
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES
Play all audios:
Miércoles, 30 de abril 2025, 12:30 Comenta Compartir Un oficio muy sacrificado y expuesto a las críticas de la gente, pues por los locales de hoslería pasan cientos de clientes a diario.
También para bien, pues cuando son competentes se llevan los comentarios positivos de los clientes. Es lo que ha ocurrido en un bar andaluz. Ha sido en un local de Cádiz, concretamente de
San Fernando. Estar en una terraza de un bar o restaurante y que haga grandes rachas de viento es una de las cosas más incómodas. En más de una ocasión y si se alarga en el tiempo hasta
puede llegar a ser desesperante ver como vuelan continuamente todos los objetos que se dejan en la mesa. Muchos negocios tratan de buscar soluciones para poder mitigar su efeco en las
terrazas. Sin embargo, a veces las soluciones más sencillas y rudimentarias son las que más triunfan entre los clientes. Uno de los camareros del bar El Paquetera de San Fernando (Cádiz),
pensó cómo hacer frente al incómodo viento y dio con la solución: una sombrilla tumbada en el suelo. Su invento se ha hecho viral en X gracias a la publicación del usuario de 'X'
@FranRV94. > Estoy en un bar y un camarero ha puesto así la sombrilla para > frenar el viento que viene de ahí. Quiero dejarle una reseña pero > es que cinco estrellas son
insuficientes. pic.twitter.com/NMh7Jkct4F > — Fran (@FranRV94) April 20, 2025 «Estoy en un bar y un camarero ha puesto así la sombrilla para frenar el viento que viene de ahí. Quiero
dejarle una reseña pero es que cinco estrellas son insuficientes», ha escrito el usuario, que hasta ha llegado a decir que en esa calle «hay más viento que en una rave de cigüeñas». En uno
de los comentarios, se apunta a la posibilidad de que el invento estuviera excediendo los límites de espacio de una terraza. Algo que descartó el cliente de este bar. «La policía local
apareció al rato, estuvieron midiendo y se fueron sin decir nada, supongo que porque estaba todo en orden y el establecimiento tampoco sobrepasó los límites estipulados ni los contratados
por el negocio en sí», explicó. La mayoría de interacciones estaban destinados a quejarse sobre cómo esta sombrilla podía dificultar el paso de los peatones. Por lo que en repetidas
ocasiones concretó que no había problemas para transcurrir por esa calle: «La perspectiva igual no ayuda, pero doy fe de que la gente tenía espacio de sobra para pasar». Comenta Reporta un
error