Maika makovski: la mujer orquesta | ideal

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La multiinstrumentista y cantante mallorquina Maika Makovski pasó nuevamente por Granada dentro de los conciertos que la cervecera Alhambra organiza cada primavera en el bellísimo ... Jardín


de Gomérez. Hacía tiempo que no aparecía por aquí, entre otras cosas por una baja por enfermedad como recordó, y a punto estuvo de fallar otra vez, confesó, porque estaba completamente


medicada para poder salir al escenario. Y lo hizo como la última vez en otro jardín, el de Quintalegere. Como entonces lo ha hecho sola con su piano y la guitarra, esta vez auto


acompañándose con cascabeles, bombo y ¡una cadena! Ella, que suele ir con banda de hasta ocho miembros, también defiende sus canciones en ese austero formato, absolutamente suficiente y


lleno de magia cuando se habla de tan facultada intérprete: al final, todo el público, de pie, consiguió arrancar un segundo bis cuando iba camino del camerino. Medio macedonia, medio


andaluza es una mujer con una notable atractivo escénico, y en este tamaño de bolsillo goza de libertad absoluta para presentar los temas, incluso para corregirlos sobre la marcha o parar si


se le suelta el pedal del bombo. Todo es posible y todo es admisible en ese tamaño tan confiable e inmediato, y eso que ella no abunda en comunicaciones extramusicales, habla menos de lo


justo, pero con esa sonrisa que ilumina cualquier avenida es suficiente. Porque lo deslúmbrate es su voz, amplia de registro por arriba y abajo, con una centelleante capacidad de subida


llegando a unos trinos en falsete que por momentos recordaban a Kate Bush o Tori Amos, aunque sentada a uno le trae el recuerdo de Carole King, también por su forma muy percutida de tocar el


piano. Maika controla perfectamente las dinámicas, mastica cada sílaba y cada acento, juguetea melódicamente con las palabras como si estuviera en un musical. Fascinante. A veces se


enfurruña con las canciones como una Patti Smith ultimando 'Gloria', que puede acariciar la guitarra y susurrar delicadamente, compitiendo con un mirlo posado en una rama al lado


del escenario, acaso escuchando, tal vez respondiendo. Los conciertos de El jardín de Gomérez suelen rondar la hora de duración, en este caso se alargó algo más por aclamación popular.


Tiempo suficiente para escuchar una representación de su catálogo, que pudiera ir del boogui trotón a la balada cardíaca, rozar el honky tonk o la americana. Temas de su último disco como


'Just a boy' o 'My Head Is A Vampire' estuvieron presentes, junto a alguno de sus 'pequeños' grandes éxitos tal que 'Laguage', 'Lava love',


'Body' o una hirsuta versión del 'China girl' de Bowie/Iggy Pop. Como curiosidad cabe recodar que esta brillante mujer debutó con un disco publicado por el sello


granadino Wild Punk. El círculo se cierra.