Asumió con duras críticas a la justicia y formuló un llamado a la unidad

feature-image

Play all audios:

Loading...

En su primer discurso como Presidente, después de jurar con Cristina Kirchner y recibir la banda y el bastón de manos de Mauricio Macri, Alberto Fernández propuso ante la Asamblea


Legislativa un “CONTRATO DE CIUDADANÍA FRATERNO Y SOLIDARIO”, anunció la creación de un Consejo Económico y Social para el Desarrollo, la INTERVENCIÓN DE LA AGENCIA FEDERAL DE INTELIGENCIA y


el envío al Congreso de un “CONJUNTO DE LEYES” para reformar el sistema de Justicia. “Vengo a convocar a la unidad de toda la Argentina en pos de la construcción de un nuevo contrato de


ciudadanía social. Tenemos que SUPERAR EL MURO DEL ODIO, DEL HAMBRE Y DEL DESPILFARRO de nuestras energías productivas”, arrancó Alberto F. su discurso de una hora, leído en su mayor parte.


En el primer tramo se refirió a la puesta en marcha del Plan Integral contra el Hambre: “Más de 15 millones de personas sufren de inseguridad alimentaria. Uno de cada dos niños y niñas es


pobre en nuestro país. Comenzaremos la acción que PONGA FIN A ESTE PRESENTE PENOSO”. En ese momento mechó una de sus alusiones a la herencia macrista y adelantó la implementación de un


“SISTEMA MASIVO DE CRÉDITOS A TASAS BAJAS” para mitigar el endeudamiento de las familias y los jubilados, y becas para “garantizar” el derecho al primer empleo. Sin abundar en anuncios


concretos, lo más novedoso y celebrado en el recinto y las gradas llegaría después. “Hemos visto el deterioro judicial en los últimos años, hemos visto PERSECUCIONES INDEBIDAS Y DETENCIONES


ARBITRARIAS inducidas por los gobernantes y silenciadas por cierta complacencia mediática”, aseguró el Presidente, y adelantó que en los próximos días enviará al Congreso proyectos para


“CONSAGRAR UNA INTEGRAL REFORMA” de la Justicia: “Vengo a manifestar un contundente ‘Nunca más’ a una Justicia contaminada por servicios de inteligencia, por operadores judiciales, por


procedimientos oscuros y por linchamientos mediáticos”. Enseguida encadenó con la intervención de la AFI, la derogación del decreto 656 de 2016 y la REASIGNACIÓN DE LOS FONDOS RESERVADOS a


financiar el Plan contra el Hambre. La mayoría de los presentes se paró para aplaudir. El Presidente recién asumido a su vez adelantó la conformación de un Consejo Económico y Social para el


Desarrollo, con “integración plural” y una duración que exceda los períodos presidenciales, propuso “ACUERDOS BÁSICOS DE SOLIDARIDAD EN LA EMERGENCIA”, un plan de “reactivación” de la obra


pública y otro de regularización y construcción de viviendas. También anunció la declaración de la Emergencia Sanitaria, una reforma de la política de la Seguridad, la reorientación de la


publicidad oficial a políticas educativas y como objetivo la reducción de las desigualdades de género. En política exterior fijó como prioridad “una América Latina unidad para INSERTARNOS


CON ÉXITO Y DIGNIDAD” en el mundo y anunció la creación de un Consejo para avanzar en el reclamo por la soberanía de las Islas Malvinas. En términos económicos advirtió que “VA A LLEVAR


ALGÚN TIEMPO lograr aquello que todos queremos” y dedicó algunos momentos a la herencia: apuntó a la inflación, la tasa de desocupación, las subas del dólar, la caída del PBI y la producción


industrial, el aumento de la pobreza, la indigencia y la deuda pública. “La economía y el tejido social están EN ESTADO DE EXTREMA FRAGILIDAD, como producto de esta aventura que propició la


fuga de capitales, destruyó la industria y abrumó a las familias”, sostuvo. Sobre el final pidió un “MAYOR APORTE SOLIDARIO” a los argentinos en una situación “más placentera”: “No existe


pedirle más esfuerzo a quienes tienen hambre o no llegan a fin de mes”. En su discurso en el Congreso también confirmó que no impulsará el tratamiento del proyecto de Presupuesto enviado por


Macri, que lo hará después de la renegociación de la deuda e insistió en que el gobierno saliente dejó al país “en virtual default”: “No hay pago de deuda que se pueda sostener si el país


no crece. PARA PODER PAGAR, HAY QUE CRECER PRIMERO”. La Asamblea Legislativa arrancó presidida por Gabriela Michetti y los presentes entonaron el Himno Nacional: los miembros de la Corte


Suprema, el flamante Gabinete, gobernadores –incluidos los a partir de hoy opositores-, intendentes, legisladores, sindicalistas, empresarios, integrantes de Madres de Plaza de Mayo como


Hebe de Bonafini y Taty Almeida, y pegados al estrado los ex presidentes Carlos Menem y Eduardo Duhalde. Entre los mandatarios de la región asistieron el uruguayo Tabaré Vázquez (también su


sucesor, Luis Lacalle Pou), el paraguayo Mario Abdo Benítez, el cubano Miguel Díaz Canel, el vicepresidente brasileño Hamilton Mourao, otras delegaciones y los ex jefes de Estado Fernando


Lugo, Rafael Correa y José Mujica. “Alberto presidente…”, arrancó el cantito cuando Michetti nombró a la fórmula electa, antes del cuarto intermedio. Afuera en la Plaza se iban juntando


miles de personas. El cuarto peronista electo mandatario desde la recuperación de la democracia llegó al Congreso con su mujer y en el recinto ya estaba su hijo, Estanislao. Cuando Macri


apareció por el recinto Cristina no ocultó un GESTO DE DESAGRADO y Alberto F. lo abrazó. La mayoría de los presentes retomó la marcha peronista que había sonado unos segundos antes. El


mandatario saliente esperó unos segundos en silencio, entregó la banda y el bastón, y se fue sin saludar a la ex presidenta. En su discurso el flamante jefe de Estado citó a Néstor Kirchner,


Juan Perón, Raúl Alfonsín, Arturo Frondizi, Juan Bautista Alberdi, Domingo Sarmiento, al Papa Francisco y al final agradeció a Cristina. También recordó, emocionado, a su padres y a Esteban


Righi.