Sugestivos retazos

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Tres nuevas compañías completaron la segunda y última tanda de representaciones del ciclo _El teatro que viene_, dando muestras de creatividad en paralelo al cada vez más enconado


desencuentro entre Escenarios de Sevilla y el Ayuntamiento. Ante los drásticos recortes, por ahora _The show must go on_; y así fue, con mayor afluencia de público y un nivel más desigual en


el que virtudes y defectos se diferenciaban con mayor nitidez. Desequilibrio que cualquiera esperaría encontrar en una muestra de teatro incipiente si no fuera por la extraña madurez de la


primera semana. La segunda se abrió con los granadinos Pirómano Teatro, que con su _Extraordinaria Oscuridad _plantearon el espectáculo más radical de la muestra. A partir de _Los ciegos _de


Maeterlinck y con un concepto de lo teatral como creación colectiva que depara un trance físico y mental, a ellos les debemos algunos de los momentos escenográficos más atrevidos y


sugerentes del ciclo, pues lograron sacarle un notable rédito expresivo a las pequeñas dimensiones de la platea y la escena de la Imperdible a partir de un regreso al poder de la luz y la


oscuridad como fuerzas primigenias de la representación. Lo original, no obstante, quedó casi reducido a lo visual, rítmico y sensorial, pues el contenido y la vocación autista y


reconcentrada si algo excitó fue la memoria afectiva de los espectadores más talludos: Maeterlinck, Handke, Tarkovsky (y con él, Erland Josephson y Tonino Guerra, recientes desaparecidos a


los que se citaba a través del famoso discurso pre-inmolación de Domenico al final de _Nostalgia_)... un auténtico regreso en busca del tiempo perdido a la vieja Imperdible que quizás le


diga bastante poco al público del siglo XXI. En contraste con estos parámetros, Producciones Equivocadas (Madrid y Sevilla) apostó en _Adas _por la comedia sin prejuicios. Colección de


_sketches _deudores del humor _stand-up_, la obra, autoconsciente y autocrítica, fue una inmejorable carta de presentación para sus cuatro actrices, May Guzmán, Judith Esteban, Camino Miñana


y, sobre todo, Elisa Espinosa, aquí un inefable cruce entre Gracita Morales y Marujita Díaz que se metió al público en el bolsillo con su rotundo gracejo. Este polifacético cuarteto de


chicas hace de todo en una obra fragmentaria que si de algo peca es de querer atar demasiado en corto al público, al reclamar sin descanso su interacción y su rendición mediante ráfagas


dramáticas prescindibles. Quedó constancia del buen material actoral y de sus prometedoras posibilidades en formatos más exigentes. Finalmente, la compañía malagueña Bajotierra cerró el


ciclo y el círculo de esta semana regresando a postulados más transgresores en _Seres Queridos_, una tragicómica elegía teatral en la que tres actrices ponen en escena un exorcismo privado


que se transforma en una reconfortante toma de postura frente a la fragilidad de la vida. Se trató de otra obra con hallazgos escenográficos pregnantes, como la utilización de esas máscaras


de pájaros que parecen remitir al legado surrealista (la línea que va de Ernst al Franju de _Judex_), o los que se desprenden de los movimientos de unas actrices entre la danza, el teatro y


la _performance_, pero que cae no pocas veces en una opacidad muy poco atractiva. Aquí, también, los actores se lo pasaron muchísimo mejor que los espectadores.