El cambio de pesetas por euros llega a su fin el 31 de diciembre: consejos para realizarlo con éxito | diario sur

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Rocío Mendoza Madrid Lunes, 16 de noviembre 2020, 00:34 Comenta Compartir Tengo un billete de 5.000 pesetas guardado como oro en paño en casa; fue la primera paga que me dio mi madre allá


por el 80 y ahora, pasadas las décadas, me parece una rareza. ¿Lo cambio por los 30 euros que vale o lo guardo por si el paso del tiempo lo convierte en una joya de coleccionismo? Hecha la


consulta a un numismático profesional, ha sido tajante: «Tendrían que pasar muchos siglos y ser destruida gran parte de la moneda que se acuñó entonces para que valga mucho más». Así que el


sentimental es el único valor que tiene el ansiado billete de mi adolescencia. Esta anécdota puede repetirse en no pocas casas españolas si se tienen en cuenta dos circunstancias: que aún


existen billetes de la antigua moneda patria por valor de 134.000 millones de pesetas (809 millones de euros) y 131.000 millones de pesetas en monedas (789 millones de euros) sin canjear y


que está a punto de cumplirse el plazo límite para cambiarlas por euros: el 31 de diciembre. Han pasado 20 años desde que los españoles sustituimos la moneda patria por la europea, un tiempo


que parece muy razonable para no andar con prisas a última hora y haber realizado el cambio de unas por otras. Pero, en contra de lo que pueda parecer, quedan todavía muchas pesetas en


propiedad de particulares que las conservan por motivos de toda índole. Los cálculos realizados por el Banco de España, con datos correspondientes al mes de septiembre, apuntan a que, entre


papel y metal de curso legal anterior al año 2000, quedan aproximadamente 265.000 millones de pesetas sin cambiar; o lo que es lo mismo si traducimos a euros, monedas y billetes por valor de


unos 1.600 millones de euros. ¿CAMBIO O CONSERVACIÓN? ¿Qué se puede hacer con ellas? Cambiarlas en el banco o meterlas en un cajón, claro está. Pero quienes opten por conservarlas confiando


en que adquieran un alto valor en el mercado del coleccionismo con el paso del tiempo, que templen sus ansias porque no es tan fácil. Habría que atender a una serie de factores muy


concretos que rigen el peculiar mundo de la numismática para que valga la pena guardar un billete o una moneda, más allá del valor histórico o sentimental que pueda representar para su


dueño. Quienes opten por la vía práctica y prefieran los euros contantes y sonantes, es importante saber que solo se cambian en el Banco de España (tiene 15 sucursales repartidas por el


país) y con cita previa. Esto último es algo que ha impuesto la actual pandemia de Covid-19. Para los olvidadizos, cada euro vale 166,386 pesetas y no se tendrán en consideración aspectos


como la antigüedad o el estado de los billetes y monedas de peseta. Sobre esto, desde el Banco de España realizan precisiones. «Como norma general, se cambiarán todos los billetes


posteriores al año 1939. Los emitidos entre 1936 y 1939 también pueden ser objeto de cambio tras ser analizados por los expertos» de la citada entidad. Con semejante antigüedad, es fácil


preguntarse si también valen los cochambrosos, recompuestos con celo, que la abuela sacó un día inesperado de su carterilla. Pues sí, advierten, «solo se denegará el cambio de aquellos


billetes que presenten una superficie igual o inferior al 50% del billete». De manera que con poco más de la mitad 'vivo', pasa el corte en caja. Las normas con los billetes que


pueden ser canjeados cambian cuando hablamos de monedas. En primer lugar, las que se lleven deben ser reconocidas como válidas por las máquinas automáticas destinadas a tal fin del Banco de


España. «Se reembolsarán las monedas auténticas, incluidas las deterioradas, que sean reconocidas y se podrá denegar el cambio de las que hayan sufrido alguna alteración derivada de un


proceso industrial o mecánico», advierten desde la entidad. NO TODO ES CANJEABLE Pero no todos los tipos son canjeables por euros: solo lo son las que estaban en circulación a partir del 1


de enero del año 2002. «También se cambiarán las monedas de 2.000 pesetas que estaban en circulación a partir de la misma fecha, así como las monedas de colección, conmemorativas y


especiales», explican. En este último aspecto es donde entra un servicio que no presta el Banco de España: la valoración numismática. Para los legos en la materia, es fácil pensar que cuando


pase el tiempo ese billete que guardábamos con amor valdrá mucho. Pero Jesús Vico Belmonte, presidente de la Asociación Española de Numismática Profesional (AENP), ya advierte de que «las


monedas y billetes de Juan Carlos I, es decir, todas aquellas que se pusieron en circulación a partir de 1976 y que son las que tiene la mayoría de la gente, no valen nada». ¿Ni aunque pase


mucho tiempo? «Tendrían que pasar siglos y que se fuesen destruyendo y desapareciendo para que encontrásemos alguna con mucho valor. No merece la pena. Se pueden guardar como recuerdo, eso


