
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES
Play all audios:
La AVENIDA BOYACÁ es una de las vías arteria más importantes de BOGOTÁ. Conecta el norte con el sur de la ciudad y a lo largo de su recorrido, con los principales corredores logísticos, como
la NQS, la autopista Sur, las calles 13 y 80 y la avenida Suba-Cota. Esa vía no solo es clave para la conectividad de las localidades del noroccidente y norte con toda la ciudad, sino
también con la región y el país. Por allí transitan desde automóviles, buses intermunicipales de pasajeros, los zonales del SITP y tractocamiones. De hecho, el 40 por ciento de la carga que
ingresa por el norte lo hace por ella y por la autopista Norte. Tiene una extensión de 30,04 km de longitud, desde la intersección con la autopista al Llano hasta la intersección con la
avenida San José (calle 170). Además, según el IDU, está en construcción el tramo entre las calles 170 y 183, y DE LA 183 A LA AVENIDA GUAYMARAL SE ENCUENTRA EN TRÁMITE DE LICENCIAMIENTO Y
SUSTRACCIÓN DE LA RESERVA THOMAS VAN DER HAMMEN, que integra los ecosistemas de la cordillera Oriental y del río Bogotá, y que desde 2000 es un área de protección ambiental de la sabana. El
último trayecto de la avenida Boyacá, que comprende entre la avenida Guaymaral y la Alameda Norte, apenas es una idea y no tiene diseños. Y aunque la prolongación hasta el borde norte de la
capital quedó en el POT 2022-2035, para que sea una de las tres vías arterias con continuidad de norte a sur, el tramo que pasa por la reserva natural y que garantiza la conexión y es una
necesidad para la ciudad, enfrenta una férrea oposición. El proyecto ya tiene el aval del Distrito y de la CAR Cundinamarca, aunque le falta la aprobación de su consejo directivo. Una acción
de tutela frenó hace unos días dicho trámite. El juzgado 47 penal con función de conocimiento de Bogotá le ordenó a la corporación ambiental suspender de manera provisional la decisión de
sustraer de la reserva los tres sectores de la franja vial que entran a la reserva y por donde, según los estudios técnicos y ambientales, es posible construir la Boyacá entre la calle 183 y
la Guaymaral. El colectivo de defensores de la Van der Hammen que interpuso la acción argumenta que si bien en el trámite de la sustracción no se prevé la audiencia ambiental, esta es la
garantía del derecho de la participación ciudadana y que un aval “afectará un componente esencial del derecho colectivo al ambiente sano”. Se espera que haya una decisión de fondo del
juzgado en los primeros días de abril. No obstante, tanto la CAR Cundinamarca como la Secretaría Distrital de Hábitat le indicaron a este diario que sí hubo participación, socialización y
trabajo con la comunidad. LA AFECTACIÓN ES MÍNIMA LUIS FERNANDO SANABRIA, DIRECTOR DE LA CAR, DICE QUE EL FALLO DEL JUZGADO FRENÓ UNA DECISIÓN DEL CONSEJO DIRECTIVO DE LA CORPORACIÓN
AMBIENTAL Y QUE LA ENTIDAD NO ENCUENTRA QUE SE PUEDA CAUSAR UN IMPACTO AMBIENTAL CON LA EXTENSIÓN DE LA VÍA. “La sustracción no es sinónimo de perder ningún ecosistema en la reserva. Lo que
efectivamente afecta es a algunos potreros y construcciones, como casas y fincas, y escenarios deportivos, como canchas”. En la zona por donde va el trazado de la prolongación hay cultivos
de papa, pastizales, canchas de fútbol, un campo de golf, urbanizaciones, fincas, una industria, un parque, maquinaria amarilla y varios colegios y universidades. Además, por un lado tiene
el cerro de La Conejera y por otro, un parque cementerio con 8.000 tumbas. Estas dos cosas hacen inviable un trazado diferente. A la tutela se ha sumado una carta de un grupo de once
concejales, todos de la oposición a la alcaldía de Claudia López y de los verdes, en la que piden a la CAR el archivo del proyecto de sustracción de la reserva de la extensión de la Boyacá y
piden la protección de la garantía de los derechos colectivos y del ambiente. Sanabria destaca que esta es tal vez “la sustracción más importante que se ha hecho en el centro del país” y
que la entidad tomó todas las precauciones y realizó las visitas y estudios técnicos necesarios para avalar la decisión. “Lo que ha habido es juicio”, asegura. Nadya Rangel, secretaria
distrital de Hábitat, afirma, por su parte, que apenas se van a sustraer 20,17 hectáreas de las más de 1.396 que tiene la reserva Thomas Van der Hammen. “Eso es mínimo frente a la dimensión
de la reserva y va a permitir la conectividad del occidente y el norte de la ciudad”, que solo tienen la autopista Norte y la carrera 7.ª en el borde oriental y la Boyacá, en el occidental.
