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La ORGANIZACIÓN PARA LA SEGURIDAD Y LA COOPERACIÓN EN EUROPA (OSCE) estuvo presente en las Marchas de la Dignidad del pasado fin de semana. Sus observadores vigilaron la actuación del Estado
durante la manifestación del 22-M en el centro de MADRID y, posteriormente, se reunieron con miembros del Gobierno y mandos policiales para preguntar sobre el dispositivo de seguridad de
ese día y los graves disturbios que se produjeron, que dejaron un balance de 67 agentes heridos. El encuentro tuvo lugar en el MINISTERIO DE ASUNTOS EXTERIORES el lunes 24, dos días después
de las marchas. Según explicaron fuentes del Ejecutivo, el momento más sorprendente fue cuando los observadores de la OSCE preguntaron a los mandos policiales presentes por qué los agentes
no trataron de abrir una vía de diálogo con los manifestantes radicales que les estaban atacando, lanzándoles objetos de todo tipo, incluyendo adoquines de gran tamaño. Literalmente, lo que
les preguntaron fue por qué hubo «ausencia de comunicación» para tratar de disuadir a los radicales de su actitud. Los jefes policiales le mostraron imágenes de la violencia de los
manifestantes Los responsables policiales respondieron a todas las preguntas de los miembros de la OSCE y les mostraron abundante material gráfico, con vídeos y fotografías, sobre cuál fue
la situación que se vivió en el centro de Madrid la noche del 22 de marzo, evidenciando las nulas posibilidades que hubo de abrir esa vía de diálogo para evitar la violencia. Entre el
material que se mostró se incluyeron imágenes de las heridas sufridas por los policías. Los observadores también se interesaron por el desarrollo de las tácticas policiales, encaminadas a
blindar a los manifestantes pacíficos, con el fin de evitar que sufrieran agresiones por parte de los violentos, o que se vieran afectados por las actuaciones policiales. A esta reunión de
evaluación asistieron varios representantes del Ministerio de Asuntos Exteriores y, entre otros, dos responsables de las UNIDADES DE INTERVENCIÓN POLICIAL, a las que pertenecen los 67
agentes heridos durante los disturbios. También estuvieron presentes responsables de la DELEGACIÓN DEL GOBIERNO, del MINISTERIO DEL INTERIOR y de la POLICÍA MUNICIPAL DE MADRID. Los
representantes de la OSCE querían "evaluar" los resultados de la manifestación del 22-M. Facilitaron asimismo una serie de apreciaciones técnicas sobre el informe que realizarán
-al que, posteriormente y con amplio margen de tiempo, ESPAÑA podrá hacer alegaciones- y, en cualquier caso, aseguraron que su valoración de conjunto de la actuación del Estado en esa dura
jornada fue "positiva", al menos inicialmente. Así, calificaron de "buena práctica" la libertad con la que los manifestantes pudieron desplazarse desde cualquier parte de
España para acudir a la manifestación de Madrid. La organización hará un informe en el que España podrá hacer alegaciones También consideraron y destacaron el desarrollo del trabajo
policial a la hora de controlar un gran flujo de personas durante el trayecto que media entre las plazas de ATOCHA y COLÓN. Apreciaciones todas ellas que sorprendieron a los asistentes a la
reunión. "¿Pues qué pensaban que era España?", se preguntaron, según cuentan las fuentes consultadas. Los observadores realizaron múltiples preguntas a los asistentes sobre todo el
dispositivo, desde la fase previa, hasta las labores finales de limpieza. El Ayuntamiento, en una primera valoración, estimó en más de 600.000 euros los daños causados por los manifestantes
violentos. Con todo, los delegados de la Organización europea trasladaron que en el informe muy probablemente se incluyan "recomendaciones". El texto será remitido al Ministerio
de Asuntos Exteriores en el plazo de tres meses.