sí. Porque son parte de nuestra historia», zanja el numismático profesional. Para que una pieza de nuestra historia reciente tenga valor han debido, en primer lugar, acuñarse pocas o tener


unas circunstancias especiales. Por ejemplo, «existen algunas monedas muy concretas que tienen algún valor porque son pruebas y nunca llegaron a estar en circulación en la época de Franco»,


explica Vico. Pero no abundan. La ley de la oferta y la demanda rige también este peculiar mercado de la numismática. Existe una de 100 pesetas del año 69 que puede valer de 100 a 150 euros


porque se acuñaron muy pocas entonces. «Las del 70, a pesar de ser las mismas y con solo un año de diferencia, no valen porque se circularon muchísimas», aclara Vico. «También hay algún duro


de 1869 que puede valer 40 euros...», añade. De cualquier modo, ante la duda lo importante es no dejarse llevar por los cantos de sirena de los foros de aficionados y acudir a cualquier


establecimiento de numismática profesional donde tasarán su 'tesoro' con garantías. CURIOSIDADES DEL COLECCIONISMO NUMISMÁTICO * CONSERVACIÓN Y ESTADO DE LOS BILLETES El


coleccionista de billetes es más exquisito a la hora de valorar un ejemplar y prima su estado: que no tenga taras, dobleces, manchas... En realidad, la conservación, junto con la rareza, son


las dos variables fundamentales que determinan el valor de la moneda. En cada momento, y en función de las modas, prima un factor u otro, pero son complementarios. En el momento actual se


premia más la conservación. En el caso de las monedas da igual el metal del que estén hechas porque valen más que la cantidad de oro y plata que tengan. * LAS MÁS CARAS DEL MOMENTO La moneda


antigua más cara que se ha adquirido hasta el momento ha sido un áureo de la época del emperador romano Bruto vendido por tres millones de libras. Le siguen 50 excelentes de los Reyes


Católicos vendidos por la Hispanic Society of America por 2,5 millones de euros a un coleccionista extranjero. En el otro extremo, existe un tipo de coleccionismo para todos los bolsillos.


No hace falta aspirar a tener oro del siglo XVI español a 1.000 euros la pieza; hay monedas desde los 10 euros para empezar a aficionarse. * EL VALOR DE LAS SERIES CORTAS Con las monedas de


la historia reciente de un país, como las de curso legal en la época de Franco o de Juan Carlos I, hay que tener en cuenta que sean piezas que gocen de cierta rareza. Solo tienen un valor


más elevado aquellas que pertenecen a series muy cortas, por ejemplo de 100 ejemplares, o pruebas que no han llegado a ser puestas en circulación. En el caso de los billetes, valen más en el


mercado numismático aquellas colecciones compuestas por ejemplares con numeración correlativa. * LA LEY DE LA OFERTA Y LA DEMANDA A más monedas o billetes puestos en circulación de un tipo


u otro, más difícil es que la demanda supere a la oferta y se revalorice. Por ello, esta circunstancia sí puede darse cuando se trata de 'tiradas' especiales o conmemorativas.


Recientemente, los expertos en este mundillo lo han visto con una serie dedicada a la Legión, con motivo de su centenario, acuñada en plata este año por la Real Fábrica de Moneda y Timbre


que se agotó tan rápido que se ha revalorizado casi de forma automática porque existe una gran demanda. GUÍA PARA EL CAMBIO * Plazo. El 31 de diciembre de 2020 finaliza el plazo para cambiar


billetes y monedas de pesetas en las 15 sucursales que tiene el Banco de España. Para realizar la operación hay que pedir cita previa. Toda la información en la web de la entidad: bde.es *


Cuántas quedan. Los cálculos del Banco de España apuntan a que actualmente hay pesetas sin retornar, repartidas en billetes y monedas casi al cincuenta por ciento, por valor de 1.600


millones de euros (da.os de septiembre de 2020). * 1039. Se admiten para el cambio todos los billetes posteriores a este año. Los emitidos entre 1936 y 1939 serán objeto de análisis por


parte de los expertos del Banco de España. Pero esta entidad advierte de que no ofrece servicio de numismática, es decir, que no puede valorar lo que un ejemplar puede valer en el mercado


del coleccionismo. * Monedas empaquetas. Si se tienen grandes volúmenes de monedas de peseta hay que llevarlas empaquetadas al cambio. El número de piezas por bolsa o caja varía en función


de la moneda. 1.000 piezas para las de 500, 200 y 100; 2.000 para las de 50 y 25 pesetas; 4.000 para los duros y 10.000 si son de 1 peseta. * Canjeables. Las monedas de peseteas que son


canjeables en el Banco de España son aquellas que estaban en circulación a partir del 1 de enero de 2002. De la misma fecha, las de 2.000 pesetas, así como todas aquellas de ediciones


especiales y conmemorativas. Comenta Reporta un error