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Domingo, 11 de mayo 2025, 10:55 | Actualizado 17:40h. Comenta Compartir No se salva ningún coche diésel. De acuerdo a los datos publicados DGT, en España circulan más de 32 millones de
vehículos, con un crecimiento sostenido en los últimos 25 años. Por nuestras carreteras circulan aproximadamente 27 millones de turismos y más de cinco millones de vehículos pesados. Hay
muchos más coches que contaminan más porque los españoles en las últimas décadas se han decantado por la compra de vehículos equipados con motores diésel suponiendo más del 75% del parque
automovilístico y porque la vida media ha subido hasta colocarse por encima de los 12 años y se prevé que siga subiendo. Los motores diésel consumen menos y duran más, pero ensucian mucho
más, suponiendo un grave problema de contaminación, ante el cual desde los años 60 Estados Unidos y desde los 90 en Europa, se decidió instalar un sistema de recirculación de gases de
escape, conocido como válvula EGR, que se encuentra ubicada entre el colector de admisión y el de escape, permitiendo que parte de los gases de escape vuelvan a la cámara de combustión a
través del colector de admisión para que se vuelvan a quemar. Este paso genera un descenso de la temperatura de combustión lo que incide directamente en la disminución del óxido de nitrógeno
(NOx) emitido y vertido al exterior, causando sin embargo un grave problema para la vida del motor debido a la cantidad de residuos que se acaban sedimentando en el interior del motor. Solo
una tercera parte del combustible se aprovecha para generar movimiento, la cantidad restante se pierde en forma de calor, gases contaminantes y residuos sólidos o carbonilla. La acumulación
de carbonilla provoca aumento del consumo y un menor rendimiento del motor. La carbonilla es el gran problema de los motores diésel. Se va acumulando rápidamente en el motor y en las piezas
involucradas en el proceso de combustión y escape, creando obstrucciones y muy a menudo costosas averías. Con el paso del tiempo esta suciedad provoca un aumento en las emisiones
contaminantes, lo que crea limitaciones de velocidad, restricciones de acceso al centro de las ciudades y problemas para pasar con éxito la ITV. Estos motivos hacen esencial realizar
descarbonizaciones con frecuencia y añadirlas al servicio de mantenimiento periódico de los vehículos para poder disolver y limpiar la carbonilla generada en el interior del motor, evitando
costosas averías y respetando el medio ambiente. Qitar la carbonilla Los propios fabricantes de vehículo recomiendan unas sencillas claves de funcionamientos para completar los ciclos de
limpieza. Por lo general deberían hacer cada 2.000 o 3.000 kilómetros. Lo ideal para completar las limpiezas es circular en carretera durante 20 minutos, de forma ininterrumpida y entre las
2.000 y las 3.000 revoluciones. En este punto se produce el ciclo de limpieza que puede percibirse al volante. Comenta Reporta un error