Piden a la junta que mantenga la prohibición de pescar en la punta de la mona | ideal

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Inés Gallastegui Granada Lunes, 21 de abril 2025, 09:40 Comenta Compartir Especialistas en Biología marina y organizaciones ecologistas han pedido a la Junta de Andalucía que no ceda a la


presión de los pescadores y mantenga la prohibición de esta actividad en la Zona de Especial Conservación (ZEC) de la Punta de la Mona, en La Herradura, que entró en vigor el pasado enero.


Aseguran que la degradación de ese entorno es evidente, tanto en los acantilados como en los fondos marinos, donde aún hay cientos de sedales, anzuelos, plomos y otras artes de pesca como


resultado de una actividad descontrolada que ha puesto en riesgo la biodiversidad de este paraje. La advertencia llega después de que la Asociación de Pescadores Deportivos de la Costa


Tropical, con el respaldo del alcalde de Almuñécar, Juan José Ruiz Joya (PP), presentara un escrito respaldado por 3.000 firmas ante la delegación de Medio Ambiente de la Junta en el que


pedían el levantamiento de la prohibición y aseguraban que la conservación del entorno es «compatible» con su actividad. El biólogo y buceador Luis Sánchez Tocino, que conoce bien la zona,


discrepa radicalmente de esa afirmación. «Muchas zonas de la Punta de la Mona están todavía llenas de sedales de pesca, anzuelos, plomos, redes, nasas, cuerdas y trasmallos», asegura el


profesor asociado de Zoología de la Universidad de Granada, quien recuerda que junto a los daños causados por las artes de pesca abandonadas a organismos marinos como los corales


–arrancados, enredados o guillotinados por cuerdas e hilos y enganchados en anzuelos–, la presión de los pescadores también ha mermado considerablemente las poblaciones de peces. DESTROZOS


Sánchez Tocino, colaborador en la página Litoral de Granada-UGR, que documenta los valores ambientales de estos parajes y las amenazas que pesan sobre ellos, recuerda que en 2015 una


denuncia y un vídeo de los zoólogos de la Universidad sobre los destrozos causados por la pesca impulsaron el procedimiento de protección de la Punta de la Mona. Tras su declaración como ZEC


por su alto valor ecológico, han pasado diez años hasta que en enero de 2025 la Junta de Andalucía publicó el reglamento que regula las actividades en los acantilados y los fondos marinos y


prohíbe la navegación, la pesca recreativa y artesanal y el marisqueo, mientras limita el submarinismo, que solo puede realizarse con autorización. El director del Aula del Mar de la UGR,


Julio de la Rosa, coincide en que «la degradación es muy evidente». «Entiendo la postura de los pescadores. Todos tenemos derecho a hacer uso de los espacios naturales, pero no soy


partidario de dar un paso atrás. No se les prohíbe pescar: pueden pescar en cualquier otro sitio. En tierra también hay zonas donde no se puede cazar», argumenta el profesor. De la Rosa


recuerda que el programa de Medio Marino de la Junta realizó un inventario de los restos de artes de pesca y basuras presentes en la zona, pero muchos de esos objetos no se han sacado. «En


muchos casos esos restos están tan colonizados por organismos marinos que quizás sacarlos cause más daño», admite el especialista. A su juicio, ha pasado muy poco tiempo desde que entró en


vigor el reglamento. Quizá dentro de unos años, si se observa que la biodiversidad se ha recuperado, se pueda volver a permitir la pesca de forma regulada, apunta. BASURA EN LOS ACANTILADOS


De la misma opinión es José Larios, coordinador de la Asociación Buxus para el Estudio y Defensa del Patrimonio Natural en la Costa Granadina, quien destaca además que los pescadores no solo


causan daños en los fondos marinos, sino también en tierra. «En los tajos de los acantilados hay una gran riqueza de flora y fauna», subraya Larios, que recuerda que el impacto negativo de


la pesca en tierra es importante. En varias ocasiones voluntarios de la comarca se han organizado para retirar las basura abandonadas por los pescadores. «Espero que la Junta no ceda a las


presiones. No tiene sentido que con los pocos espacios protegidos que hay en la Costa se permita volver a dejar que lo destrocen. Sería volver atrás», concluye. Comenta Reporta un error


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