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Con los pantanos llenos al 95% (más de 610 hectómetros de agua embalsada), la vida se ve de otra manera. Pero hubo un tiempo, no tan lejano, en que SEVILLA NO TENÍA NI PANTANOS QUE LLENAR. Y
la traída de agua a la ciudad ... se convirtió en una obsesión que sólo empezó a resolverse en mayo de 1950, hace ahora 75 años. Los CAÑOS DE CARMONA y el fiasco del «AGUA DE LOS INGLESES»
captada en Mairena se habían mostrado insuficientes, así como los CAUDALES DEL GUADALQUIVIR BOMBEADOS EN LA ALGABA cuyo filtraje se revelaba problemático. Esa agua dura fue la que se bebía
durante la Exposición del 29. Tras la Guerra, el Ayuntamiento inició en 1942 la construcción del PANTANO DE LA MINILLA para almacenar hasta 20 hectómetros cúbicos (30 veces menos que el agua
embalsada a día de hoy) pero el esfuerzo (56 millones de pesetas) drenó los caudales públicos de un Ayuntamiento al filo de la bancarrota. El ministro de Hacienda, el sevillano JOAQUÍN
BENJUMEA BURÍN, había prometido socorro en 1948. En enero de 1950, el municipio recepcionó la obra pero estaba seco para proseguir con el recrecido de la presa. La crónica periodística no
ocultaba la cruda realidad: «El auxilio que se otorga a Sevilla, que, sumado al consideraba esfuerzo que el Ayuntamiento viene realizando desde hace varios años, podrá solucionar
definitivamente el agobiante problema de la traída de aguas a la ciudad, considerado de siempre el más importante y trascendental». Como se estilaba entonces, la situación se desbloqueó con
la VISITA DEL MINISTRO DE OBRAS PÚBLICAS, José Fernández Ladrera, quien acudió a Sevilla el 6 de mayo de 1950. El Gobierno concedía a la ciudad la propiedad de los caudales del río Rivera de
Huelva y el aprovechamiento además de aportar a fondo perdido la mitad de los cien millones de pesetas en que se calculaban los trabajos. El Ayuntamiento ponía un 25% de sus fondos y otro
25% contra un préstamo del Banco de Crédito Local. La Confederación Hidrográfica se hacía cargo de los trabajos. Caudales drenados El Ayuntamiento inició en 1942 la construcción del embalse
de la Minilla pero fue incapaz en 1950 de seguir los trabajos El Ayuntamiento había previsto en 1950 garantizar el ABASTECIMIENTO DE HASTA 600.000 HABITANTES con un consumo per capita de 250
litros por día. Tres cuartos de siglo después, Emasesa abastece a casi 1,4 millones de personas con el objetivo de 90 litros por habitante y día. En el mismo periódico que daba cuenta de la
visita del ministro para resolver la escasez de agua de boca, un AVISO DE SEVILLANA DE ELECTRICIDAD ANUNCIABA RESTRICCIONES EN EL SUMINISTRO ELÉCTRICO «terminado el periodo en que podían
esperarse lluvias». Para las industrias de Sevilla capital, la corriente alterna se limitaba a ocho horas semanales a razón de cuatro horas en dos días. No había sanción económica para los
infractores: se les cortaba la corriente sin más. Tiempo de penurias, pero también de soluciones de futuro que hoy disfrutamos.