ciencias cumple treinta años durante los cuales Miguel ha estado vinculado estrechamente a esta institución. Su


destacado compromiso con la preservación y divulgación del legado industrial se manifiesta en la exposición Piezas de Museo, donde se exhibe parte de su colección personal. Durante este


tiempo, también ha colaborado en la recuperación y exhibición de piezas emblemáticas que pueden verse hoy en el Parque de las Ciencias, como el reloj de la torre del Ayuntamiento de Granada


o la máquina de vapor de la azucarera de San Isidro. Recientemente, el Parque de las Ciencias ha contado con su asesoramiento para la restauración del Tranvía de Sierra Nevada. Su


intervención en todos estos proyectos ha contribuido a divulgar la importancia de proteger el Patrimonio Científico e Industrial», indica el escrito del museo científico. «Su generosidad al


aportar valiosas piezas que actualmente integran nuestra exposición permanente y su firme respaldo al desarrollo del museo, reflejan su consolidado compromiso con la educación y la


divulgación científica. Siempre ha trabajado con ilusión y con una dedicación admirable, compartiendo su sabiduría y experiencia desde la sencillez y la cercanía», subraya. RESOLVER


PROBLEMAS Por su parte, el director de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación, Juan Manuel Santiago, ha manifestado su tristeza ante la noticia de la muerte de su maestro y


amigo. «Era un auténtico ingeniero –usaba su ingenio y se dedicaba a resolver problemas–, un intelectual y un gran profesor: estaba enamorado de la Universidad», ha indicado Santiago, que


fue el encargado de leer la laudatio del profesor cuando este fue nombrado doctor honoris causa por la Universidad de Granada. El director del centro docente ha recordado que a mediados de


los ochenta lo conoció como profesor en un curso de postgrado y más tarde coincidieron en el equipo de gobierno del rector Pascual Rivas, al que el investigador de origen malagueño ofrecía


asesoramiento inmobiliario, mientras Santiago era vicegerente de Obras. «Era una persona amable, cariñosa, amena, muy ágil a pesar de su edad. Me he quedado desolado. Es una pérdida


irreparable», ha admitido Santiago, que conocía la trayectoria de la enfermedad de su antiguo profesor. Como investigador, ha destacado que en su taller ocurrían cosas extraordinarias:


«Recorría chatarrerías y desguaces, compraba cacharros en el rastro, y en su taller los recuperaba y los ponía en funcionamiento». Por ejemplo, ha destacado su impresionante colección de


teléfonos: «Cuando Telefónica quería hacer una exposición, le llamaba a él» «No era nada complaciente, era combativo y coherente con sus ideas. No temía enfrentarse a quien hiciera falta en


la defensa a ultranza del patrimonio, si consideraba que estaba amenazado», ha asegurado. Ha recordado que siempre ofreció su «espectacular» colección privada de máquinas e ingenios para


crear un museo que no ha llegado a ver la luz. En este sentido, ha reconocido que la Escuela de Edificación no tendría capacidad para albergarlo y ha sugerido la posibilidad de llevarlo a la


Azucarera de San Isidro, que está llamada a convertirse en el campus de sostenibilidad de la UGR, es en sí misma un tesoro patrimonial y cuenta con espacio suficiente.