El coronavirus retrotrae al turismo de la costa del sol a cifras de 1980 y deja un año para olvidar | diario sur

Sábado, 9 de enero 2021, 02:07 | Actualizado 12:27h. Comenta Compartir Sol, playa y vacío. Este podría ser un resumen escueto de lo que ha sido el año 2020 para el turismo en la Costa del

Sol. Los hay más cortos aún. Catastrófico. Insólito. Maldito. Catártico. Lo dijo el presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol (Aehcos), Luis Callejón, uno de

los asistentes a la rueda de prensa que se celebró este viernes en la Diputación para hacer balance de un año para llorar y para olvidar al mismo tiempo: «Se me ocurren muchos adjetivos para

describir los últimos doce meses, ninguno de ellos bueno». El salón de pasos perdidos, así se denomina a la estancia en la que se ofrecen las ruedas de prensa importantes de la provincia,

es un espacio diáfano, limitado por grandes ventanales que van desde el techo hasta el suelo. Que a través de los mismos se pudiera contemplar la incesante lluvia y escuchar las ráfagas de

la borrasca Filomena tuvo algo de destino trágico. Los peores datos en la historia del turismo de la Costa del Sol se iban a conocer en uno de los días más desapacibles que se recuerdan en

Málaga, donde es difícil que se encadenen tres días de agua seguidos. De tal magnitud ha sido el impacto del coronavirus para el turismo en la provincia de Málaga, que los datos que ofreció

el presidente de Turismo Costa del Sol, Francisco Salado, han retrotraído al sector a cifras de 1980. Así lo aseguró él mismo, resaltando que no cabe poner paños calientes: «Esta crisis ha

llevado a la Costa del Sol a cuatro décadas atrás». Cualquiera que tenga una mínima idea de lo que es el turismo en la Costa del Sol, lo que significa para la economía y el empleo en la

provincia, tiene que frotarse los ojos y preguntarse si los datos ofrecidos este viernes son verdad. Lo son. 9,3 millones de turistas menos que en 2019 (-71,6%). Unas pérdidas para la

economía de la provincia que ascienden hasta los 10.352 millones de euros. Una destrucción de 17.605 empleos directos en el sector y 31.000 trabajadores en ERTE. Salado calificó los daños de

«astronómicos». Una ruina para la provincia cuyas consecuencias son difíciles de dimensionar, en un escenario tan cambiante como el que propone la pandemia. Málaga depende del turismo como

Alemania de la industria del automóvil o Noruega del petróleo. Eso explica también la preocupación que se intuyó en los rostros de los protagonistas, que ninguna mascarilla pudo tapar. La

falta de certezas tampoco ayuda. El 2021, en el mejor de los casos, será un año de transición. No es que Málaga haya perdido atractivo. Es la naturaleza de la crisis, lo invisible de la

amenaza, que por momentos parece incompatible con el hecho de viajar. Eso se traduce en que el problema sea global y la provincia haya acusado una caída generalizada en todos sus mercados

emisores. El Reino Unido, Alemania y Francia constituyen los tres principales. En 2020, se han perdido 2,2 millones de viajeros del Reino Unido, 562.296 de turistas alemanes (-75,6%) y

407.376 viajeros procedentes de Francia (-71,2). El turismo nacional también cayó en un 60%. Hubo más datos negativos que responden al valor dinamizador que ejerce el turismo sobre las

principales infraestructuras de transporte en la provincia. En avión aterrizaron 6,9 millones de turistas menos que en 2019. Las llegadas en AVE han bajado en un 61,1%. En los cruceros, el

descenso es de 89,3%. Y el naufragio del turismo ya se traslada al mercado laboral que Salado calificó como «irreal» por el efecto anestésico de los ERTE. Si la situación sanitaria en 2021

no permite una recuperación, así lo advirtió Salado, los ERTE acabarán en ERE. En el actual contexto emerge así la vacuna como una apuesta casi de todo o nada para la Costa del Sol. Salado

vinculó la recuperación a su éxito e instó al Gobierno a mejorar los controles de seguridad en los aeropuertos. La principal divisa para el 2021 será la del turismo seguro. Comenta Reporta

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