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Martes, 13 de mayo 2025, 15:51 | Actualizado 20:22h. Comenta Compartir La dueña de un restaurante de La Zubia ha denunciado ante la Guardia Civil la agresión que supuestamente sufrió la
camarera del local por parte de unos clientes. La razón, según señala, es que «estaban tardando demasiado en atenderles». Según reflejan en la denuncia, un hombre la cogió del cuello y otra
familiar le tiró un plato, que no llegó a darle. Los hechos sucedieron el pasado domingo, 4 de mayo, en el restaurante El Infinito. Según explica Sara Amado, la dueña, ese día tenían cinco
reservas, así que había tres trabajadores en la cocina y otros tres atendiendo las mesas. Sin embargo, acudió mucha más gente de la esperada, y los que iban de tapeo también acabaron
pidiendo raciones. «Mandamos 90 comandas en una hora», relata. Habían abierto hacía menos de un mes y no se esperaban semejante afluencia: «Pequé de novata», lamenta. El estrés de los
empleados era evidente, así como el tiempo de espera de los clientes, pero siguieron adelante como pudieron. En este punto, de repente vio a una de sus camareras llorar. «Me dijo que los de
una mesa la estaban increpando y chillando, así que salí. Eran conocidos de mi marido, así que les dije: chicos, nos conocéis. A la camarera no se le dice nada. Me respondieron que creían
que se iban a ir y les comenté: ancha es la puerta, que la tengo muy grande», indica Sara, que precisa que justamente esa mesa estaba acabándose el último plato. «No se quedaron sin comer,
aunque tardamos, lo reconozco, pero llevo 20 años en esto y no voy a permitir que a mi camarera se le hable así», puntualiza. MÁS INFORMACIÓN Los consumidores se levantaron y se dirigieron a
la puerta, pero la situación se tensó. Ambas partes continuaban discutiendo y la camarera, María Isabel Maldonado, seguía llorando. «Una de las chicas se cagó en los muertos de los tatuajes
que María Isabel lleva en el cuello, así que ella se echó para adelante. Nosotras la metimos y le dijimos que no entrara al trapo, pero en ese momento un hombre se metió en la barra y la
cogió del cuello. Mi marido lo quitó de encima y la otra chica le tiró un plato, aunque no llegó a darle», manifiesta Sara, que tiene la secuencia grabada en las cámaras de seguridad y ha
puesto las imágenes a disposición de la Guardia Civil. En la denuncia alega que supuestamente partieron también una pizarra y se marcharon sin abonar la cuenta. «NO SE QUEDARON SIN COMER,
AUNQUE TARDAMOS, LO RECONOZCO, PERO LLEVO 20 AÑOS EN ESTO Y NO VOY A PERMITIR QUE A MI CAMARERA SE LE HABLE ASÍ» Sara Amado Propietaria Por su parte, María Isabel afirma que lo vivió «con
muchísimos nervios». «No me lo esperaba, fue rapidísimo», apostilla. Cuenta que previamente la habían llamado «cinco o seis veces» y ella les había informado de que «no tenía la culpa». «Me
llamaron pegando voces, decían que la culpa sí era mía. Me dejaron en ridículo», manifiesta. Siente «miedo y ansiedad» y solo piensa en poner un punto y aparte. «ESTOY MAL DE LOS NERVIOS»
Mientras que la camarera no ha perdido la ilusión por el trabajo, Sara Amado admite que ha llegado a plantearse cerrar el local tras lo ocurrido. Han estado varios días sin abrir y, según
indica, llegó a «desmayarse» del estrés. «Estoy mal de los nervios, pero el negocio estaba yendo bien y justo ahora se cumplía un mes de la apertura», cuenta. Pide «respeto» para los
profesionales de la hostelería, y que si algo no les gusta «se vayan, pero nunca agredan a nadie». «Con eso se pierde toda la razón», concluye. Comenta Reporta un error