El turismo y la inmigración introducen enfermedades ligadas a la pobreza

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El turismo y la emigración han hecho emerger enfermedades "solapadas" por la pobreza en países en vías de desarrollo, por lo que se detectan en zonas de Occidente casos de malaria,


parásitos intestinales, miasis o del mal de Chagas, afirma Basilio Valladares, director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias. Basilio


Valladares señala, en una entrevista que "hoy en día las enfermedades tropicales viajan en avión" -de hecho se han dado casos de malaria en aeropuertos- además, añade que hay


patologías que en 24 horas "pasan del Asia más profunda a Washington", algo que preocupa a las autoridades sanitarias enormemente. El mal Chagas es una patología endémica de


América Latina ocasionada por un parásito que causa inflamación de tejidos, desde el corazón al esófago. Valladares precisa que han aparecido casos en Europa y Estados Unidos, una dolencia


que habitualmente se localiza desde el sur estadounidense hasta Argentina y que se transmite por un chinche de madres a hijos o por el trasplante de órganos. Ello ha hecho que se adopten


medidas para constatar que en los bancos de sangre o entre los donantes de órganos no haya afectados por este mal, detalla Valladares, quien además relata que también en Canarias aparecen


"de forma constante" personas que han contraído en sus viajes la malaria o la miasis -una parasitación de tejidos y órganos por larvas de mosca-. Asimismo se dan casos de picaduras


de insectos o arañas y trastornos de la piel o intestinales, y todo ello ocasiona un gasto "añadido" importante al sistema sanitario, puntualiza el director del Instituto


Universitario, que forma parte de la red de investigación de enfermedades tropicales que coordina el Instituto de Salud Carlos III. Además, las diferencias sociales entre el norte y el sur


han provocado un desplazamiento "masivo", un movimiento migratorio "espectacular" desde las zonas deprimidas a las desarrolladas, a las que ahora llegan con rapidez


enfermedades antes desconocidas en ellas. Ello ha contribuido a que industrias farmacéuticas y empresarios como Bill Gates estén empezando a financiar la investigación de estas enfermedades,


hasta hace poco "totalmente marginadas", precisa el director del Instituto Universitario. Precisamente los responsables de esta institución científica entienden que es necesario


aportar soluciones sanitarias a estos países no en forma "de dar aspirinas, sino de enseñarles a fabricarlas". Por ello Valladares impulsó la creación de la Asociación para la


Investigación en Enfermedades Tropicales y Emergentes Ligadas a la Pobreza, una entidad sin ánimo de lucro de la que forman parte un colectivo de farmacéuticos y mentes "preclaras"


como Andrés Miranda, Saturio Fuentes y Wolfredo Wildpret, catedrático emérito de la Universidad de La Laguna. La asociación quiere integrar a más voluntarios y profesionales para que


ejerzan como "mecenas" en proyectos de desarrollo en África, Sudamérica y Canarias. "En ningún momento se va a mandar leche, pan, huevos o medicamentos, sino que se imparte la


docencia, la formación. No se trata de enviar diez ampollas de antibióticos o diagnosticar enfermedades, sino de dar el conocimiento para que ellos mismos diagnostiquen y ofrezcan la


terapia correspondiente", detalla Valladares. El primer proyecto consistió en crear un laboratorio de Parasitología en Angola y le valió a la Asociación el Premio Cofares 2009, que


otorga la fundación homónima y que depende del primer grupo de distribución farmacéutica de España. También en África desarrolla la Asociación un proyecto de mejora del agua en Guinea


Bissau, donde el agua contaminada causa enfermedades como el cólera y el tifus. Para ello colaboran con la organización no gubernamental Casa de África y se instalan paneles solares que


generan la electricidad necesaria para que funcionen las bombas que extraen el agua de pozos, el único método viable para que el líquido no se contamine y sea potable.