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Escucha este artículo LA DICTADURA ES UN SISTEMA DE GOBIERNO DONDE EL PODER SE CONCENTRA EN UNA PERSONA O UN GRUPO DE PERSONAS QUE NO ESTÁN SOMETIDAS A LAS LEYES, EL CONTROL Y SEPARACIÓN DE
PODERES PROPIAS DE UNA DEMOCRACIA. Además, se caracteriza por la falta de pluralismo político y por vulnerar los derechos y libertades civiles de la población mediante su control
autoritario. No obstante, “dictadura” es un término tan amplio que abarca sistemas políticos tan diferentes como el de Corea del Norte, la Alemania nazi, la España franquista o la actual
Arabia Saudí. Esto genera controversias y diferentes categorías: dictaduras personalistas o de partido; dictaduras fascistas o comunistas, en función a su ideología; dictaduras militares,
civiles, familiares, monárquicas… Y también dictaduras autoritarias o totalitarias, según su control de la población. Curiosamente, el término tenía unas implicaciones muy distintas en su
origen. Surgió en la antigua Roma, en el período de la República (509-27 a. C.), durante el cual la dictadura era un cargo público que el Senado concedía a un individuo en situaciones de
crisis. El dictador debía ser una persona capacitada a quien se le otorgaban poderes especiales para gestionar una guerra o una crisis económica, pero siempre ostentaba el cargo de manera
temporal y estaba sometido a las decisiones del Senado. Sin embargo, el militar Julio César logró ser nombrado dictador perpetuo por el Senado romano tras ganar una guerra civil. César ocupó
el cargo dos años hasta su asesinato en el 44 a. C., acaparando el poder y sin responder ante las leyes de la República. Este recuerdo marca la diferencia entre el significado original del
término como cargo público y su concepción moderna como tirano. DICTADURA: UN RÉGIMEN CON DISTINTAS CARAS Desde entonces, el término “dictadura” se ha empleado para denominar a los llamados
“caudillismos” de América Latina de finales del siglo XIX, como los del mexicano Antonio López de Santa Anna o el argentino Juan Manuel de Rosas. También a los regímenes europeos de
principios del siglo XX, como el fascismo del italiano Benito Mussolini o la dictadura militar de Miguel Primo de Rivera en España. Todos ellos asentaron la idea de dictadura aplicada a los
regímenes “monocráticos”_ _(del griego, ‘el poder de uno’) modernos, pero que nada tenían que ver con las monarquías absolutistas del Antiguo Régimen. En cualquier caso, el siglo XX vio el
surgimiento de regímenes dictatoriales muy diversos, como el de Augusto Pinochet en Chile, militar y derechista; la monarquía absoluta y teocrática saudí; la dictadura comunista de partido
de la República Popular China, o el régimen personalista nazi de Adolf Hitler. Pese a la sencillez que aparenta, una forma habitual de identificar una dictadura es contraponerla a una
democracia. Esta se caracteriza por la pluralidad de partidos, la defensa de libertades individuales, la división de poderes o la elección de los gobernantes mediante la participación
ciudadana activa y competitiva. Por el contrario, una dictadura suele poseer los rasgos opuestos, aunque ciertas dictaduras también pueden tener rasgos aparentemente democráticos, como la
existencia de otros partidos —minoritarios y sin capacidad de llegar al poder— o la celebración de elecciones fraudulentas. Este criterio lo usa el índice de democracia anual de la revista
_The Economist_, que sitúa a todos los países del mundo en un eje con la dictadura y la democracia como extremos, pero con cuatro categorías según su grado de democratización: democracias
plenas, democracias imperfectas, regímenes híbridos y regímenes autoritarios. Según este índice, algunos países en la última categoría, los menos democráticos del mundo, son Corea del Norte,
Arabia Saudí, China o Irán. Entre los más democráticos, están Noruega, Suecia, Islandia o Nueva Zelanda. REPRESIÓN Y CORRUPCIÓN, INDISPENSABLES PARA GOBERNAR Toda dictadura ha necesitado de
la represión y la corrupción para mantenerse, sin importar que la haya encarnado una junta militar, una elite política o un individuo. La represión puede ser ejercida a través de la fuerza,
la encarcelación o la censura, que al mismo tiempo aplacan a la oposición y protegen al régimen. Una dictadura también sobrevive gracias a un círculo de apoyo garantizado por la corrupción.
Instaurar a aliados en instituciones clave o tolerar su participación en actividades del mercado negro son algunos ejemplos de cómo se han creado cúpulas de personas dispuestas a mantener
el régimen.