Las otras vías, como la ALO Norte y la avenida Cali, no fueron consideradas en el POT buscando proteger la estructura ecológica principal. “ESTE CORREDOR ES UNA NECESIDAD DE LA CIUDAD Y NO
REALIZAR LA SUSTRACCIÓN ES FRENAR EL DESARROLLO DE TODO EL BORDE NORTE”, asegura Rangel, quien advierte que con la oposición al proyecto también se estaría dejando en riesgo la vía
Suba-Cota, que fue un compromiso de la alcaldesa. Este proyecto exige el trámite de sustracción de la Van der Hammen. PLATA PARA LA RESERVA NATURAL La secretaria destaca que ese tramo de la
avenida Boyacá no se hará con recursos públicos, sino con los que captará el fideicomiso del proyecto urbanístico Ciudad Lagos de Torca (a través de las cargas generales). Dicho corredor
vial, además de que permitirá conectar el noroccidente con el borde norte y con el resto de Bogotá, solucionará el déficit de infraestructura vial y los problemas de acueducto pluvial y de
vertimientos que tiene esa zona. El proyecto urbanístico contempla la construcción de los colectores de aguas lluvias y servidas que mitigarán las frecuentes inundaciones que se presentan
allí. Pero, además, garantizará las inversiones para recuperar la reserva y el humedal Torca Guaymaral, que requieren de millonarios recursos, los cuales saldrán del desarrollo de Lagos de
Torca. Esta es una opinión que comparte Alejandro Callejas, gerente general de Lagos de Torca, quien precisa que la extensión de la Boyacá tiene un costo de 700.000 millones de pesos, valor
que incluye la compra de los predios que conforman la Thomas Van der Hammen. Dice que el trazado elegido es el que menos impacto tiene en la reserva, aunque en su recorrido la toca en tres
puntos. Así las cosas, el diseño evita cruzar el cerro de La Conejera, atravesar el parque cementerio y pasar por sobre el nuevo brazo del humedal Torca Guaymaral. “Esta es la alternativa
que más respeta la reserva Thomas Van der Hammen”, asegura. Callejas y el IDU destacan que la extensión entre la 183 y la avenida Guaymaral tendrá dos calzadas y pasos elevados que permitirá
la conexión de las aguas y la fauna entre los ecosistemas de la cordillera oriental y el río Bogotá. El amplio separador está destinado para que en el futuro se puedan construir dos
carriles adicionales por sentido y el sistema de transporte masivo. Darío Hidalgo, experto en movilidad y profesor de la Universidad de la Javeriana, indica que la extensión de la vía no
solo es esencial para el proyecto Torca Guaymaral, que está pensado desde la sostenibilidad, sino también para darle una salida adicional a los habitantes de la localidad de Suba, que tienen
grandes deficiencias en infraestructura vial y de transporte. Hidalgo considera que es más alto el impacto ambiental que generan la concentración de la población en la ciudad y la expulsión
de personas hacia los municipios vecinos, que el que tiene la extensión de la Boyacá. Dice también QUE DETRÁS DE LA NEGATIVA AL NECESARIO PROYECTO VIAL SE ENCUENTRAN LOS MISMOS 11
CONCEJALES QUE SE OPONEN AL CORREDOR VERDE POR LA CARRERA 7.ª Y AL METRO ELEVADO. “Es una oposición difícil, que indica que esta ciudad no necesita nada, que todo no se haga, y no dan
alternativa”, concluye el académico. En la misma línea, César González, presidente de la JAC del Polo, uno de los sectores que reclama salidas hacia el norte y el resto de la ciudad, dice
que la extensión de la avenida Boyacá es “indispensable”, no solo para los millones de residentes de esas zonas, sino para los miles de niños que pasan horas en las rutas, porque sus
colegios están ubicados en el extremo norte y no tienen para transitar más que el carril exclusivo de la ya congestionada autopista Norte. El líder comunitario insiste en que, por el
contrario, se debería ser llevar dicho corredor vial hasta la 245 o cerca del municipio de Chía, como en algún momento se habló en la ciudad. GUILLERMO REINOSO RODRÍGUEZ EDITOR DE BOGOTÁ
@guirei24 MÁS NOTICIAS DE BOGOTÁ